Cubillos versus Loncón: Cuando el doble estándar se hace evidente
El escándalo público que se ha generado al conocerse la remuneración mensual que recibía en la Universidad San Sebastián la señora Marcela Cubillos, abogada quien logró titularse después de 17 años de egresada y carente de algún otro grado académico, casada a su vez con el señor Andrés Allamand, ex senador y actual Secretario General Iberoamericano (???) y residente en Madrid, permite constatar un hecho incontestable: el doble discurso que caracteriza a un importante sector de la sociedad chilena.
Recuerdo que hace muchos años atrás, cuando trabajé para Naciones Unidas y viví transitoriamente en Perú, supe del comentario que entre corrillos circulaba en ese país respecto a las prácticas abortivas a las cuales recurrían las "señoritas" de las clases acomodadas peruanas, disfrazadas como viajes turísticos a Juliaca (Lago Titicaca). Esto mientras que -al igual que en Chile- ese sector de la sociedad mantenía un discurso antiabortivo.
Creo importante, a la vez, recordar al respecto el discurso público de rotunda oposición, tanto de Marcela Cubillos como de Andrés Allamand, siendo ambos parlamentarios, mientras se debatió en el parlamento chileno la Ley de Divorcio, y el casi inmediato uso que hicieron ambos de estas nuevas normas para divorciarse y casarse posteriormente.
Es algo aceptado y compartido en nuestro imaginario que nadie tiene derecho a inmiscuirse en la vida de los demás, pero lo que resulta irritante son aquellos que imponen a otros lo que ellos no están dispuestos a aceptar para sí mismos, mientras enarbolan el discurso de la libertad y a la vez se oponen a las propuestas normativas que buscan ampliarlas a todos los ámbitos de la existencia humana, como es el caso de muchos sectores de la derecha política chilena.
Creo necesario apelar a la idea de una "ética de mínimos" como la aproximación más apropiada en sociedades crecientemente más diversas como la nuestra. La "ética de máximos" como la que impera en algunas sociedades islámicas (con talibanes de por medio) nos repugna a la mayor parte de los chilenos, sin embargo, sectores de nuestra sociedad radicados en la derecha política, aunque comparten la crítica a las conductas de los talibanes, llevan a cabo comportamientos similares, como es su permanente oposición a la ampliación de los derechos de las mujeres respecto a sus propios cuerpos.
Es válido y legítimo que así lo hagan y será el debate y diálogo democrático, quien resuelva estos temas en uno u otro sentido. Lo que es inaceptable es que mientras se busca imponer a otros una determinada moralidad, las conductas propias no coincidan con lo que se propugna como conductas adecuadas para otros. Eso es doble estándar y es el ejemplo evidente que hoy está en debate.
No es algo fácilmente digerible para la opinión pública que una persona, en una entidad universitaria, perciba un sueldo de 17 millones de pesos (34 veces el salario mínimo), cuando las remuneraciones de los más altos rangos académicos en nuestro país, y posiblemente en el mundo, ni siquiera se acerca a dicho monto.
Lo que me irrita y me parece reprobable es que personas ubicadas en el mismo espacio político e ideológico que la señora Cubillos fueron quienes llevaron a cabo una campaña sistemática de ataques contra una académica de verdad, como la "doctora" Elisa Loncón, ex presidenta de la Convencion Constitucional, por el otorgamiento de un año sabático, práctica habitual en todas las universidades de prestigio en el mundo.
¿Será entonces, que lo que tenemos ante nuestros ojos es, una vez más, una manifestación del evidente doble estándar de la derecha chilena? De ser así, hagamos una breve comparación, recurriendo a información de fácil acceso y disponible en Wikipedia:
1. Marcela Cubillos, es hija de Hernan Cubillos, oficial de la Marina, empresario y político chileno, ex Ministro de Relaciones Exteriores durante la dictadura. Licenciada en ciencias jurídicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile en 1990, titulada de abogada recién en 2007, con 0 citas académicas. Ex Ministra de Educación de Sebastián Piñera.
2. Elisa del Carmen Loncon Antileo, nacida en una comunidad de Traiguén, hija de Juan Alberto Loncon Huaiquimil y de Margarita Antileo Reiman. Durante su infancia, debía caminar ocho kilómetros en un camino de tierra para ir a la escuela a cursar su enseñanza básica. Obtuvo el título de profesora de inglés en la Universidad de La Frontera, con cursos de postítulo en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya (Países Bajos) y en la Universidad de Regina (Canadá).
Luego, cursó un magíster en lingüística en la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa UAM-I (México) graduándose en 2011 con la tesis «Morfología y aspectos del mapudungun». Obtuvo un doble doctorado en 2017 en Humanidades en la Universidad de Leiden (Países Bajos) y en Literatura en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) con la tesis doctoral titulada «La capacidad creadora del mapudungun y el origen de los neologismos».
Se ha desempeñado como profesora a jornada completa en la Universidad de Santiago, abocándose a la investigación sobre la enseñanza del mapudungún y su persistencia en el contexto contemporáneo. Sus líneas de investigación son las siguientes: didáctica general, educación intercultural, políticas lingüísticas y metodología de la enseñanza de las lenguas indígenas.
Sus trabajos investigativos han contribuido tanto en el derecho de los pueblos indígenas en Chile, en especial en lo referente a los derechos humanos en materia lingüística, y también han sido utilizados en las ciencias sociales para comprender mejor los aspectos culturales y sociolingüísticos de la cultura histórica mapuche en su cosmovisión ancestral, como por ejemplo, en trabajos de investigación sobre el rol de la mujer y sistemas de género indígenas, como la desaparición de la figura del machi weye bajo una perspectiva epistémica.
La derecha chilena que tanto vocifera en torno al esfuerzo, a la meritocracia, al emprendimiento, a las competencias, etc. debería preguntarse: ¿Quién tiene más méritos académicos para haber sido Ministra de Educación: Cubillos o Loncón? ¿No será el origen de clase de una y otra, lo que explica esta falta de coherencia, porque evidentemente no es su capital cultural, sino que sus redes sociales (y políticas)?
Es importante tener muy en claro que la Universidad, lo que llamamos "la academia", no es un canal de televisión, ni un club de fútbol. Además, si se presume de ser un bien público y más aún si se financia en parte con recursos públicos, los hechos mencionados, a mi modesto entender, evidencian la miseria intelectual (y también moral) de una gran parte de las élites chilenas.