Gobiernos locales y el futuro de la niñez: ¿Qué está en juego este 26 y 27 de octubre?
A medida que se acercan las elecciones municipales de este 26 y 27 de octubre, uno de los temas más importantes y a menudo subvalorados en la agenda política es la educación pública y, en particular, las políticas dirigidas a las infancias.
En un país donde la desigualdad sigue marcando profundamente las oportunidades de desarrollo, el rol de las autoridades locales es crucial para implementar políticas que impacten de manera directa la calidad de vida de los niños y niñas, sobre todo en los contextos más vulnerables.
Los alcaldes, como gestores de los sistemas de educación pública en sus comunas tienen un rol clave en la mejora de los entornos educativos. La elección de este año no es solo una elección más; es una oportunidad para que las políticas de infancia y educación pública tomen un rol protagónico.
¿Por qué? Porque una sociedad que prioriza a su niñez está invirtiendo en su futuro. Es aquí donde la educación parvularia juega un rol fundamental. Los estudios demuestran que la primera infancia es una etapa decisiva para el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños y niñas, y es en este periodo donde las brechas de desigualdad pueden ser más efectivamente abordadas.
Sin embargo, los avances en la modernización de la educación pública a nivel comunal aún son insuficientes. Las promesas de mejoras en infraestructura, acceso equitativo y formación docente deben convertirse en realidades tangibles. En este sentido, las propuestas de los candidatos deben ser analizadas no solo por sus planes a corto plazo, sino por su visión a largo plazo en torno a la educación.
La inversión en infraestructura, la implementación de tecnología en las aulas, y el fortalecimiento de las capacidades de los equipos educativos, especialmente en la educación inicial, son pilares indispensables para reducir las brechas de acceso y calidad en la educación pública.
A su vez, las políticas de protección infantil y la creación de espacios seguros y adecuados para los niños y niñas deben ser una prioridad. Los alcaldes, junto con los concejos municipales, tienen la responsabilidad de generar proyectos que promuevan el bienestar integral de la niñez, desde su salud física y mental hasta el fortalecimiento de sus trayectorias educativas.
Aquí es donde iniciativas como la colaboración público-privada, el desarrollo de centros de aprendizaje familiar y el fomento de programas de asistencia temprana pueden marcar una diferencia significativa, como lo hemos hecho en Santiago.
De cara a estas elecciones es esencial que los votantes evalúen de manera crítica las propuestas de los candidatos en materia de educación e infancia. No se trata solo de elegir a un gestor municipal, sino a un líder que tendrá en sus manos la responsabilidad de asegurar un entorno más justo, equitativo y con oportunidades reales para todos los niños y niñas.
Los futuros alcaldes deben comprometerse con una visión de educación que no solo responda a las urgencias del presente, sino que apunte a la construcción de un país que pone a su infancia en el centro de su desarrollo.
Por tanto, el llamado es claro: los votantes deben exigir a los candidatos políticas ambiciosas, realistas y sostenibles que pongan a las infancias y la educación pública como eje central de sus agendas. Solo así podremos construir ciudades que avanzan, donde el derecho a una educación de calidad y el bienestar infantil sean una realidad palpable para todas las familias, sin importar su origen o contexto.