Literatura para pensar la medicina

Literatura para pensar la medicina

Por: Pamela Jofré Pavez | 21.05.2024
La literatura cultiva una resonancia con la fragilidad de otros y eso, si se hace un hábito, permite el desarrollo de una ciudadanía compasiva. Aplicándolo en quienes se preparan para ser médicos, podría permitirles aspirar a mejorar su sensibilidad moral, su empatía, tolerar lo ambiguo y como ya se ha dicho, identificar, o prevenir y quizás mitigar el agotamiento.

En las diferentes actividades donde aplicamos la medicina narrativa en la Universidad de Valparaíso, nos proponemos valorar a las personas. Eso implica reconocerles su esencia humana y genuinamente hacerles sentir que nos importan tan sólo por eso, por ser humanos.

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Y por esa razón lo intentamos hacer valer, sobre todo, cuando las condiciones que las personas enfrentan -podríamos aventurar a decir-, interpelan la dignidad. Imaginemos una persona con incontinencia, delirio, o lo que sea que lo haga dependiente totalmente de otros.

Pensamos que, desde esa perspectiva, también es conveniente mirar y reflexionar en la humanidad de los trabajadores de la salud, considerarla valiosa. Esto aplica, por supuesto, para quienes se forman hoy en las aulas de escuelas de medicina. Podemos ayudar mejor a quienes atendemos si valoramos estos aspectos en nosotros mismos.

Es por esas razones que desde los años 70's en adelante se le ha dado importancia a la literatura en el cuidado de los que cuidan. No hay dudas, -la relación entre literatura y medicina es anterior- hay muchos ejemplos de ello, como una larga lista de conocidos médicos escritores, por citar algunos: Arthur Conan Doyle, Anton Chejov, John Keats, Oliver Sacks o Williams Carlos Williams.

También podemos encontrar contundentes rastros de esa relación en detalladas descripciones que aparecen de enfermedades o situaciones clínicas en la literatura universal. Ejemplo de ello es la tuberculosis descrita en La Montaña Mágica de Tomas Mahn.

Más bien, en esta ocasión, nos estamos refiriendo al uso de la literatura en la formación de los profesionales y futuros médicos. Ella nos permite entender cómo viven sus vidas las diferentes personas que habitan nuestro entorno, las diferentes culturas representadas hoy en el espacio sociosanitario y más aún, poder entender que es lo que realmente les aflige cuando enferman, a que le dan valor, etc.

Estos esfuerzos no ponen en duda la idea de que los médicos necesitan altos niveles de competencias científico-técnicas, excelentes habilidades para trabajar en equipo y resolver problemas, o la experiencia que es necesaria para abordar y saber elegir lo relevante ante el desafío de manejar una enorme cantidad de datos.

Los profesionales que cuidarán de todos nosotros, desde su rol de médicos y médicas, necesitan desarrollar la resiliencia y una buena dosis de confianza, que les permita afrontar la fuerte presión que los sistemas asistenciales exigirán de ellos, así como la incertidumbre y la gestión de los riesgos.

Si estamos de acuerdo en lo anterior, ¿será correcto plantearse que la presencia de la literatura debe dejarse para los tiempos libres? ¿debe relegarse a la pura elección de quien tiene esas inquietudes y se inclina por esta alternativa, versus lo que ofrecen los espacios virtuales? En nuestro proyecto pensamos que no, y lo hemos fundamentado.

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Se ha investigado respecto a cómo la enseñanza de las humanidades y dentro de ello, la literatura, puede contribuir al bienestar de los estudiantes de medicina, a querer estar o persistir entusiasmado en la vocación escogida, a pesar de los años y de las dificultades que el ejercicio profesional plantee.

En la era en que se hace visible el agotamiento de estudiantes y profesionales de salud, la literatura les puede ayudar a disminuirlo, y también a cultivar la resonancia con los otros. Reconocer el agotamiento, la necesidad de cuidado que puede tener un individuo, el protagonista de un cuento o texto en particular puede ayudar a identificar más fácilmente en uno mismo lo que sucede, y ese puede ser un buen comienzo para comprenderse y estar mejor dispuesto para reconocer eso mismo en los demás.

Así también, la exposición a las humanidades ha demostrado una correlación virtuosa en el cultivo de quien se educa bajos estos preceptos. Martha Nussbaum, filósofa norteamericana ha señalado enfáticamente estas ideas en sus investigaciones y libros.

La literatura cultiva una resonancia con la fragilidad de otros y eso, si se hace un hábito, permite el desarrollo de una ciudadanía compasiva. Aplicándolo en quienes se preparan para ser médicos, podría permitirles aspirar a mejorar su sensibilidad moral, su empatía, tolerar lo ambiguo y como ya se ha dicho, identificar, o prevenir y quizás mitigar el agotamiento.

No todo es fácil en esta tarea por muy convencidos y fundamentados que estemos. Alcanzar objetivos técnicos de alto nivel y cultivar “lo humano” en la medicina a través de la literatura, sugiere cierto nivel de creatividad para no sobrecargar a los estudiantes y, por otro lado, no relegar el cometido a una mera experiencia estética -nada despreciable, por cierto- pero que termine sucumbiendo a eso, una especie de adorno para quienes disfrutan este tipo de saberes, de cultivar un buen lenguaje o de intercambiar intelectualmente ciertos lujos o sofisticaciones estilísticas.

Nuestro propósito en el laboratorio de medicina narrativa también se inspira en los postulados del recientemente fallecido filósofo italiano, Nuccio Ordine, quien en su texto Una escuela para la vida señala <<Por desgracia, se nos olvida -y aquí la etimología puede echarnos una mano- que la palabra “skholè”, que significa ocio, tiempo libre, pensar en uno mismo, pensarse en hacerse mejor sin ninguna preocupación práctica. Al cabo del tiempo, se evidencia que quien ha pensado en sí mismo y se ha hecho mejor, quien ha estudiado con pasión, encuentra un lugar digno en la sociedad.>>

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De todas estas cuestiones, vamos a discutir y reflexionar en las próximas jornadas de medicina narrativa, las que se celebrarán el 13 y 14 de junio de 2024 en Viña del Mar. Allí, además de ver representados a diversos países en sus proyectos y conferencias de interés para quienes buscan estos espacios, tendremos la oportunidad de escuchar a la destaca escritora chilena, Adriana Valdés, en su conferencia de cierre: Humanismo, siglo XXI y educación.

Para mayores detalles de la actividad, pueden revisar acá: Jornada de Medicina Narrativa 2024