En 1972, un grupo visionario de artistas, obreros y arquitectos, liderados por Hugo Gaggero, se embarcaron en una misión pionera: crear un espacio público que fomentara la cultura y el progreso. El resultado fue el emblemático edificio UNCTAD III, una obra que no solo se convirtió en un hito arquitectónico sino también en un crisol de expresiones artísticas.

Hoy, 52 años después, Gaggero y Eduardo Martínez Bonati, quien en su momento integró obras de arte al edificio, regresan al lugar que una vez soñaron. En la Sala de Artes Visuales, Bonati está montando una exposición que promete ser tan conmovedora como el reencuentro de estos dos amigos. Una colaboración simboliza la unión y la perseverancia, demostrando que, a pesar del paso del tiempo, es posible forjar lazos duraderos y levantar nuevas obras que inspiren a las generaciones actuales.

Eduardo Martínez Bonati, a sus 93 años, regresa al edificio UNCTAD III, ahora conocido como GAM, para presentar una colección de obras inéditas que reflejan su reciente iconografía y las múltiples facetas de su extensa y distinguida trayectoria artística.

El camino a mí mismo

Un artista conocido por sus contribuciones significativas al arte público chileno, incluyendo el mural del paso bajo nivel de Santa Lucía, Bonati se reconecta con la comunidad artística del país a través de esta exposición titulada “El camino a mí mismo".

Una producción conjunta con CH.ACO en la que Bonati exhibe una selección de obras abstractas de gran formato, concebidas en la última década. Estas piezas, nacidas en su taller de Pirque, son el resultado de una profunda reflexión inspirada en estudios psiquiátricos y prácticas de meditación trascendental, y buscan transmitir el vitalismo que caracteriza su obra. Con esta muestra, Bonati no solo celebra su regreso sino que también ofrece una ventana a su evolución artística y su constante búsqueda de autenticidad expresiva.

Una vuelta al mítico edificio UNCTAD III del que el Premio Nacional de Arquitectura 2019 y también participe del hito, Miguel Lawner ha expresado que “no hay edificio en Chile, ni antes ni después, que haya tenido ese nivel de arte y arquitectura”, aseguró.