Poder, verdad y delirio en la política del mundo

Poder, verdad y delirio en la política del mundo

Por: Sascha Cornejo Puschner | 02.06.2024
Somos testigos del delirio colectivo de una elite política a la que se le acabaron las ideas. El negacionismo es cada vez más difícil de sostener ante las imágenes del horror que nos llegan de Gaza. Mientras que se apuesta a la huida hacia adelante, a través de la guerra perenne y la destrucción ilimitada de vidas humanas, como la única alternativa de occidente para mantener su relativo bienestar y hegemonía.

La verdad es un cometido difícil. Más allá de los embrollos filosóficos que conlleva decir algo de la Verdad (con “V” mayúscula), aquí lo que nos interesa son las pequeñas verdades, los relatos de vida y muerte. Las verdades acalladas, distorsionadas y retorcidas por los medios de comunicación occidentales.

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Si hablamos de la vida humana que comporta una verdad, más bien tendríamos que hablar de las verdades-vidas quemadas, aniquiladas, asesinadas, borradas como si nunca habrían existido. Esa verdad-vida de niñas, niños y bebes palestinos asesinados a diario por el ejército de ocupación israelí. Como si estas vidas y verdades nunca habrían tenido algún futuro, ya que tuvieron la mala suerte de nacer en el campo de Varsovia del S.XXI (Ver Aquí).

Es por eso que es importante encarar la cuestión de la verdad en continuo proceso de negación. Gaza sigue siendo lo que hoy divide al mundo entre los que denuncian un genocidio en curso, entre los que lo justifican y una amplia mayoría silenciosa.

La verdad toca la fibra sensible del poder cuando comienza a entrar en disputa con lo que el poder sostiene como verdad. Un dicho común es que “el poder corrompe”, pero no solo eso, sino que también enceguece, esto porque el poder termina creyendo sus propias mentiras. ¿Quieren un ejemplo? Pues ahí les va: La conferencia de prensa del vocero de La Casa Blanca, Tom Bateman el martes 27 de Mayo es una clase magistral de distorsión de la realidad (Ver Aquí) (…“distorsión de la gente” –decía la Polla Record).

La política internacional de ese país ya se había servido del lenguaje empírico de las ciencias para sostener sus mentiras. Un caso ya célebre es el de Colllin Powell ante la ONU sosteniendo como un “hecho” que Irak poseía armas de destrucción masiva (Ver Aquí). Estas nunca se encontraron. Irak fue destruida y la cantidad de gente asesinada se estima en más de 900.000 (Ver Aquí).

Volviendo a nuestro presente, tal cual, el vocero del gobierno de Joe Biden remite varias veces a los hechos como aquellas versiones acomodadas al relato del estado omni-poderoso. A las preguntas críticas, responde diciendo, “esa es su versión, yo prefiero remitirme a los hechos” luego continua repitiendo que Israel esta investigando sus “errores” sobre la nueva matanza llevada a cabo.

El poder dice una cosa, pero hace otra, como el gobierno de Joe “Genocide” Biden como hoy le llaman despectivamente las voces que defienden la vida palestina en Estados Unidos. Pero a veces el poder anuncia lo que hará, como la cúpula Israelí anunciando su campaña genocida. De esta manera el poder confunde, irrita, y desorienta.

Pero lo que hace, en definitiva, es demostrar su complacencia de su poder de destrucción a gran escala que, con creciente efervescencia y odio sanguinario, va develando su rostro genocida. En este sentido, Israel y Estados Unidos funcionan como una dupla invencible. ¿El mundo quiere otra cosa? ¿Alto al fuego? ¿Fin al genocidio? ¡Pues, jódanse!

Más allá de los intentos de la justificación cada vez más difícil, cada vez más insostenible, dentro del juego del poder solo intervienen unos pocos interlocutores. Nosotros, simples espectadores del espectáculo del poder, vemos que su esfera está ocupada por estos dos interlocutores todopoderosos que actualmente rigen el rumbo del mundo hacia el horror. Voy a hacer caso omiso de la heterogeneidad al interior de estas sociedades (crítica y protesta) y referirme únicamente a sus cúpulas gobernantes, las que están llevando a ambos países hasta una caída al abismo cuyo descenso les será difícil frenar.

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Ambas cúpulas gobernantes conforman y deforman sus propias realidades mientras que el mundo atónito, mira y ríe por lo bajo de la estupidez, la crueldad, y el delirio. Pero no. Nadie ríe en realidad, porque la asquerosidad no da risa. Da asco y miedo. De hecho, es peligroso que haya tanto poder en manos de personalidades que no puedo llamar de otra manera que “fanáticos.

Esto por varias razones: porque creen en la superioridad moral, política, económica y por ende civilizatoria de sus sociedades increíblemente enfermas, donde su militarismo desenfrenado -que ambos países comparten-, es solo uno de sus signos de decadencia.

Fanáticos, porque no dudan en ocupar todo su poder destructivo una vez que su “poder blando” de justificación se haya agotado. Fanáticos, porque estos líderes creen fervientemente en que el poder de un Estado “X” puede dictar las verdades y normas de lo que el mundo ha de creer y cómo este ha de comportarse. Si otro poder de estas características se erigiera en otra parte del mundo no creo que dudaríamos de llamarlo fascismo.

Asistimos justamente a un espectáculo donde se entre mezclan patéticas mentiras, amenazas y persecuciones. Como las amenazas de senadores norteamericanos al fiscal de la Corte Criminal Internacional (CCI) Karim Khan por poner curso a la investigación por crímenes de guerra contra “Bibi” Netanyahu y Joav Galant además de varios miembros de Hamás.

En una carta dirigida a Khan, estos senadores, con evidente estilo mafioso lo amenazaban diciendo: “Si tu persiguieres a Israel, nosotros te perseguiremos a ti” (“If you target Israel, we target you!)”. Pero tanto el funcionario como la corte misma también han sido objeto de amenazas por parte de altos representante de la política norteamericana “EE.UU. tiene que poner a Karim Khan y el ICC en su lugar. Porque si el ICC le es permitido amenazar a los líderes de Israel, sabemos, que EE.UU. será el siguiente” (Ver Aquí).

Como diría el gran periodista Chileno Ruperto Concha: ¿qué tal?

¿Acaso no son estas amenazas, a una instancia superior de derecho internacional, una muestra flagrante del poder en su más desnuda expresión? ¿Qué pasó con el “mundo basado en reglas” que tanto le gusta citar a estos líderes occidentales? Hay que tener presente que estas amenazas y diversas formas de intentos de persecución también son realizadas contra los estudiantes que han ocupado los campuses de las universidades de ese país.

Claramente, Israel ha perdido la guerra de las narrativas a pesar de sus ilimitados recursos financieros para continuar con su propaganda. Cabe esperar si su impunidad histórica también caerá algún día.

Pero si hablamos de la impunidad, esto es algo más que ambos países aliados comparten. EE.UU. ha disfrutado de impunidad por décadas y décadas de crímenes alrededor del mundo. Limitémonos a recordar solo algunos (la lista sería demasiado larga), como la serie de “cambios de régimen” en Latinoamérica en los años 70' y 80', o la llamada “guerra contra el terrorismo” a comienzos del 2000, que llevaron a las invasiones a “Afganistan”, ”Irak”, y “Libia”, dejando a esos países en la ruina a pesar de su enorme riqueza petrolera (o quizás, para ser justos, “debido” a su enorme riqueza).

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Entonces parece que las recetas de traer “paz”, “democracia” y “estabilidad” a esos países como fue prometido por esta potencia no han funcionado muy bien. (En lo personal creo, porque nunca fueron las reales intenciones). Pues bien, debido al gran sufrimiento que la doctrina exterior de ese país ha significado para el mundo entero, imaginemos el regocijo en el mundo si parte de la elite política de EE.UU se sentara en el banco de acusados en la CCI. Pero seamos realistas, que eso no va a suceder.

Como decía el persecutor de la CCI en la ya mencionada entrevista: alguien le recordaba que esta corte fue creada para “África y gente como Putin”. (Ver Aquí). En otras palabras, la corte no está para perseguir a líderes de occidente sino a sus opositores o enemigos de turno.

Este llamado de atención, o amenaza, o como se quiera interpretar, es en cuanto menos interesante, ya que al parecer la serie de instancias de derecho internacional que se crearon post segunda mundial para establecer, regir y asegurar un orden mundial liderado por EE.UU. y países “aliados”, ahora que uno de los “suyos” comete crímenes de guerra a vista y paciencia, complicidad y silencio respaldado por el irónicamente llamado “mundo libre” (o “Norte global”), este orden mundial basado en reglas está que se desmorona.

La frase de Antonio Gramsci “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos” aplica perfecto a nuestro presente. Para los analistas geopolíticos esta ruptura del orden mundial es claro signo de su decadencia. Se requiere cierta lucidez para no dejarse seducir por el militarismo rampante que supuestamente vendría a asegurar la “libertad de occidente” (por ejemplo, la libertad de Europa frente al malvado Ruso) que se intenta instaurar en las mentes de los europeos.

Pero es en este contexto de guerra, negacionismo, y creciente militarismo que algunos analistas coinciden que prácticamente todos los relatos civilizatorios del occidente se han venido abajo. Lo que muestra es un feo rostro deformado de neo-colonialismo y nostalgia imperial. El último clavo del ataúd que enterraba la supuesta superioridad moral de occidente lo proveyeron sus mismos líderes con la doble vara de medir, de su apoyo al pueblo ucraniano y el silencio cómplice al pueblo palestino, sometido a un cruel genocidio.

Ya he llamado la atención antes -en este medio- que todo indica que aquí en Europa, no todas las vidas humanas tienen el mismo valor (Ver Aquí). Esto ha mermado la credibilidad del Norte global en dictar sus recetas civilizatorias al resto del mundo. Razón por la cual, el viraje geopolítico hacia un orden “multipolar” comienza a tener cada vez mas sentido.

No porque este orden sea mejor, ni más justo, ni más ecológico, sino porque implica que el centro de referencia geopolítico y geoeconómico se está moviendo rápidamente. Como en un tablero de ajedrez, su centro -el poder imperial norteamericano- ya no será el único polo de atracción. Pero el delirio de los regentes de EE.UU. no parece darse cuenta que ellos mismos están dañando su propia imagen, su credibilidad y confianza. ¡Quién va a querer confiar en un poder que con sus acciones ha demostrado que el poder, a fin de cuentas, lo es todo!

Somos testigos del delirio colectivo de una elite política a la que se le acabaron las ideas. El negacionismo es cada vez más difícil de sostener ante las imágenes del horror que nos llegan de Gaza. Mientras que se apuesta a la huida hacia adelante, a través de la guerra perenne y la destrucción ilimitada de vidas humanas, como la única alternativa de occidente para mantener su relativo bienestar y hegemonía.

¿De qué guerra civilizatoria me están hablando?

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En definitiva, de lo que somos testigos hoy, sirve de precedente para el mundo que nos espera si es que permitimos que esta cúpula de desquiciados siga rigiendo los designios del mundo. Porque hoy son Hamás y Putin los enemigos de occidente. Mañana lo será China, o quizás el mundo entero. Quién sabe. Pero cuando llegue ese momento, preferiría estar lejos. Ya que para el poder ¡qué importa una vida!