Mewing y malentendidos: El abismo cultural entre generaciones
Recientemente una tendencia en redes sociales conocida como "mewing" ha captado la atención de la prensa tradicional, revelando una brecha generacional en la comprensión de la cultura popular. Incluso durante transmisiones de programas matinales, presentadores se han quejado de supuestas amenazas de muerte por parte de los transeúntes.
Sin embargo, lo que realmente ha ocurrido es una confusión entre el ya mencionado "mewing" -un "meme" viral que consiste en pasar el dedo índice por el contorno del rostro- y el gesto típico de amenaza de muerte, en el que se pasa el dedo por el cuello.
Este incidente expone las dificultades que enfrentan las generaciones mayores para comprender y conectar con estas nuevas expresiones culturales populares.
Los avances tecnológicos y las redes sociales han cambiado la manera en que experimentamos el mundo, la forma en que nos comunicamos y nos relacionamos. Para los jóvenes (personas nacidas desde el año 2000) la aparición del internet, las redes sociales, los celulares touch, los computadores y la vida interconectada, no fueron un cambio radical, como lo fue para muchas de las generaciones que les preceden, sino que para ellos el mundo siempre ha sido así, no hay un antes y un después.
Esta inmersión total en el mundo digital desde el nacimiento ha creado una generación con una forma única de procesar información y comunicarse, lo que tiene implicaciones profundas para la sociedad en su conjunto.
Gracias al entorno digital, han emergido nuevas formas de expresión cultural, generalmente vistas por los medios tradicionales como de baja cultura, y en donde se destaca la cultura pop.
Este concepto ha evolucionado junto a la cultura digital para abarcar una amplia gama de fenómenos que marcan tendencia en internet y se arraigan en la memoria colectiva, incluyendo creepypastas, videojuegos, series, películas, videos musicales, libros, historietas, entre otros.
Dentro de esta vorágine de la cultura pop catalizada en el entorno digital, los memes se han instalado como una forma poderosa de comunicación. Para Richard Dawkins (biólogo evolutivo británico), el meme es la unidad más pequeña de información cultural, que se puede transmitir de un individuo a otro, incluso entre generaciones.
Si un meme resulta llamativo, se mantendrá en el tiempo y será parte de la cultura popular, incluso será replicado en otros idiomas y países. Los memes, lejos de ser simples bromas de internet, se han convertido en una forma de comentario social y político, capaz de influir y comunicar narrativas culturales con una velocidad y alcance sin precedentes.
Este espacio no alcanza para explorar la complejidad de los cambios culturales ocurridos en los últimos años, pero para quienes han crecido en este entorno digital, la rapidez y la constante evolución son la norma. Sin embargo, muchos -como aquellos que malinterpretaron el "mewing"- aún luchan por comprender estos aspectos de la sociedad contemporánea.
Esta dificultad puede deberse a la velocidad vertiginosa de los cambios, la complejidad inherente de estos fenómenos, o simplemente porque los consideran carentes de valor o importancia. Es decir, parte de una baja cultura que no es relevante.
Un ejemplo ilustrativo de esta desconexión se viralizó en TikTok, en donde Roberto Gil acusó al partido político de Arturo Zaldívar de promover el satanismo a través de las llamadas Calacas chidas (camisetas con imágenes de calaveras que poseen frases) en un debate en México. Zaldívar señaló que esta acusación sólo revelaba la falta de comprensión de la cultura de los memes por parte del acusador y, por supuesto, su edad.
Otro caso que demuestra el impacto de la cultura digital en la política es la campaña presidencial de Gabriel Boric en Chile. Los simpatizantes de Boric generaron una oleada de memes que incorporan figuras populares como Piolín, Chayanne, Taylor Swift, Pokémon y bandas de k-pop.
Esta estrategia, aunque no fue oficialmente adoptada por el equipo de campaña, logró captar la atención de un segmento del electorado que normalmente no se interesa por las campañas políticas tradicionales, pero que consume memes diariamente en plataformas como Instagram, Facebook y Twitter.
Estas son sólo muestras de la versatilidad de las expresiones de la cultura popular. Creemos que ignorarlas, como se ha hecho por instituciones y medios tradicionales, nos ha traído dificultades para comprender lo que sucede y cómo responder a las problemáticas de la ciudadanía.
Ignorar o menospreciar estas nuevas formas de expresión cultural no solo nos desconecta de una parte significativa de la población, sino que también nos priva de una herramienta valiosa para comprender la opinión pública y las preocupaciones emergentes de la sociedad.
En un mundo cada vez más digitalizado, la alfabetización en cultura digital podría convertirse en una habilidad esencial para los ciudadanos por igual. A veces tenemos que ver un poco más de memes para saber qué es lo que sucede en el mundo.
Autores de la columna: Martina Alarcón (Universidad de Talca) y Fabián Belmar (Universidad Adolfo Ibáñez)
Crédito de la foto: Pavel_dp/Shutterstock