Informe sobre Desarrollo Humano y las claves de un ideal igualitario
El Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) en Chile 2024 revela la incapacidad de la sociedad chilena para implementar los cambios sociales que la ciudadanía demanda, destacando una crisis que va más allá de lo político. Si bien es natural cuestionar a las instituciones políticas, el informe también subraya las fracturas en las relaciones sociales y la cohesión comunitaria. Un nuevo pacto social requiere el compromiso de todos, incluyendo élites económicas y culturales, guiados por un ideal igualitario en nuestras relaciones interpersonales.
El IDH señala una relación disfuncional entre los actores sociales, donde la desconfianza es profunda. La ciudadanía percibe a las élites como villanos que priorizan sus intereses, mientras que el sistema político, económico y social parece diseñado a su favor. Esta percepción ha llevado a dinámicas de castigo electoral, sin un apoyo pleno, como se evidencia en los recientes procesos constituyentes. Las élites, por su parte, critican el individualismo y la falta de interés por el bien común de la ciudadanía.
Otra línea que el IDH aborda es la consolidación de lógicas que inhiben las capacidades de la sociedad chilena para conducir cambios sociales estructurales, entre ellas, una dinámica de individuación social, donde se valoran los méritos individuales desconociendo el papel de la sociedad en ellos, debilitando la agencia colectiva y la participación en organizaciones comunitarias. Esta situación tiene raíces históricas profundas, reforzadas por la poca disposición a asumir los costos de la organización social, lo que ha creado un "páramo del ciudadano" (Moulian, 1997).
El malestar social permanece, pero no se trata de una batalla perdida. El IDH vislumbra oportunidades, la ciudadanía demanda cambios estructurales pero valora la gradualidad y está apegada a las instituciones democráticas, que se han mantenido resilientes. Una respuesta al descontento podría comenzar enfrentando la fuerte aversión de la ciudadanía hacia la desigualdad.
Los tipos de desigualdad que mayor molestia causan a las personas incluyen el trato desigual en respeto y dignidad (7,7), acceso a salud (7,5), educación (7,5), igualdad de género (7,5), exposición a contaminación (7,5), seguridad en los barrios (7,2) y oportunidades desiguales (7,0). Me parece que estas molestias reflejan una percepción compartida de injusticia que erosiona la cohesión social y que ya había sido advertida por PNUD (2017; 1998).
La molestia ante las desigualdades revela un ideal de igualdad pendiente en Chile, crucial para un nuevo pacto social. La igualdad no se limita a ingresos, sino que abarca el acceso razonable a salud, educación, un entorno saludable y seguridad, garantizando una justa igualdad de oportunidades para que las personas puedan perseguir sus proyectos de vida.
Pero no toda preocupación igualitaria implica la igual repartición de algún bien o servicio. La igualdad entre hombres y mujeres implica más que sólo un mismo salario a iguales capacidades y funciones, relacionándose con el reconocimiento y la ausencia de la dominación, lo que nos lleva a buscar la eliminación de las jerarquías sociales y a velar por el disfrute de una posición igualitaria para todos (Anderson, 1999).
La igualdad es un valor social que reconoce el igual valor moral de las personas, reflejado en la demanda por respeto y trato digno. Cuando no se cumple, surge la percepción de ser tratado como un ciudadano de segunda clase. Tratar a las personas como iguales requiere tanto su reconocimiento como la garantía de derechos sociales y económicos que aseguren igualdad de oportunidades efectiva, no solo formal. En una sociedad donde la desigualdad se interioriza, la indignación es una respuesta natural.
El ideal igualitario no debe reducirse a un debate sobre políticas específicas ni a la confrontación Estado vs. Mercado. Las teorías contemporáneas abogan por adaptar medios al contexto para lograr los resultados deseados, aunque existen límites (Sen, 2009). En Chile, donde la relación entre poder económico, político y social es muy marcada, un cambio estructural es necesario, lo que requiere un nuevo pacto social con la conducción de los representantes políticos.
Sin embargo, este nuevo pacto no será posible sin la cooperación de las élites económicas. El informe las describe como críticas y pesimistas, además de existir evidencia reciente sobre su polarización ideológica, lo que complica la construcción de acuerdos (Cox, 2024). Para resolver el malestar social, es esencial que las élites adopten una actitud inclusiva, comprometida con garantizar derechos sociales y económicos fundamentales para todos los chilenos.
Referencias bibliográficas
Anderson, E. (1999). What Is the Point of Equality? Ethics, 109: 287–337.
Cox, L. (2023). Radiografía a las grietas de los 50 años en la sociedad chilena
Moulian, T. (1997). Chile Actual: Anatomía de un Mito: LOM Ediciones.
PNUD. (2017). Desiguales. Orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile. PNUD.
PNUD. (1998). Informe sobre Desarrollo Humano en Chile 1998: Las paradojas de la modernización. PNUD.
Sen, A. K. (2009). The Idea of Justice: Taurus.
Crédito de la fotografía: Prensa Presidencia