A veces pareciera que vivimos en una sociedad donde el discurso del “sálvese quien pueda”, gana terreno y atemoriza a las familias. Sin embargo, día a día las familias de los distintos campamentos y poblaciones nos demuestran lo contrario. En la comuna de San Ramón, Andrea, una dirigente vecinal, nos contaba que gracias a las compras colectivas que realizan junto a las vecinas de su agrupación han podido ahorrar hasta un 50% en cada producto que compran.

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Además, como el proceso de compra conjunta requiere conversar se dieron cuenta que, en su propio barrio y a metros de distancia, vivían personas mayores postradas, que pese a poder pagar su cuota del pedido mensual, no podían cargar los pesados bultos que se entregaban semana a semana. Allí fue donde se activó la solidaridad barrial, esa que nos rescata del “sálvese quien pueda”, esa del “juntos llegamos más lejos que cada uno por separado”. ¿Qué pasa con aquellas familias que, pese a el empuje que pongan no pueden salvarse solas? ¿Qué alternativas ofrecemos como sociedad?

En medio de este paisaje desolador, desde el FOSIS hemos hecho surgir un programa piloto de compras colectivas, al que hemos denominado: “Juntos Más Barato”. Más que solo una estrategia para ahorrar dinero, las compras colectivas representan un poderoso medio para fortalecer la cohesión social y ayudar a las familias a ganar poder sobre sus presupuestos.

La esencia de las compras colectivas radica en su capacidad para unir a las personas con un propósito común: obtener productos y servicios de calidad a precios más bajos en conjunto, alterando el poder negociador nulo que tienen como consumidores aislados. Esta unión va más allá de la mera transacción económica; implica un compromiso colaborativo entre individuos y comunidades.

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Una de las mayores ventajas de las compras colectivas es su capacidad para generar economías de escala. Al unir fuerzas, las familias pueden acceder a descuentos significativos, que FOSIS ha podido certificar en ya 13 experiencias en distintas comunas de la Región Metropolitana. Hablamos de descuentos que van entre un 30% y un 50%.

¿Y por qué quedarnos sólo ahí? ¿Por qué no soñar en un país donde todas las familias puedan asociarse colectivamente, ahorrar dinero, y al mismo tiempo tejer redes, fortaleciendo el sentido de comunidad y solidaridad? Pensar en esto, junto con generar importantes ahorros para los bolsillos, nos permite, además, dar una vuelta de tuerca virtuosa que bien vale destacar.

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Algo tan simple como el descubrimiento de Andrea sobre sus vecinas mayores desató una reacción barrial de preocuparse por quien vive al lado, no sólo para que el grupo de compras colectivas salga adelante; sino para aprender como comunidad, que no sólo juntos es más barato, sino que juntos es mejor, y más feliz. Es una política pública a pequeña escala que en el FOSIS estamos levantando y que esperamos siga replicándose a lo largo del país.