Cómo un proyecto de captación de lluvias le dio agua potable a una pequeña escuela rural en el sur
El agua es nuestra fuente de vida y el pilar para construir nuestras sociedades, sin embargo, hoy está bajo amenaza. El cambio climático está afectando su disponibilidad en cada rincón del planeta y con ello también la relación del ser humano con este recurso. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “el cambio climático está acelerando tanto la escasez de agua como los peligros relacionados con este recurso (como inundaciones y sequías), ya que el aumento de las temperaturas altera los patrones de precipitación y todo el ciclo del agua”, perjudicando a cerca de dos mil millones de personas que carecen de un acceso seguro al agua potable.
Este escenario da cuenta que la escasez de agua impacta significativamente la vida de las personas, incluida la educación. En Chile, casi la mitad de la población rural carece de acceso formal al agua, según el estudio “Educar sin agua: una realidad invisible” de 2021, realizado por Fundación Amulén.
Este informe revela que el 47,2% de la población rural depende de fuentes informales como pozos, ríos o camiones aljibe, y que 1.350 escuelas rurales (40,4%) enfrentan carencia de agua potable, afectando a más de 27.100 estudiantes. Así, los colegios no solo deben enfocarse en educar, sino también en garantizar condiciones básicas para el desarrollo de la comunidad escolar.
Para abordar el desafío del acceso al agua, la Fundación Amulén lanzó el programa “Agua para Aprender”, que busca ofrecer soluciones sostenibles de agua potable a escuelas rurales en diversas regiones de Chile, enfocándose actualmente en Los Lagos, La Araucanía, Valparaíso y Los Ríos, donde hay bajos niveles de acceso al agua potable y altos índices de pobreza. A finales de 2023, se implementó un sistema de captación y potabilización de aguas lluvias en la escuela rural Paraguay, en Frutillar, que ha tenido un impacto significativo en la vida cotidiana de más de 90 personas y sus familias.
La realidad de Los Lagos y escuela Paraguay
Según el estudio mencionado, el 62,3% de las escuelas rurales en Los Lagos dependen de fuentes informales, como pozos, norias y camiones aljibe para acceder al agua potable, lo que incrementa los riesgos para la salud y la continuidad educativa. Además, el 31,6% de las escuelas reporta problemas de olor, color o sabor del agua, y el 53,6% enfrenta interrupciones en el suministro, lo que impacta negativamente en la calidad de vida y el aprendizaje de los estudiantes.
En este contexto, la escuela rural Paraguay, ubicada en la comuna de Frutillar, en el sur de Chile, y con una matrícula de 73 estudiantes y 11 profesores y funcionarios, representa un microcosmos de estos desafíos. La comunidad se enfrentaba regularmente a un suministro de agua problemático, con interrupciones frecuentes que obligaban a suspender las clases entre uno a cinco días al año. El suministro de agua no era para la matrícula de la escuela.
Inicialmente, el establecimiento comenzó a utilizar un pozo como fuente de agua potable, cuya calidad era deficiente y con ello existía preocupación por la salud de los estudiantes. A partir del 2018, el Sistema Educación Pública de Llanquihue (SLEPLL) comienza a abastecer al recinto con agua a través de camiones aljibe, con 3 mil litros, dos veces a la semana. Si bien en un comienzo era una buena alternativa, la creciente matrícula escolar hizo que la cantidad fuese insuficiente, provocando limitaciones en las actividades diarias, racionamiento, cortes de suministro y suspensión de clases.
“Teníamos periodos en los cuales pedíamos acortar la jornada. No podíamos tener la jornada escolar completa. Terminábamos a las dos de la tarde, una y media, porque ya no había más agua. Tuvimos un periodo en el cual tuvimos que suspender un día o dos días a veces, porque la licitación para los nuevos camiones de agua se tenía que generar y a veces se acababan los recursos y había que esperar un poco. Hubo muchas situaciones bien complejas que la comunidad igual supo sortear y entendernos, porque no teníamos otra alternativa tampoco. Era lo que teníamos para funcionar”, explica el director y profesor de la escuela rural Paraguay, Miguel Álvarez.
Al respecto, la jefa de Proyectos de Fundación Amulén, María José Marín, complementa: “Si bien la calidad de agua de los camiones aljibes es excelente, no les alcanzaba. Entonces tenían que empezar a racionar, tenían varios cortes al año, cerca de cinco cortes, lo que eso es bastante y solamente por el agua, porque no tenían suficiente. Los cortes no solamente afectan a los niños en temas de educación, sino que afecta a toda la familia. Un corte implica poca educación, poca alimentación, y que los papás tienen que ir a buscarlos, dejar de ir a trabajar, donde a veces los trabajos no son flexibles. Es todo un tema de logística y de cadena súper duro”.
Con el fin de abordar estos desafíos, el programa “Agua para Aprender”, en colaboración con el SLEPLL, propuso implementar una solución de captación y potabilización de aguas lluvias en la escuela Paraguay. Según datos obtenidos de la Dirección General de Aguas, la comuna de Frutillar posee una precipitación mensual promedio de 115 mm, lo que permite incorporar esta tecnología para complementar la fuente principal (camiones aljibes), combatir la carencia de agua y garantizar un suministro continuo y de calidad.
Proyecto aguas servidas
El Proyecto de Aguas Lluvias ha proporcionado un abastecimiento complementario al sistema de agua existente. Su funcionamiento ha sido tan exitoso que durante este 2024 se ha utilizado como sistema principal, ya que el camión aljibe solo ha entregado el agua en dos oportunidades, mientras que antes tenía que ir dos veces a la semana.
Esta innovadora solución utiliza tecnología de recolección de aguas lluvias, que incluye procesos de captación, tratamiento y potabilización. El agua de lluvia, que se considera una fuente limpia y gratuita, se recolecta a través de los techos del establecimiento. De esta manera, la captación comienza con un cuidadoso proceso que incluye la instalación de canaletas en los tejados, que deben estar en buenas condiciones para evitar contaminantes.
Luego, el agua recolectada pasa a través de un separador de primeras lluvias, que retiene los sedimentos y otros desechos que pueden acumularse durante las primeras precipitaciones. Posteriormente, el agua se almacena en un estanque, donde es tratada a través de un sistema de filtración que incluye filtros mecánicos, carbón activado y luz ultravioleta. Por último, se realiza un proceso de cloración para garantizar la calidad potable del agua, cumpliendo con la normativa sanitaria.
La implementación del proyecto fue un esfuerzo conjunto y colaborativo entre la escuela, SLEPLL, la Fundación Amulén y la empresa Aguas Coihuin, especializada en llevar a cabo la instalación. Gracias a este trabajo colaborativo, el proyecto se ejecutó de manera eficiente y durante el 2023, la escuela comenzó a utilizar el agua recolectada, a pesar de no contar aún con la resolución sanitaria en ese tiempo, la que se oficializó en marzo de 2024, demostrando la viabilidad del sistema y su capacidad para satisfacer las necesidades hídricas del establecimiento.
El impacto del proyecto en la comunidad ha sido notable. El director de la escuela señala que antes el camión aljibe proporcionaba 6.000 litros a la semana y ahora, gracias al sistema de captación, la escuela tiene una capacidad de almacenamiento de 16.000 litros, con dos estanques de 4.500 litros y dos de 3.500 litros, además de un estanque adicional de 4.500 litros que no se usa regularmente. En épocas de lluvia en Frutillar, se recolectan alrededor de 8.000 litros de agua potable cada semana, y durante los meses de mayo a julio, el sistema almacenó entre 12.000 y 14.000 litros, cubriendo así la demanda de agua potable de más de 90 personas en la comunidad escolar.
“Este año fue particularmente seco, pero aún así, el semestre pasado pedimos solo dos veces el camión, considerando que antes lo pedíamos una vez a la semana. Entonces estamos hablando que ha sido un éxito rotundo (…) De hecho, nosotros estamos ocupando el 40% de los techos, si nosotros ocupáramos el 100% de los techos de la escuela, tendríamos agua hasta para vender, tendríamos que tener una planta para embotellar agua”, añade Álvarez.
Según los testimonios, esta iniciativa ha transformado la vida diaria en la escuela. “Para mí ha sido de las mejores decisiones y proyectos que se han implementado en el establecimiento, ya que beneficia directamente a los niños, que hoy tienen la autorización de tomar agua directamente desde las llaves. Además de cosas tan básicas como el lavado de alimentos, el lavado de cara, el lavado de dientes que son actividades que se promueven en el colegio (…) Cuando llegué al establecimiento, le pedí a los niños que llevaran en una botella su agua a la clase de educación física, para así evitar perder tiempo de la clase. Hoy en día, los niños van rápidamente al baño, toman su agüita y vuelven rápidamente, así las clases se realizan de forma más natural, sin tanta interrupción”, cuenta Víctor Pérez, profesor de Educación Física y encargado de Convivencia Escolar del establecimiento.
Sostenibilidad y desafíos
La replicabilidad de este tipo de sistemas se ve como una alternativa viable para otras localidades rurales afectadas por la falta de agua potable, al integrar tecnologías de bajo costo con enfoque comunitario. Así lo señala Christian Smith, director de proyectos de Aguas Coihuin: “La captación de aguas lluvias es una solución real que ha estado en desarrollo durante años. Este sistema, que complementa otras fuentes como el camión aljibe, está enfocado para comunidades y el sector rural, donde hay más falta de agua. En la ciudad, el agua puede estar contaminada y no siempre se puede tomar. Ahora queremos asegurar la continuidad del suministro, mediante el almacenamiento adecuado del agua para que podamos tener acceso a ella incluso en verano”.
El proyecto, con un costo aproximado de 10 millones de pesos chilenos, demostró su sostenibilidad en la comunidad gracias a un clima favorable y la colaboración interinstitucional. Esto ha permitido redirigir recursos que antes se usaban para el camión aljibe – 800 mil pesos- hacia el transporte de más estudiantes, aumentando su impacto. Sin embargo, enfrenta desafíos como la disponibilidad de fondos y la emergencia climática, que podrían limitar su replicabilidad en otras comunas con condiciones menos favorables.
“Lo que estamos viendo es un fenómeno de escasez hídrica. Esto involucra que el tipo de disposición de los caudales y la afectación que hemos hecho a las cuencas hidrográficas está privilegiando que tengamos estas presiones específicas en espacios tan raros como en el sur de Chile, donde no deberíamos tener este tipo de crisis, se están dando (…) La explotación forestal causa una gran presión sobre el suelo, lo que termina deteriorando la capa vegetal, que es súper importante para proteger el suelo y conservar agua”, explica Víctor Salinas, académico del Instituto de Geografía de la Pontificia Universitaria Católica del Valparaíso e investigador de Centro de Acción Climática PUCV.
Además, añade que la falta de programas de educación y capacitación limita la efectividad de los sistemas de captación. Sin una intervención adecuada y un enfoque integral que aborde estos desafíos, la replicación de proyectos de captación de aguas lluvias en otras áreas podría verse comprometida, dejando a muchas comunidades en una situación de vulnerabilidad hídrica.
La captación de aguas lluvias es una solución eficaz para la escasez de agua potable en comunidades rurales de Chile, como evidencia el Proyecto de Aguas Lluvias en la escuela rural Paraguay. No obstante, para asegurar su sostenibilidad y replicabilidad, es crucial enfrentar desafíos como la calidad del agua, la infraestructura y la educación comunitaria, fomentando un compromiso colaborativo entre los actores locales, la sociedad civil y autoridades. Esto permitirá garantizar el acceso al agua como recurso vital, mejorar la calidad de vida y fortalecer la resiliencia de estas comunidades frente al cambio climático.
"Esta es una nota original de Climate Tracker, publicada en alianza con El Desconcierto"