La ideología neoliberal y la jaula de acero
Se trata, lector/lectora, de la camisa de fuerza que ha logrado ir elaborando, desarrollando e imponiendo como sentido común, de manera directa (guerras e intervenciones incluidas) o de manera sutil, la ideología neoliberal en todos nosotros.
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El diagnóstico que esbozaba Max Weber –a pesar de su pretendida “neutralidad valorativa”-, en la conexión entre valores, normas, conductas personales y espacio público era bastante lapidario y en principio poco esperanzador.
Claro. No lo dice porque sí. Tiene en mente el mismo proceso de modernización occidental que abandona sus premisas normativas para transformarse en funcional-instrumental-gestionario, para trocar la razón ética y política y sus instituciones en auto-referencialidad, confundiendo autonomía sistémica con autismo y sordera mutua, mecanizada, sin alma, sin re-ligio, en particular después de la consolidación del capitalismo como régimen socioeconómico y nueva religión suplantadora. No hubo desencantamiento, sino el renacer de algunos dioses con minúscula que pudieron salir de su provisorio entierro.
El destino del proceso histórico de capitalismo moderno y racionalización fue a dar a la jaula de acero de la racionalidad, pero no cualquiera, sino aquella asentada en el cálculo costo/beneficio. Con todo, su subsistencia en el tiempo demanda siempre -como bien lo vio un A. Gramsci-, más allá de los pretendidos “automatismos invisibles” y en apariencia, inmodificables, del “dios” mercado, un trabajo de legitimación y hegemonía hacia el conjunto de la sociedad.
Hablamos del actual ethos neoliberal y su consagración desde los mass media, ciertas disciplinas “científicas” y la coacción, por medio de las cuales apuestan por reforzar la lógica sistémica imperante y tratar a todos aquellos disconformes, críticos, parados o cesantes, hambrientos, enfermos, como recurso humano desechable y negativista (Bauman), poco exitosos, fracasados.
Lo interesante de este ethos de la filosofía económica impuesto desde los ochenta en adelante, es que ha leído o pretendido leer muy bien a autores de la vereda de enfrente (hasta el Sr. A. Pinochet tiene una foto con un texto de A. Gramsci bajo el brazo) y ha entendido que la dominación no es estable en el tiempo si no logra legitimarse (léase, acreditarse) entre los propios ciudadanos.
Pero, lo novedoso, es que no se trata no más de una legitimación externa, a base de la fuerza o el miedo a la represión; sino, de un camino más seguro y más difuso o sutil: lograr que los propios afectados por esta racionalidad interioricen sus efectos y los asuman como algo propio, y que por tanto apoyen su promoción y defensa, sea como sea que nos vaya individualmente considerados.
Obviamente, en todo esto tienen mucha incidencia e importancia los programas de curación subjetiva que ofrecen algunas tendencias actuales de la psicología (incluidos coaching varios..) que vienen -la mayor parte de las veces- a reforzar y/o naturalizar la racionalidad dominante y a posibilitar que nuestra disconformidad y malestar social se desvíe hacia nosotros mismos: de nuestros problemas de salud, trabajo, rendimiento, oportunidades, medio ambiente, salarios, posibilidades de vida decente, somos en exclusiva responsables cada uno de nosotros.
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De allí es que, por ejemplo, muchos actores de nuestras elites sigan descalificando las expresiones de rabia y malestar con el sistema que se dieron en octubre del 2019, para reducirlas a meras expresiones de un ánimo delincuencial.
Claro, usted debe esperar un año o dos para operarse en el sistema público, y quizá morir en medio de esa espera, pero que va, así son las cosas y así funciona este sistema. ¿Por qué no se dio cuenta antes de lo suyo; por qué no pidió un crédito y fue al sistema privado de salud ¿Usted no podrá vivir con las pensiones después de años de trabajo. Pero ciudadano, que ha hecho de su vida, de sus inversiones, de su acumulación de capital? ¿Por qué no recurrió a un analista financiero? Es SU problema el no tener pensiones dignas (es decir, aquellas pensiones que permitan una vida decente para los últimos años del trajinar de todo humano) y que solo acceda a pensiones de miseria y/o sobrevivencia.
Se ha quedado sin trabajo, o no puede encontrarlo; la vivienda no es un derecho para usted, no puede ya pagar arriendos elevadísimos, pues, de nuevo, es problema suyo; o usted es poco hábil para “venderse” a sí mismo, o usted es muy cuestionador con lo que observa, o no trabaja las horas suficientes, o no se hace notar ante los que mandan, no sale en los rankines. Bueno pues, nuevamente, que no se tenga trabajo estable y decente como se le llama, no es cuestión del absolutismo del mercado en el que vivimos, es un problema personal suyo.
¿Qué puede hacer? Bueno, entre otras cosas, someterse a las diversas terapias de piense positivo y coaching ontológico empresarial que se ofrecen en el mercado de curaciones del alma que le ofrece nuestra isla del éxito, este país tan excepcional como declamaba el expresidente Piñera (aquí no pasa nada de lo que pasa en otras partes). Como se le ocurre oiga…
Hábilmente ha rato que los pensadores orgánicos del capitalismo tecnofinanciarizado han puesto el centro y atención en la reconformación o reseteo (para decirlo con un término ad usum) de nuestra mente y accionar para autolegitimarse: como se le ocurre creer en que puede haber alternativas a lo que hay, no pues, no pierda su tiempo y money.
No, lo que usted tiene que hacer es dejar de lado el soñar o el imaginar otros mundos posibles; en segundo lugar, dejar de lado todo pensar interrogador y crítico, también el filosofar o el arte, todas aquellas manifestaciones del espíritu humano que nos permitan radiografiar el estado actual de nuestra dignidad como humanos y terráqueos.
Ya ve, casi sin darnos cuenta hemos sido despojados de casi todo, para favorecer al nuevo y Único señor, poderoso caballero. Esa es la lógica imperante, usted no es nada a menos que reciba la bendición del éxito, el poder, el dinero, la imagen, los rankines, los cientos de like en tik tok o instagram. ¿Las virtudes? Mmm… que lenguaje más anticuado. Bueno sí, pero solo aquellas que apuntalan su éxito individual aquí y ahora, contra todos si es necesario, porque lo que importa es usted mismo, usted y los suyos. No parece haber más.
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Así se pretende cumplir con uno de los propósitos de la ideología neoliberal: la liquidación del lazo o vinculación social o, como decía la Sra. Tatcher, preclara representante de un nominalismo empírico extremo, convencerse de que “la sociedad” no existe pues. Y mire en donde estamos hoy por hoy; qué gran progreso hemos tenido pues... Hoy estamos de vuelta en la ley de la selva y el sálvese quien pueda, y las muchas guerras; ¡Pero qué gran adelanto connacionales!