Mantener antes que podar los árboles: El llamado para proteger el cableado y la naturaleza
Miles de árboles se cayeron en el país tras las lluvias y vientos y muchos de ellos pasaron a llevar el cableado eléctrico, dejando a miles de personas sin luz. Desde el paisajismo llaman a cambiar las prácticas de poda y mantención del arbolado urbano para proteger los cables.
Mientras el cableado es esencial para la vida en la ciudad, también lo es el arbolado urbano y en cada vez mayor medida debido a su capacidad para entregar sombra y reducir la temperatura local, mitigando las olas de calor extremo que son más frecuentes por el cambio climático.
“En ningún caso hay que quitar árboles o dejar de plantarlos sino mejorar la planificación urbana. Cosas como la ubicación de los árboles, la especie elegida, la profundidad de las raíces y la salud del árbol pueden planificarse y controlarse y hoy en Chile hay muchas personas con conocimiento para ello”, explica Jorge Inzulza, director del Departamento de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en la Universidad de Chile.
Poda de árboles
Desde el ámbito del paisajismo y la ecología, en los últimos días se han pronunciado diversos especialistas que apuntan a la excesiva compactación del suelo urbano y también a malas prácticas de poda como el desmoche.
El desmoche es una de las podas más agresivas que se hace en el país sobre todo para proteger el cableado eléctrico, reduciendo buena parte de la copa de los árboles, pero también puede generar problemas en la salud del árbol que lo dejan más propenso a plagas o enfermedades que lo debiliten.
“En la ciudad se podan los árboles para adecuarlos a la infraestructura, pero cuando esas podas no se hacen con el debido conocimiento dejan heridas que no cierran y se pierde la firmeza de la madera. Ahí ocurren los desenganches, los desgarros y la caída de árboles”, explica para el medio Ladera Sur la paisajista de la Universiad Católica, Alejandra Vargas.
Otras situaciones que deterioran los árboles urbanos son la excesiva compactación del suelo y su degradación, o la falta de agua. Para ello crecen alternativas como incorporar infraestructura verde en la ciudad, que mejore la salud del suelo urbano y su capacidad de infiltrar agua, usar pavimientos permeables que permiten infiltrar agua de la lluvia a los árboles e impiden que las raíces rompan la vereda, o también la selección de especies de árbol nativo que estén adaptadas al clima local y puedan enfrentar mejor la falta de agua y el calor extremo.
Vacío de planificación
Para Inzunza, es necesario realizar catastros del estado de los árboles y el cableado para poder controlar los riesgos de forma controlada y estableciendo zonas prioritarias o críticas donde hay muchos árboles viejos o deteriorados que pueden causar un problema.
Así, explica, aunque las inversiones necesarias como el soterramiento de los cables sean mucho más costosas, se pueden hacer de a poco y en las zonas que más lo necesitan, considerando que la falta de resiliencia también genera costos para las personas que han estado días sin luz, para la empresa que enfrenta una catástrofe, y por la mantención del cableado que es más vulnerable cuando es aéreo.
“El espacio público es complejo y en él confluyen múltiples usos y actores, por lo que es la gobernanza de la ciudad la que se está poniendo en relieve en este momento. Esto es fundamental sobre todo pensando en la nueva política nacional de gestión de riesgo de desastre de Senapred, que plantea mejorar la gobernanza para evitar o gestionar los riesgos.
Foto: Agencia UNO.