Este lunes 2 de septiembre puede enmarcarse en un día histórico, pues se registra la primera gran protesta masiva de ciudadanos de Israel que están en contra de la guerra de su país en la Franja de Gaza.

Desde el 7 de octubre pasado, el Ejército israelita ha sometido al estado de Palestina a inclementes e indiscriminados bombardeos contra la población civil en venganza por un ataque del grupo armado Hamas.

En casi un año de guerra, Israel ha provocado la muerte de casi 40.800 personas, en su enorme mayoría niños y niñas inocentes, debido a que las caídas de bombas no sólo son en asentamientos civiles, sino que también en campamentos de desplazados.

Huelga general contra la guerra

Es por eso que este lunes, manifestantes de los grupos prodemocracia israelíes y vinculados al movimiento por el retorno de los rehenes cautivos en Gaza, cortaron desde primera hora de la mañana numerosos cruces y carreteras del país, como punto de partida a una jornada de huelga general para exigir un alto el fuego en Gaza.

"Las familias de los rehenes urgen a la población a tomar acción y unirse a ellos en su lucha para acabar con el abandono y traer a sus seres queridos de vuelta a casa", rezó la convocatoria emitida por el Foro de las Familias de Rehenes y Secuestrados.

Más de un centenar de personas cortaron el cruce de Ra'anana, en el centro de Israel y a unos 15 kilómetros de Tel Aviv, enarbolando banderas nacionales mientras gran parte del tráfico permanece detenido.

"Hay sangre en las manos del Gobierno", cantaron desde la carretera de Ra'anana los manifestantes.

Israel destruye escuelas

El comisionado de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, alertó este lunes que más del 70% de sus escuelas han sido dañadas o destruidas, lo que impide el inicio de un nuevo curso escolar ensombrecido por la guerra.

"La gran mayoría de nuestras escuelas son ahora refugios abarrotados con cientos de miles de familias desplazadas. No se pueden utilizar para el aprendizaje", denunció hoy Lazzarini en X.

La guerra dificulta el acceso a una educación a más de 600.000 niños, de ellos la mitad solía asistir a los colegios de UNRWA, obligados ahora a malvivir entre los escombros o hacinados en tiendas de campaña y poniendo cada día en peligro su vida.