El empoderamiento femenino en el sector tecnológico es crucial para construir sociedades más equitativas y económicamente prósperas. Este fenómeno global busca garantizar el acceso equitativo de las mujeres a las oportunidades y reconocer su impacto en uno de los sectores más influyentes de la economía moderna.

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A nivel mundial la presencia femenina en tecnología está aumentando, aunque todavía enfrenta obstáculos significativos. El estudio "Women in Tech" de PwC destaca que solo el 23% de los profesionales en STEM son mujeres.

Ejemplos inspiradores incluyen a Gwynne Shotwell, presidenta y COO de SpaceX, quien ha sido fundamental en la operación y expansión de la empresa aeroespacial. Otro ejemplo es el de Susan Wojcicki, CEO de YouTube, que ha transformado la plataforma en un gigante de los medios digitales. Finalmente, tenemos a Safra Catz, CEO de Oracle, cuyo liderazgo ha sido decisivo en la expansión y éxito continuo de la empresa en el competitivo mercado de la tecnología.

En Chile, la situación refleja estos desafíos globales pero también ofrece ejemplos de progreso. Programas como "Laboratoria Chile" han tenido un impacto notable, similar a iniciativas lideradas por figuras como Barbara Silva, fundadora de BeSTinnovation, que promueve la innovación sostenible a través de la tecnología.

Otro caso destacado es el de Maitetxu Larraechea, quien, como Directora de Girls in Tech Chile, ha sido una figura clave en el fomento de la participación femenina en tecnología. Además, está Susana Tonda, cuyo liderazgo en Edutecno ha impulsado la educación y capacitación tecnológica accesible para mujeres y niñas.

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El impacto económico de incrementar la participación femenina en el mercado laboral es indiscutible. Según McKinsey Global Institute, se podrían añadir hasta $12 trillones al PIB global para 2025 mediante la promoción de la igualdad de género.

Es vital que todos los actores del ecosistema tecnológico, desde startups hasta gigantes tecnológicos, gobiernos y ONGs, colaboren para fomentar y celebrar la diversidad de género. Esto implica implementar políticas de contratación equitativa, programas de mentoría y asegurar entornos laborales que sean seguros y propicios para el desarrollo profesional de las mujeres.

Es igualmente esencial que desde la educación básica se fomente la participación de las niñas en áreas de ciencia y tecnología, combatiendo estereotipos y estimulando su curiosidad e interés en estos campos.

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En conclusión, el empoderamiento de las mujeres en el sector tecnológico no solo es un imperativo ético sino también una estrategia esencial para la innovación y el crecimiento económico. Todos debemos ser partícipes activos en este cambio, promoviendo una verdadera igualdad de género en la tecnología, la cual es fundamental no solo como un derecho, sino como un requisito previo para nuestro futuro colectivo.