El desgarrador desahogo de Delfina Guzmán a sus 96 años: "El cuerpo es bien conches..."
La destacada actriz chilena, Delfina Guzmán compartió reflexiones íntimas sobre su vida y perspectivas en una reciente entrevista con Matilde Burgos para CNN Chile, donde abordó como el paso del tiempo la libera, pero por otro lado el cuerpo empieza a adolecer y a perder movilidad.
A sus 96 años, Guzmán abordó una variedad de temas, desde su carrera hasta sus opiniones políticas y su visión del futuro. La actriz repasó su trayectoria, incluyendo su tiempo en Europa, su paso por Concepción y su carrera en el teatro.
Sin embargo, fueron sus comentarios sobre la vida, la muerte y la política los que más llamaron la atención.
Con franqueza, Guzmán habló sobre el envejecimiento y su actitud frente a la muerte: "El cuerpo es bien conchadesumadre (…), pero yo no le tengo miedo a la muerte. Lo único que le he pedido a Dios es que sea buena persona y me deje morir durmiendo". tiempo.
A pesar de los desafíos físicos, Guzmán mantiene un optimismo inquebrantable sobre el futuro, al asegurar que ésta "completamente convencida de que el futuro será mejor", expresando una profunda fe en el progreso humano y tecnológico.
"Tengo una fe en el futuro que me emociona y conmociona. Sé que el hombre está destinado a crear cada día un mundo mejor", agregó.
Política
En cuanto a la política, Guzmán no dudó en compartir sus opiniones. Sobre el dictador Augusto Pinochet fue tajante: era un pelota, que no vale la pena seguir insistiendo en lo que hizo, si él no hizo nada…".
Por otro lado, expresó una admiración especial por el actual Presidente Gabriel Boric. "Me mata. No es de ninguna parte ese cabro, es de todos nosotros", declaró con entusiasmo. Además, la actriz valoró particularmente la juventud de Boric al asumir la presidencia: "Me encanta que haya sido presidente a los 30 años, ya que es una edad muy especial".
En esa misma línea, la actriz relató un encuentro personal con Boric. "Lo conocí de una forma tan linda, porque nos encontramos en un acto (…). Llegó este cabro exquisito y le dije 'mire, no me hable ninguna palabra, párese ahí' y le empecé a dar besos y besos, porque no tenía cómo explicarle todo el cariño, el cual es (también) el sumado de todos mis hijos".