Enrique Román: "La estrategia del neoliberalismo ha sido evitar ser denominado como tal”
En los años 80 el término “neoliberalismo” desapareció de la escena pública y de la agenda mediática como de la investigación social. Durante las dos primeras décadas de los gobiernos de la Concertación también estuvo ausente de la discusión política en Chile.
Tras el estallido social de octubre de 2019, el concepto se instaló definitivamente como punto de análisis político, sin embargo, ¿qué es neoliberalismo y cómo se debe utilizar para no trivializar su significado?
Estas interrogantes son las que el economista Enrique Román intenta responder en los tres volúmenes “Neoliberalismo en Chile”, publicados por editorial Ocho Libros y que será presentado el próximo 11 de julio a las 19:00 horas en el Centro Cultural La Moneda, actividad en la que participará la diputada Gael Yeomans, el diputado Gonzalo Winter y el sociólogo y académico Felipe Portales.
“Después del golpe de Estado, la gran duda que se había instalado en la izquierda era cómo denominar esta 'cosa' que le había caído encima. La primera interpretación que se impuso , ganando gran fuerza, sostenía que estábamos enfrentando a 'un régimen fascista' y como prueba de ello se esgrimía el que este estaba “matando a nuestra gente”. Otros, por el contrario insistieron en que nos estábamos enfrentando en realidad solo a un típico 'régimen gorila' en el cual los militares se ponían temporalmente por sobre las fuerzas políticas y sociales” para así retomar el control de la sociedad, dice Enrique Román en conversación con El Desconcierto.
“La idea que sostenía que lo más adecuado era adscribir el modelo de los Chicago Boys a la denominación 'neoliberal', pues esos eran sus fundamentos conceptuales, ganó prontamente muchas adhesiones. Pero aquello tuvo vida corta, porque si bien la perspectiva antineoliberal sirvió para elaborar, de alguna manera creo yo, lo que fue el así llamado 'programa alternativo' levantado por los opositores a la dictadura, ese programa incluía en su interior, entre otros elementos, el fin de las AFP, las ISAPRES y de la Constitución del ’80. Sin embargo cuando Alejandro Foxley, Edgardo Boeninger y el grupo de políticos y economistas que los acompañaban decidieron cambiar la orientación del programa opositor, a partir de ese momento el uso del término neoliberalismo fue conscientemente eliminado del vocabulario de la centro izquierda y desapareció del escenario político, agrega el economista.
La ideología que no se atreve a decir su nombre
Para muchas personas el neoliberalismo no existe y es muy raro que alguien se defina como tal. Por otro lado, su uso corriente parece constituir solo un descalificativo genérico ¿Por qué entonces vale la pena realizar un análisis tan extenso de un tema cuya relevancia parece estar puesta en duda?
Este es un problema extremadamente importante. No es posible entender lo que está sucediendo en el Chile de hoy, en términos políticos, si uno no entiende cuál es la raíz del programa que se está defendiendo de un modo antitético al neoliberalismo que, de alguna manera, parece estarse imponiendo. No digo que la fuerza del neoliberalismo radica en el hecho que no se pueda ganar el gobierno, eso es otra cosa. Han habido en nuestro país gobiernos de centro izquierda la mayor parte del tiempo pero el programa de transformaciones del país prometido no se ha concretado y lo que se está realmente construyendo es un país neoliberal. Por lo tanto, si en el progresismo y la centroizquierda no estamos de acuerdo en qué es: “neoliberalismo”, el camino se vuelve muy cuesta arriba. Si no se percibe adecuadamente que es el neoliberalismo será muy difícil superarlo y esa falta de claridad es lo que ha generado tantos problemas a la vinculación de la centroizquierda y la ciudadanía. La base de aquello radica en que, desde la centro izquierda, durante 30 años se planteó que el programa neoliberal original, reconvertido al decálogo del consenso de Washington era progresista, vale decir que las políticas neoliberales impulsadas post 1995 y continuadas post1990, ya no eran neoliberales, pero desafortunadamente lo eran. Se nos dijo por entonces que estas, post 1990, no debían continuar siendo ser denominadas como neoliberales y por el contrario debíamos considerarlas como parte del “programa progresista”. Y esa definición la compramos.
¿Liberalismo y neoliberalismo son dos cuerpos de ideas distintos o como sostiene Javier Milei y Axel Kaiser, se trata de una entidad única que debiera ser denominada liberalismo clásico?
Neoliberalismo y Liberalismo son dos cuerpos conceptuales y dos programas institucionales muy distintos, aunque a los neoliberales les fascina ganar legitimidad denominándose simplemente como liberales, cual si entre John Locke, Adam Smith y ellos no existiese ninguna discontinuidad relevante. Ante la poca oposición que ello ha generado, esa intencionalidad se ha desplazado aún más hacia la derecha, de tal modo que incluso los Libertarios no se reconocen como neoliberales y exigen ser considerados liberales clásicos. incluso han empezado a hablar, a partir de Javier Milei, de una identidad única entre el liberalismo clásico y el “libertarismo”, u,. termino que antes no se usaba en Latinoamérica, pues dicha corriente solo destacaba en Estados Unidos, donde tenían una pequeña fuerza política grupos autodefinidos como libertarios, liderados por Murray Rothman. En Estados Unidos se definía como libertario a una particular corriente de origen liberal que ya no se asumían como tales y que eran considerados más bien como anarquistas de derecha. Para la opinión pública masiva los libertarios eran solo un grupo de locos de la extrema derecha radical.
Tener claras estas distinciones es crucial. Cuando uno trata de identificar cuál son los grupos político asociados al neoliberalismo, y no se tiene claro cuál es el conjunto de ideas asociados a este, entonces empiezas a dar palos de ciego en cualquier dirección y por lo tanto no logras concentrarte en aquello que es lo que tú quieres contestar política y económicamente hablando. De ahí entonces toda esta dispersión del discurso que al final no conduce a nada. Es una estrategia, dicho en lenguaje super simple, que además de no conducir a nada, genera una tremenda desazón en nuestras filas.
¿Dónde se puede situar entonces los orígenes del programa neoliberal? ¿En Austria, en Chicago o en Chile?
Aquí hay un camino evolutivo. Originalmente las ideas neoliberales se desarrollan en Austria pero dicho camino tienen un traspié porque cuando estos profesores austriacos se tienen que ir de Austria ante su inminente anexión por Alemania y Hitler toma el control de su país, el desarrollo neoliberal se da por fuera de Austria. En 1938 los padres fundadores del neoliberalismo convocan a una reunión cuyo objetivo era armar una internacional neoliberal a ser domiciliada en París, esa reunión se denominó el Coloquio Lippmann. Se juntaron académicos de todo el mundo bajo la hegemonía del pensamiento de los austríacos. Cuando en 1940 los nazis invadieron París dicho intento puede considerarse clausurado. Durante toda la guerra y en el periodo siguiente, las ideas neoliberales si bien existían, no tenían mucha importancia. Todas esas ideas de origen austriaco y que hoy día levantan y leen nuevamente, quedaron fuera de realidad ante el potente despliegue de los estados de bienestar. La gente creía en otras cosas no en las propuestas propias del hiper-individualismo neoliberal. Pero tras la crisis del petróleo y la guerra de Vietnam a comienzos de los años setenta los estados de bienestar pierden fuerza y entran en una crisis sistémica. Es allí cuando emerge una nueva generación formada en la Universidad de Chicago, liderada por Milton Friedman, quien le da una reconceptualización al pensamiento neoliberal reorientándolo a los temas monetarios, intento que resultó muy exitoso en el contexto de incontrolable inflación de aquellos años, lo cual posibilitó que el neoliberalismo desplazase su centro en Chicago.
A juzgar por la visión de autoras como Nancy Fraser y Wendy Brown, en Estados Unidos, existiría un neoliberalismo de izquierdas y no solo uno de derechas. Publicaciones del progresismo internacional, como la New Left Review, sostienen que la deriva neoliberal de cierta parte de la vieja izquierda, es un fenómeno global al cual no se le ha enfrentado de un modo efectivo.
Nancy Fraser dice, mira, nosotros nos enfrentamos al neoliberalismo, pero ¿quién es el neoliberalismo en Estados Unidos?: El Partido Demócrata. El programa neoliberal lo implementó Clinton. Y Obama, que nos prometió (igual que Bachelet), que él iba a abandonar el programa neoliberal terminó haciendo un gobierno de ese mismo signo. Según Fraser y buena parte de la izquierda Estadounidense, esa ala demócrata es el enemigo. A partir de allí surge el planteo que sostiene que, dentro del mundo demócrata, hay que desplazarse hacia la izquierda. Y lo hacen con Bernie Sanders. Fracasan y el fracaso es tal que ahora ni siquiera pudieron llevar a Sanders o un candidato de esa factura y los demócratas terminaron siendo liderados por Joe Biden. Vale decir algo similar a lo ocurrido cuando en Chile llevamos a Eduardo Frei de candidato y terminó ganando Sebastián Piñera.
Dada esta dinámica es que, desde adentro de la izquierda norteamericana, es donde con más fuerza ha salido esta idea que sostiene que la izquierda tradicional se vendió al neoliberalismo. Un fenómeno muy similar se da dentro de la izquierda británica, pero no son solo dos casos, esto ha pasado país por país. Existen al efecto razones históricas pero no hay que olvidare que tanto las centroizquierdas estadounidense y británicos poseen solidas redes internacionales y han formado, financiado e influenciado la evolución de las centroizquierdas internacionales.
¿Qué opina Ud. de los más conocidos análisis desplegados en nuestro país con relación al neoliberalismo y, más particularmente, qué opina de los planteamientos de Tomas Moulian y Manuel Antonio Garretón?
Parece que Moulian considera que lo que consiguió el neoliberalismo fue hacer de Chile un país plenamente capitalista. Eso no es extraño, esa es una posición marxista clásica por lo demás bien puede asociarse en esos años a la aproximación de Moulian al Partido Comunista. Es una visión análoga a la de Carlos Marx, quien pensaba que la dominación británica de la India era un fenómeno progresista que hacía avanzar una sociedad atrasada hacia el capitalismo. Entonces, ese discurso se asociaba al de quienes pensaban que el neoliberalismo, después de todo, lo que está haciendo es romper con el viejo orden conservador chileno. Esa es una posición que creo que era muy equivocada. Varios años después, desde otra óptica, Manuel Antonio Garretón, yo creo supera esa visión haciendo un aporte que es fundamentalmente positivo. muy tímido, para mi gusto, pero indudablemente positivo.
Él dice a ver, discúlpenme, acá no se puede hablar de neoliberalismo o de progresismo cual si fueran bloques sin fisuras, la pregunta apropiada es ¿Qué tienen de neoliberal y qué tiene n de progresista las políticas de la Concertación?
Para responder aquello el Inventa un sistema para medir: algo así como: son 60% progresista, 40% neoliberal o bien 60-40%. Entonces, eso tiene un elemento magnifico, permite discutir que tan cercanas al neoliberalismo se han convertidos las políticas implementadas desde el gobierno por la centroizquierda, y aun mejor, quien coloca arriba de la mesa esa discusión no es un outsider sino que un intelectual muy prestigiado dentro del establishment político-académico.
Si se observa la fuerza de los actuales procesos de neoliberalización económica y política que enfrenta el planeta y a la luz de los fenómenos políticos del Chile contemporáneo, ¿cree Ud. que, tal como se escribió en las calles durante el estallido social, Chile fue la cuna y será la tumba del neoliberalismo?
Esa expresión es puro voluntarismo. Sería ideal que Chile fuera la tumba, pero primero hay que aclarar no fue la cuna. A nosotros el neoliberalismo nos llegó desde afuera, vale decir desde Chicago. En esos años, tal como muestro en el volumen uno de mi libro, era muy difícil que nos hubiese llegado en esos años la versión austríaca del neoliberalismo, tal como le está llegando los argentinos. A nosotros nos llegó una versión algo mejorcita. Chile no es la cuna del neoliberalismo, este es un producto importado, no lo pasemos por producto nacional. Segundo, esto de ‘la tumba’ pudo ser, pero esa opción la farreamos un poco. Podríamos haber liquidado el neoliberalismo si hubiéramos tenido una Constituyente minimalista que permitiese gradualmente desmontar el moldeo neoliberal, pero reconozcamos que los que lideraron la Convención Constituyente no tuvieron la altura política necesaria para entender ese tema y por lo tanto, llevaron adelante una estrategia que condujo a la derrota. Luego, la posibilidad de que Chile fuera la tumba del neoliberalismo en ese momento ya no se dio. La superación de su modelo es un fenómeno que yo creo que nos va a tomar medio siglo. Porque si estos jóvenes llegados de Chicago y apoyados por Pinochet se demoraron 50 años en armar su modelo, pensar que nosotros nos vamos a demorar menos de 50 en desarmarlo no se ve como una opción muy realista. Creo que la tarea va a ser muy difícil de abordar en plazos cortos y, peor aún, si no tenemos claro lo que es neoliberalismo, es probable que nunca logremos una sociedad planamente posneoliberal.