Andrea Balladares, secretaria general RN: "Los resultados demuestran una derrota del oficialismo y un triunfo de las oposiciones”
La secretaria general de Renovación Nacional (RN), Andrea Balladares, se muestra contenta. Y cómo no. Su partido obtuvo la mayor votación en gobernadores, alcaldes y de concejales. Por si no fuera poco, un militante de la tienda de la estrella tricolor, se hizo con la llamada “madre de todas las batallas”. Se trata de Mario Desbordes, quien venció a Irací Hassler (PC) en la contienda por el sillón alcaldicio de Santiago.
Y más allá de la dura derrota de Karla Rubilar en Puente Alto, el partido hace un balance más que positivo: “Las fuerzas opositoras sumamos más que el oficialismo y ese es un primer gran triunfo de la oposición”, dice Balladares en entrevista con El Desconcierto.
Eso sí, asegura que el desafío ahora de la coalición es no marearse con el resultado y seguir trabajando en pos de la gran meta que tiene Chile Vamos: hacerse con el gobierno en la próxima presidencial de 2025.
-¿Chile Vamos se siente ganador de esta elección?
Yo creo que evidentemente primero las fuerzas opositoras sumamos más que el oficialismo y ese es un primer gran triunfo de la oposición. Dentro de esa gran oposición, que somos muchos partidos, nosotros fuimos los que mejores resultados tuvimos y dentro de Chile Vamos, Renovación Nacional también destaca. Pero eso, si bien hoy día es una alegría, tiene que ver con un trabajo de pensar bien en las candidaturas, en hacer un diseño de coordinación y, obviamente, en la responsabilidad de cómo esos municipios ganados logran transformar la vida de sus habitantes.
-¿Qué tanto influyó la mala evaluación que tiene la ciudadanía del gobierno?
Creo que los gobiernos locales tienen un componente muy territorial, muy local. Cerca de 100 comunas son las que concentran la mayor cantidad de votación y hay otras 245 que son comunas pequeñas, donde probablemente conoces mucho más a tu autoridad, es una relación mucho más cercana, y los liderazgos locales probablemente no son tan permeables por lo que pasa en la contingencia. Pero sí creo que hay un fracaso generalizado del tipo de proyecto de la izquierda gobernante. En Santiago no pudieron cumplir con las expectativas, y hay varias comunas más que para ellos son emblemáticas y que terminan perdiendo, como capitales regionales como La Serena y Puerto Montt.
-El oficialismo ha dicho que lo ocurrido es un equilibrio de fuerzas, ¿comparte esa visión?
Creo que sí, efectivamente lo que Chile demostró en esta elección es que busca proyectos de sentido común y de moderación más que los extremos. Pero eso no quiere decir que sólo sea un equilibrio de fuerzas y no haya perdido el oficialismo. Las últimas elecciones han mostrado un péndulo hacia uno u otro extremo, esto no quiere decir que el péndulo se acabó, solo que se centró. Esta es la primera vez que entre todas las fuerzas opositoras tenemos más concejales que el oficialismo. Entonces, si bien no es para ser triunfalista, los datos demuestran que esto fue una derrota para el oficialismo y fue un triunfo de las oposiciones.
-El partido republicano no creció como se esperaba, ni mucho menos hubo un segundo tsunami republicano. ¿Es un alivio saber que la coalición sigue siendo la principal fuerza de derecha?
Yo no lo plantearía como un alivio. Pero es cierto que cuando uno participa en elecciones, lo que aspira es que su proyecto político sea el que más sentido le haga a la ciudadanía. Y en eso creo que es indudable que el proyecto de Chile fue el que hizo más sentido a la ciudadanía. En ese sentido, el llamado hoy a todas las oposiciones es a volver a hacer todos los esfuerzos para sentarnos, conversar y lograr las coordinaciones que necesitamos para el próximo año. Nosotros como Chile Vamos y Renovación Nacional en particular, no nos vamos a cansar de regar por esa unidad, a pesar que nos manden mensajes por la prensa. Y nuevamente, esa es nuestra disposición, cuantas veces sea necesario. Si fracasamos, fracasarán, pero vamos a estar siempre disponibles a conversar y a ponernos de acuerdo.
—Pero Republicanos ha sido insistente en diferenciarse de Chile Vamos. De hecho su forma de relacionarse con la derecha tradicional de cierta forma ha sido “pasivo-agresivo”, ¿cómo se puede manejar esa relación más bien tensa de cara a futuros desafíos
Con madurez y con humildad. Nosotros como Chile Vamos tenemos vocación de mayoría. Eso es parte del legado que nos dejó el presidente Piñera. Recuerdo en una de sus últimas entrevistas él decía que le encantaría ver una coordinación, una alianza, desde los Amarillos y Demócratas, hasta Republicanos. Nosotros vamos a seguir con ese llamado, vamos a seguir abriendo los espacios para esa conversación. Tenemos proyectos políticos distintos, Chile Vamos y Renovación Nacional son distintos a los republicanos, pero creo que hay puntos de mirada común de Chile que son demasiado esenciales.
-¿Qué incentivos sigue teniendo Chile Vamos para buscar acuerdos con Demócratas y Amarillos? Los resultados para ese sector fueron bastante negativos…
Es verdad que no lograron elegir alcaldes, pero sí en concejales logran una votación de cerca de un 4% entre ambos partidos, que es más o menos lo mismo que tiene la Democracia Cristiana. Por lo tanto, a mí me parece que el centro se está construyendo, que es un proyecto interesante de mirar, y con quienes nos gustaría seguir trabajando en el futuro para coordinarnos.
-Uno de los triunfos del sector fue lograr que Francisco Orrego pasara a segunda vuelta en la Región Metropolitana, ¿cuál fue la clave de este hito?
Aquí quiero hacer un reconocimiento a la fuerza, al empuje y a la capacidad de Francisco Orrego. La verdad es que hubo muchos otros posibles candidatos, personas con trayectoria política, con quienes conversamos muchas veces. Y muchos no querían por esta sensación ambiente de que el gobernador actual tenía la carrera ganada. Nosotros teníamos un diagnóstico distinto. Creíamos que había mucho que preguntarse de cómo se estaba manejando el gobierno regional. Francisco tomó este desafío con el máximo de las seriedades, se puso a trabajar inmediatamente, no descansó ningún día. Y eso al final es lo que marca el resultado positivo que obtuvo.
-¿Cómo se contesta esta crítica que ha generado Francisco Orrego por su estilo directo y polémico? Desde el oficialismo incluso se le ha tildado de violento…
Yo creo que lo que tratan de tildar de violento es una forma de expresión que finalmente es decir verdades que duelen. Creo que hay mucho de verdad cuando Francisco analiza a la gobernación metropolitana en la relación, por ejemplo, con Procultura, de la utilización de los recursos públicos, de dónde está el trabajo y la gestión. Probablemente prefieren decir que esto es un ataque como de violencia más que hacerse cargo de la crítica que hay detrás.
-Por otro lado, está la derrota de Karla Rubilar en Puente Alto, ¿por dónde pasó esta derrota?
Creo que hay que mirar el fenómeno de Puente Alto porque no es una derrota y un triunfo del oficialismo, aunque hoy día el oficialismo ha tratado de hacerlo propio. Primero hay que mirarlo desde lo político como un fenómeno. Hay algo que pasó ahí, una construcción local de un outsider, fuera de los partidos que no quiso ser nunca parte de la estructura. Ahora bien, es cierto y hay que reconocer que hubo muchos problemas políticos en cómo nosotros instalamos la candidatura de Karla Rubilar. Eso es indesmentible. Pero más allá de eso, el oficialismo también pierde. Perdimos los partidos. Ganó alguien fuera de la institucionalidad, con un discurso que a mí me parece que hay que tener mucho cuidado.
—Pero es complejo tratar de decir que el oficialismo perdió también en Puente Alto, después de todo, era RN el partido que llevaba 24 años gobernando esa comuna
En lo estrictamente político, era un municipio que tenía un factor local muy importante y donde efectivamente nosotros ganábamos en la elección municipal, pero nunca ganábamos en las elecciones, por ejemplo, presidenciales. Por eso digo que indiscutiblemente los problemas de instalación afectaron la candidatura, pero más allá de eso, es una candidatura que le gana a la institucionalidad. Y eso es lo que hay que ver con mucho cuidado.
—¿Y no tuvo que ver el hecho de que Rubilar no es alguien de la comuna?
Creo que Karla Rubilar sí tenía ese arraigo territorial. Llevaba dos años trabajando ya en la comuna y creo que había logrado penetrar en Puente Alto. A lo mejor puede haber facilitado la campaña más tiempo en terreno. Obviamente todos esos elementos son parte de las cosas que tenemos que analizar en los próximos días de cara al futuro.
-¿Y la derrota de Marcela Cubillos en Las Condes? ¿La asumen como propia considerando que la coalición la respaldó?
Primero, Marcela quiso ser la representante de un espectro de oposiciones más amplio que sólo Chile Vamos, y eso es importante remarcarlo. Respecto al resultado, creo que tuvo una situación en relación a su desempeño en la Universidad San Sebastián de la cuál no logró salir hacia adelante y obviamente eso afectó su elección. Ninguna de las encuestas hacía presagiar el resultado de Catalina San Martín, pero efectivamente tiene que ver más bien con el liderazgo que se presentaba en la comuna.
—¿Hubo ahí un error de lectura de la coalición al no bajarse en su momento de la candidatura de Cubillos y apoyar a San Martín, exmilitante de Evópoli?
Insisto, en las encuestas se veía un espiral del silencio donde la gente fue tomando la decisión a medida que se iba acercando la elección. Y es cierto que nuestros equipos de candidatos a concejales y locales seguían trabajando con Marcela Cubillos. Por lo tanto, no había por qué tomar una decisión distinta, además que siempre todos tuvieron libertad de acción ya que ninguna de las candidatas iba por nuestra coalición.
—¿Tiene futuro en la coalición Marcela Cubillos?
Marcela fue diputada, ministra, y efectivamente tiene un liderazgo y ha participado dentro del sector, tanto en gobiernos como en distintas elecciones. Yo creo que todas las personas que se dedican a la política tienen espacio donde aportar y donde trabajar. Las elecciones pasan. En política muchas veces hay derrotas que duelen muchísimo pero finalmente quien quiere hacer un trabajo de una vida de servicio público siempre tienen la oportunidad de volver a participar en distintas instancias. Capacidad de reinvención, le llamo.
-¿Qué tanto puede influir este buen resultado de Chile Vamos y de RN en las municipales en la próxima elección presidencial?
Siempre se ha dicho que las elecciones municipales son un predictor. Pero creo que más que un predictor, lo que logran las elecciones municipales son constituir esos equipos de personas y ese despliegue territorial que da la fuerza para llegar a una elección presidencial. En nuestro caso tenemos más de 440 concejales desplegados en todo Chile, eso te da una espalda territorial para poder enfrentar cualquier desafío el próximo año. Lo importante es que todo ese equipo que tenemos hoy día tenga una unidad de propósito, tengamos un sentido país y ese sentido país para mí es volver a levantarnos y progresar.
-¿Y la alcaldesa Matthei ya es la candidata? Se le ha visto muy activa en la campaña.
Hay que agradecer el liderazgo de la alcaldesa Matthei. Ella se jugó por los candidatos de Chile Vamos. Nosotros le pedimos a todos los liderazgos, tanto parlamentarios como de alcaldes reconocidos, que se desplegaran, que nos ayudaran, que nos apoyaran. Ella se lo tomó muy en serio, fue a apoyar indistintamente a candidatos de la UDI, de RN, de Evópoli, a todas las regiones. Pero Renovación Nacional tiene que tomar una decisión. Nosotros como partido estamos en el proceso de analizar los resultados de las municipales y ver cómo nos proyectamos de aquí adelante.
-¿Con los buenos resultados no se le abre el apetito a RN de llevar un candidato o candidata propio? Porque Matthei es militante UDI.
Primero hay que hacer un análisis sobre cuáles fueron las buenas decisiones, de quiénes son las candidaturas que nos hacen sentido y cuáles son las ideas que nosotros queremos poner en el programa. Si apoyamos a un candidato determinado o el tema de la primaria, eso es parte del proceso que tenemos que analizar.