Recientemente se conmemoró un nuevo Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, y en este contexto se hace importante, justamente, comprender las percepciones de las mujeres sobre la salud pública en Chile.

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El Índice de Gobernanza Regional de Chile (IGRC), elaborado con 4.000 encuestas aplicadas a personas en las 16 regiones por el Núcleo Milenio para el Desarrollo Integral de los Territorios (CEDIT), permite analizar diferencias de género en la percepción de distintos servicios públicos, entre ellos, la salud pública.

Las encuestas muestran que las mujeres tienen una percepción de la calidad de la salud pública peor que los hombres, tanto a nivel nacional como en la mayoría de las regiones, a excepción de la región de Los Lagos, en donde la percepción es mucho más positiva entre las mujeres que los hombres.

Ante este primer resultado nos surge la pregunta ¿por qué las mujeres, frente al mismo servicio, perciben la calidad de la salud pública de manera menos favorable que los hombres?

Una primera respuesta se conecta con la extensa literatura científica sobre cuidados: la salud siempre ha sido un pilar del bienestar personal y familiar, y las mujeres históricamente han desempeñado y siguen desempeñando un papel crucial al asumir una mayor responsabilidad física y emocional para garantizar el cuidado y la buena salud de los integrantes del hogar.

Por ello, su conexión con la salud pública, especialmente para aquellas que son usuarias de servicios públicos recurrentes (como pacientes o acompañantes de FONASA), es estrecha, lo que intensifica su escrutinio sobre los procedimientos en los que participan, desde las esperas al interior de los recintos hasta la atención recibida.

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Además, la encuesta arroja que las mujeres tienden a percibir con mayor frecuencia un trato desigual en los establecimientos de salud pública. También en este caso, la literatura científica nos da pistas para comprender este resultado. La evidencia internacional muestra que existen sesgos de género importantes en la atención de salud, que tienen efectos profundos sobre la calidad de vida y el bienestar de las mujeres.

Estos sesgos llevan con frecuencia a subestimar los síntomas y el dolor referidos por las mujeres en comparación con los de los hombres, generando desde errores en los diagnósticos y retrasos en la adopción de los tratamientos adecuados, hasta el ejercicio de violencia de género. El problema de los sesgos de género en salud está aún poco explorado en Chile, pero la percepción de trato de desigual que reportan las mujeres en las encuestas refuerza la urgencia de investigarlo y comprenderlo de mejor manera.

En la actualidad, los cuidados son temas de interés nacional debido a la discusión sobre una Política Nacional e Integral de Cuidados para Chile. Este esfuerzo ha sido acompañado por diagnósticos (como el informe recientemente publicado por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia y ONU Mujeres Chile) que indican que las mujeres cuidadoras exigen la reducción de las listas de espera, el mejoramiento al acceso de la información, reforzar los turnos y reducir los tiempos de espera.

Por lo tanto, resulta fundamental atender las necesidades expresadas por las mujeres, especialmente en relación con su percepción negativa de la calidad de los servicios de salud pública. Esto implica, además de crear nuevos programas asociados al cuidado, promover la gestión eficaz en los servicios hoy, considerando un trato digno, con perspectiva de género que reconozca a las mujeres y sus especificidades, como así también a las mujeres cuidadoras.

Estas últimas deben ser reconocidas como parte integral del sistema de cuidados, y sus demandas por una mayor eficiencia en los procesos y un mejor trato, así como el apoyo a su salud física y mental, deben ser parte del mejoramiento de los sistemas de salud públicos hoy.

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Finalmente, las diferencias de género que muestran estos resultados afirman la importancia de considerar las percepciones de las mujeres usuarias del sistema público de salud, como un indicador fundamental del avance del derecho al acceso a la salud con un enfoque desde la mirada de la salud integral.