Mini humedales: La tendencia contra la sequía que se toma los cerros de Santiago
Chile atraviesa un problema estructural de sequía, que por lo general busca solucionar construyendo embalses o desaladoras. Pero distintos trabajos sobre crisis hídrica en el país han concluido que restaurar la capacidad de los ecosistemas naturales para retener e infiltrar agua es la solución más costo eficiente y con mayores beneficios.
Así, ha crecido en el país una tendencia por la restauración de ecosistemas que sostienen el ciclo hídrico, con metodologías cada vez más validadas y que han sido financiadas por programas estatales para aplicarse.
Una de ellas es la restauración del suelo para cosechar agua, que ha sido aplicada por actores públicos como Conaf pero que era practicada desde tiempos ancestrales por los Incas, y que hoy la consultora Symbiotica está desarrollando en lugares como el cerro Chena en San Bernardo, donde trabaja junto a la Fundación Chile y el Gobierno Regional Metropolitano.
Obras de conservación de agua y suelo
El método consiste en construir pequeñas Obras de Conservación de Agua y Suelo, que a primera vista parecen como humedales en miniatura a lo largo de las laderas de un cerro. Estas obras pueden ser desde zanjas hasta medialunas de piedra o pequeñas terrazas, y el objetivo que tienen es retener el agua en la superficie del cerro o enlentecer su paso, para que no erosione el suelo.
“A través de estas construcciones le damos rugosidad a las laderas del cerro para que el agua se apose en ellas, quede en el sistema y se infiltre. Pero ahí también se va acumulando suelo. Materia orgánica, arcilla, limos y semillitas que a mediano y largo plazo potencian la recuperación natural del suelo para que sea capaz de regenerarse hasta el bosque”, explica Gabriel Orrego, co fundador de Symbiotica.
Se trata de una intervención planificada y con mente en recuperar las funciones naturales degradadas por el humano. Para estos proyectos, desde Symbiótica estudian tanto el estado del ecosistema y del suelo, como la escorrentía de agua lluvia, para planear la forma de intervención.
“Estos cerros son paisajes muy degradados, que se han talado, se han quemado. Yo no voy a llegar a plantar peumos y boldos donde recién se está regenerando el espino, que es la especie más rústica y que resiste las peores condiciones. Lo primero es agua y suelo”, explica Orrego.
Las obras en conjunto forman un paisaje de retención de aguas lluvias, cuyo objetivo final es recargar los acuíferos de Santiago, cuya superficie está casi completamente impermeabilizada por la urbanización, el pavimento y los canales o infraestructura gris que no permite la infiltración del suelo.
Foto: Kevin Vargas, Symbiotica.