Crónicas de Berlín: El genocidio que no se ve desde el “lado correcto de la historia”
Agencia Uno

Crónicas de Berlín: El genocidio que no se ve desde el “lado correcto de la historia”

Por: Sascha Cornejo Puschner | 20.10.2024
A pesar que pareciera que el genocidio en Palestina solo le importa a los extranjeros y unos pocos estudiantes alemanes de izquierda, al menos hoy la narrativa parece estar cambiando ante el horror que Israel está sembrando en la región.

En la sociedad alemana, como en cualquier sociedad neoliberal, el exitismo es una herramienta fundamental de control biopolítico. Es la rueda de hámster a la cual muchos se someten a gusto. Sin duda, la fórmula combinada entre neoliberalismo y soft power que continuamente resalta las bondades del capitalismo tiene mucho éxito en esta sociedad enfocada a hacer dinero.

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Su capital, Berlín, es una ciudad donde el pasado socialista solo queda en la memoria de unos pocos y en los museos, alimentando el relato anticomunista unida a la arrogancia supremacista del que se siente del “lado correcto de la historia. Pero al parecer, esos sentimientos de la victoria y la confianza en un próspero futuro en este país se están acabando.

El pasado 3 de Octubre, en el día de conmemoración de la reunificación alemana, hubo una gran protesta por la paz donde participaron grupos de izquierda y organizaciones civiles. En esta marcha se unificaron las preocupaciones por la posible escalada con Rusia y el creciente rechazo del genocidio en Gaza.

Pero el despertar en Alemania ha sido lento, porque la maquina mediática trabaja a toda prisa y es efectiva colocando el marco narrativo que eclipsa toda conciencia crítica. Es por eso que, en este país, la clase política y dicha máquina mediática pretenden hacernos creer que no hay un genocidio en Palestina, que Israel solo se está defendiendo, ni menos que hay escaladas preocupantes en Ucrania promovidas por la OTAN.

Hablando de peligrosidad, el llamado “doomsday clock” del Boletín de ciencias atómicas, marca 90 segundos para medianoche. El reloj simboliza la peligrosidad con la que los poderes fácticos se están acercando a una guerra atómica sin precedentes para la humanidad. Otros analistas han dicho que este tiempo es aún más peligroso que la llamada “crisis de los misiles”.

Pero los movimientos críticos a la política suicida de Europa han sido enfrentados con dura represión. He participado ya de varias marchas pro-palestinas en Berlín y siempre he quedado sorprendido del amplio despliegue policial para contener y amedrentar principalmente a gente joven, estudiantes, extranjeros, judíos anti-sionistas y gente racializada. Al parecer no habido ciudad alemana donde la represión hacia el movimiento pro-palestino haya sido tan violento como en Berlín.

Los contrastes con las que se da cuenta de las consignas y apoyos pro israelitas y pro palestinos en los medios evidencian claras tendencias ideológicas. En los medios alemanes los primeros son propagados libre y desvergonzadamente asumiendo “uno a uno” propaganda de guerra pro-israelí: Por ej. Ante la justificación de bombardeos de infraestructura civil en el Líbano, utilizando las mismas justificaciones de la “defensa” de Israel.

De esta forma se repite el mismo recetario mediático propagandístico ya usado para justificar el genocidio en Gaza. A pesar de las advertencias de la Corte Internacional de Justicia, la alta política alemana continúa con su apoyo de entrega de armamento a Israel.

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Los segundos -la protesta anti-genocida y pro-palestina- siguen siendo tachados como “discursos de odio”, y “anti-semitismo anti-israelita” (este último es la nueva joya de la post-verdad alemana). Berlín es el centro neurálgico desde donde se irradian todos estos mensajes tratando de controlar la narrativa en el país donde los mas propicios a caer en esta trampa son los propios alemanes.

Quien haya visitado alguna vez Berlín, probablemente se haya percatado que esta ciudad tiene una cultura de stickers y grafitis bien característica. En ciertas zonas y barrios casi no hay muralla o letrero que no haya sido rayado o condecorado por innumerables stickers, siendo la mayoría mensajes apolíticos, marcas, equipos de futbol o sus barras, pero también hay rayados que aluden a los sucesos en Ucrania y también Palestina: “Fuck Putin”, “Fuck Hamas”, “Bring them Home”, o “Free Gaza”. Este último es muchas veces “re-significado” por los defensores del sionismo que le añaden “from Hamas”, o sea “Free Gaza from Hamas”.

Yo también he pegado stickers en las calles que aluden al genocidio en Gaza. Pero los rompen o los sacan, cosa que no me sorprende. Ya que hay gente que quiere evitar que se hable del genocidio, o peor: gente que piensa que esto del genocidio es otra mentira anti-semita pro-Hamas.

Sin embargo, creo que esos intentos por borrar toda referencia al genocidio solo refuerzan la violencia racista hacia los árabes en general, y contra palestinos en particular. No es solo que los masacran en vida, sino también su memoria y sus relatos. (Ojo, que recientemente en una marcha sionista en Berlín llevaban un lienzo que decía “Abuelitas en contra de Palestinos”.)

En fin, Berlín es un reflejo de la diversidad de puntos de vista, a su vez reflejado en los paisajes urbanos según el barrio donde transites, sea Kreuzberg o Neuköln donde reside gran parte de la población árabe o los lugares más turísticos como Mitte (centro) o la tranquila vida burguesa en los barrios de Charlottenburg o Steglitz.

A pesar que pareciera que el genocidio en Palestina solo le importa a los extranjeros y unos pocos estudiantes alemanes de izquierda, al menos hoy la narrativa parece estar cambiando ante el horror que Israel está sembrando en la región, y los medios alemanes la tendrán más difícil para justificar la escalada ante los bombardeos indiscriminados en el Líbano.

Mientras bombas norteamericanas continúan cayendo sobre gente inocente, aquí en Berlín se vive bien, entre tantos cafés y bares, parques y hermosos lagos. Mientras que no te metas en política, o cometas la “estupidez” de defender la vida palestina públicamente puedes vivir de lo más bien o incluso hacer carrera.

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Pero entre tanto hedonismo solo es cosa de tiempo esperar que esta locura alcance también estos lares. Ya que este monstruo desatado que es Israel lo ha creado el propio occidente. Pues, disfrutemos de los encantos de Berlín mientras podamos.