Trump culpable pero aún puede ser candidato para presidencia de EEUU: Incluso desde la cárcel
Un Presidente de los Estados Unidos gobernando desde la cárcel. Esa es la posibilidad, aunque reducida, que abrió el juicio a Donald Trump en el que fue declarado culpable de 34 delitos graves; entre ellos falsificar registros comerciales, específicamente 11 facturas, 12 vales y 11 cheques, y violar la ley electoral para silenciar su encuentro sexual con la actriz de cine para adultos Stormy Daniels.
Nunca antes un exmandatario estadounidense había enfrentado un caso penal, mucho menos haber sido declarado culpable. De igual forma, tampoco un aspirante a la Casa Blanca había tenido que enfrentarse este trance. Una situación que plantea la pregunta ¿puede el juicio a Donald Trump impedir que arribe al sillón oval por una segunda vez?
Los delitos considerados clase E en Nueva York, los más bajos en el escalafón, por su naturaleza no violenta, por lo que podría conllevar una pena máxima de cuatro años de prisión. No obstante, el estado de Nueva York establece un límite de 20 años para una condena acumulada por delitos de esta naturaleza.
La decisión final sobre si las penas se ejecutarán de manera simultánea o consecutiva recae en el juez del caso. Dado que los delitos son no violentos y Trump no tiene antecedentes penales, el juez podría optar por una sentencia reducida o incluso considerar la libertad condicional, sujeta al cumplimiento de condiciones específicas.
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Presidente desde la cárcel
La Constitución de Estados Unidos no prohíbe explícitamente que una persona condenada ocupe la presidencia, incluso si se encuentra en prisión. Sin embargo, para que Donald Trump pudiera ejercer el cargo desde la cárcel, tendría que ser sentenciado, agotar todas las apelaciones, ingresar a prisión y, además, ganar las elecciones presidenciales. Por lo que si llegase a ganar las elecciones cabrías perfectamente la posibilidad de que siguiera aún en desarrollo el proceso penal.
Frank Bowman, profesor emérito de Derecho Penal, señaló a CNN que el proceso de apelaciones podría extenderse más allá de las fechas clave electorales, lo que dificultaría la materialización de este escenario. Además, una posible condena podría motivar a los oponentes políticos a buscar un juicio político o impugnar su elegibilidad basándose en la Decimocuarta Enmienda.
En caso de una condena en el ámbito estatal, se podría argumentar que la Cláusula de Supremacía de la Constitución evitaría que Trump cumpliera una sentencia en prisión estatal, aunque esto sería un precedente sin antecedentes.
Por otro lado, si Trump fuera condenado en un juicio federal y sentenciado a prisión federal, teóricamente podría intentar indultarse a sí mismo o buscar alternativas para cumplir su sentencia, como permanecer en la Casa Blanca. Aunque estas posibilidades entran en un territorio legal inexplorado y no están contempladas en la legislación actual.
Un complejo entramado judicial que está por verse si impacta en las huestes trumpistas de cara a las elecciones del 5 de noviembre, o si más bien los republicanos más desalineados le terminan dando la espalda al ahora hombre condenado.