Jaime Sáez (FA) y tensión oficialista por Venezuela: “Es inconducente trasladar un conflicto externo al propio gobierno”

Jaime Sáez (FA) y tensión oficialista por Venezuela: “Es inconducente trasladar un conflicto externo al propio gobierno”

Por: Daniel Lillo | 30.07.2024
El jefe de bancada del FA desmenuza el panorama tras la elección en Venezuela y las implicancias en el oficialismo que se ha dividido a propósito del apoyo de parte del PC al régimen de Nicolás Maduro.

Hace una semana el diputado Jaime Sáez asumió como el primer jefe de bancada del recién estrenado partido único del Frente Amplio. En ese cargo, le ha tocado enfrentar la polémica que hoy divide al oficialismo: la elección presidencial en Venezuela. 

Parte del PC optó por rápidamente reconocer el triunfo de Nicolás Maduro luego de que el CNE lo proclamara como ganador, pese a que el Presidente Gabriel Boric puso en duda la transparencia del proceso electoral. En ese contexto, desde el Socialismo Democrático se ha acusado de “deslealtad” al PC y han expresado su “incomodidad” al estar en una misma coalición con el partido que “legitima” el régimen venelozano. 

Sobre el conflicto, Sáez asegura que es “inconducente trasladar un conflicto externo al propio gobierno o a las relaciones entre los partidos que componemos del oficialismo”. No obstante, el parlamentario asegura que “efectivamente en Venezuela se han visto conductas dictatoriales”.

—Con los antecedentes que se han expuesto hasta el momento ¿cuál es su apreciación respecto a los resultados de la elección de Venezuela?

Es una elección que genera un manto de dudas y tiene mucha opacidad respecto a la veracidad de los resultados que se han comunicado. Cuando la oposición dice que ganaron por un margen de 70-30 y el resultado, entre comillas, oficial es completamente inverso, que da una ventaja para Maduro más estrecha, y lo proclaman sin tener a la vista todos los elementos de transparencia, lo que se genera es un manto de dudas razonable respecto a los resultados e instala la duda sobre un eventual fraude. 

Lo que uno espera es que la comunidad internacional, a través de sus instituciones, no a través de personas puntuales abanderadas por uno u otro sector, sino que observadores internacionales acreditados por Naciones Unidas, por ejemplo, puedan desarrollar una investigación y emitir una opinión fundada, imparcial, respecto a qué es lo que pasó el fin de semana y cuáles son los resultados reales. Todo lo demás creo que está muy cargado en un sentido u otro. Y esa situación alimenta posturas que son irreconciliables. Todo eso en medio hay un pueblo que sufre que es lo más dramático del asunto. Existía toda una expectativa en torno a que se produjera un cambio, y finalmente ese cambio no se produce.

—La oposición venezolana ayer lunes anunció que tenían en su poder más del 70% de las actas y que estas indicaban que Edmundo González había ganado la elección ¿no basta ese antecedente para cuestionar la legitimidad de la reelección de Maduro?

No, no basta este antecedente, porque proviene de una de las partes interesadas. Es necesaria una opinión imparcial. Y esa opinión imparcial tampoco la pueden entregar personas que viajaron desde Chile u otros países porque son actores invitados por la oposición o por el propio gobierno y por lo tanto defienden a una parte o a la otra. Necesitamos que un organismo especializado lo haga.

—La OEA denunció “manipulación” en la elección y emplazó a Maduro a “aceptar la derrota”...

La OEA es una institución que se ha ido invalidando a sí misma en los últimos años. Me parece que no es representativa realmente y además una clara animadversión contra del gobierno venezolano, por lo que no me parece que sea un actor que pueda entregar una postura definitiva. Las Naciones Unidas y no mucho más, podría dar luces sobre los resultados. Quizá la colaboración de algunos actores gravitantes como Brasil o México, cuya postura hasta ahora ha sido de mucha cautela, podrían marcar o ayudar a encontrar alguna vía de solución.

—¿Cómo evalúa la actuación del presidente respecto a la situación de Venezuela?

Ha llevado adelante una postura que se condice con el comportamiento en general de Chile ante Venezuela en la última década, y que va en la misma línea de lo que hizo la ex presidenta Bachelet o Piñera. Mantiene una coherencia respecto a la política exterior del país y además mantiene una coherencia propia en relación a cuál ha sido su opinión respecto al régimen de Maduro y cuál ha sido su postura personal desde que era diputado hasta esta parte. Me parece, además, que el planteamiento es del todo razonable; es exigir transparencia, que se muestren todas las actas y eso es lo que corresponde. 

—Según su visión, ¿el régimen venezolano es una dictadura?

Hay una línea bien delgada ahí en cuanto a las definiciones semánticas. Me parece que para poder calificar se requieren antecedentes más fundados. Si vamos a quedarnos con el resultado que se ha entregado el día de ayer con este manto

de opacidad, de transparencia, de acusaciones de fraude, evidentemente es difícil catalogar a ese régimen como democrático y se acerca más, incluso ya en este caso, a una autocracia.

—¿Pero usted descarta el término de dictadura?

No, no lo descarto, porque en la práctica, durante los últimos años, lo que ha ocurrido efectivamente es que en Venezuela se han visto conductas dictatoriales, que después se han ido revirtiendo en algún grado en la medida que los resultados económicos de este país van mejorando, pero que de tanto en tanto vuelven. Cuando tienes fiscal general que ejerce casi como un vocero del gobierno,

evidentemente hay no hay una adecuada separación de poderes y eso no permite catalogar el régimen venezolano como una democracia.

—El presidente Boric aseguró que no iba a romper relaciones con Venezuela, pese a la expulsión del cuerpo diplomático ordenada por el régimen de Maduro ¿es viable mantener relaciones diplomáticas a pesar de esta situación?

Evidentemente cuando se expulsa unilateralmente una misión diplomática de un país y se extiende esa medida a varios países más ya no es una crisis diplomática bilateral, sino que es un problema regional. Y la migración venezolana es un problema regional, porque afecta a Colombia, Perú, Chile y otros países. Además, esta medida no solo afecta a nivel diplomático, también atenta contra la propia población venezolana que vive en otros países. Hoy en día no tenemos un intercambio comercial o político tan fluido. Si solo esa fuera la consecuencia daría como un poco lo mismo. Pero resulta que no es solo lo comercial o lo político, hay una cuestión social de por medio que afecta a millones de personas y donde evidentemente tener relaciones diplomáticas favorece de algún modo a esas personas. Y al no tenerlas, evidentemente se ven perjudicadas en distintos aspectos de sus vidas. 

Ahora bien, que se retiren a embajadores o cónsules, espero no signifique necesariamente que se retire personal administrativo, tanto en Santiago como en Caracas, que en definitiva es la gente que hace la pega del día a día. Los embajadores son la cara visible de un gobierno, pero hay personal administrativo que yo espero que continúe en su función.

—La oposición calificó como una señal de “debilidad” que haya sido el régimen de Maduro el que cortó las relaciones y no el Presidente Boric…

Me parece completamente absurdo y fuera de lugar. No me merece ningún comentario más que calificarlo como absurdo.

—El PC, a diferencia de otros partidos del oficialismo, ha sido renuente a cuestionar la legitimación de la elección en Venezuela. De hecho, algunos parlamentarios comunistas manifestaron su desacuerdo con la posición que adoptó el presidente Boric ¿equivocó el PC al no respaldar la postura del mandatario?

No voy a entrar a calificar la posición de ningún partido, ni del PC u otro. En el caso particular del Partido Comunista, ellos han adoptado una postura a través del tiempo respecto a Venezuela que yo no comparto. No obstante, me parece inconducente trasladar un conflicto externo al propio gobierno o a las relaciones entre los partidos que componemos del oficialismo. Tampoco me parece que tengamos que estar dentro del oficialismo realizando emplazamientos o viendo la paja en el ojo ajeno. Eso en nada suma. Necesitamos estar concentrados en los desafíos del país y lo que ocurre en otros países es el Presidente de la República y la Cancillería quienes tienen que adoptar las posturas correspondientes. El resto es opinología

—Pero algunos parlamentarios del Socialismo Democrático han hecho pública su incomodidad en “compartir coalición” con un partido que avala el régimen venezolano, ¿no torpedear de alguna forma el trabajo legislativo de la coalición este tipo de diferencias?
A mí me parece que esa es una excusa para poder eludir temas y no creo que sea lo correcto. La relación entre los partidos la conducen las directivas de los partidos. Dentro del comité político no hay censura, se pueden plantear los temas desde los partidos políticos que formamos parte del gobierno, pero no somos el gobierno, y por lo tanto me parece válido que se tengan opiniones que pueden ser distintas. En ese sentido, cada partido deberá dar explicaciones de por qué tienen determinadas posturas y por qué no acompañan al presidente en este tema en específico.  Pero eso es parte de la libertad que tenemos.