Una FIDAE sin Israel es una buena foto
Hasta no hace tantas décadas, tras el fallecimiento de algún parlamentario, o algún otro impedimento importante, se llamaba a elecciones para que algún ciudadano pudiera ocupar el cargo vacante. La izquierda debe recordar el famoso “naranjazo” que tuvo innegables repercusiones en aquel su momento. Y así se pasaban esos asuntos cuando sin lugar a dudas éramos más indocumentados, pero algo más demócratas.
En cambio Paulina Vodanovic llegó al senado sin haber ganado una elección, lo que deja al descubierto lo precario y famélico del sistema democrático en Chile. Luego de asumir la testera socialista entre pactos y acuerdos con las diversas fracciones y lotes al interior del PS, abrieron la Caja de Pandora y asumió como senadora sin tener en el bolsillo un voto. Las actuales normas de elecciones en Chile en algunos casos llevan a compararse con el senado romano en tiempos de Nerón.
Mal les hace a los países un modelo “dedocrático”, pactado entre algunos iluminados ya en condiciones de demencia senil y nuevos que ya firmaron el protocolo de las viejas prácticas.
Posiblemente sea consecuencia de su estrecha y limitada visión de lo que sucede en esa parte del mundo, lo que lleva a Paulina Vodanovic para expresar su disconformidad con rechazar la presencia de empresas de carácter militar de Israel en la FIDAE. Olvidando además que es el presidente quien decide la política exterior de Chile.
No conoce la senadora Vodanovic las incontables resoluciones de la ONU en el conflicto del medio oriente, que no han sido ejecutoriadas por el incondicional apoyo de los EE.UU y la tozudes israelí. Perfectamente los cascos azules de la ONU aportarían para detener la máquina de muerte que trabaja sin parar desde ese lado.
La exclusión de Israel de la FIDAE no es ni antojo ni rabieta, es sencillamente una digna actuación y compromiso con el respeto a la vida y los derechos humanos. Todo el mundo puede constatar los intentos de consumar un genocidio contra los palestinos en la Franja de Gaza. Salvar a un pueblo del hambre lanzando paracaídas con alimentos lleva inevitablemente a condenar el abuso desmedido de los militares israelitas. Ese es un ataque siniestro a lo más importante, la vida misma.
Muy justas son también las respuestas con las más variadas formas de lucha, se trata de un pueblo históricamente ocupado, sometido, maltratado y asesinado. Como lo que sucede en estos días desde que sale el sol. La defensa de un territorio que se considera propio hace que inevitablemente se tenga que recurrir al uso de la fuerza como la alternativa para sencillamente sobrevivir. Ejemplos en la historia de la humanidad hay de manera abundante.
El pueblo palestino con aquella larga data de historia necesita tener su Estado. Los palestinos así lo han demandado e insistido por años con justa razón. Todas las guerras o conflictos provocan abusos, uso de la fuerza de manera desproporcionada, donde la inocencia se convierte en un blanco móvil. La cuestión son las razones. Y por lo demás la guerra tiene sus normas que deben ser respetadas, estando también la alternativa de resolverlos de manera pacífica, pero ese nudo no ha logrado ser desatado.
Causa dolor extremo lo que diariamente se informa y vemos desde las zonas de refugiados, que no son de ayer ni de la semana anterior. Eso lleva muchos años, decenios tras decenios, de muertos y más muertos como si del pan de cada día se tratara.
El presidente Boric tomó una determinación que lo enaltece, que está más allá de la política cotidiana. En este punto se mostró como un líder claro, acompañado de millones de consecuentes, por el respeto a la vida y los derechos fundamentales.
Olvida en cambio la senadora Vodanovic lo gravitante de los gestos solidarios como el de los los obreros que trabajaban en la fábrica Rolls Royce y que se declararon en huelga para no reparar los motores de los aviones Fach que habían bombardeado La Moneda, donde murió un presidente socialista. Las relaciones con la Corona de Inglaterra conviven perfectamente a pesar de haber sucedido aquel digno gesto de los trabajadores. Olvida la senadora y presidenta del PS que la dictadura militar apoyó a Inglaterra en el conflicto por las Islas Malvinas.
No recuerda Paulina Vodanovic cuando visitó Chile el senador Kennedy, quien impulsó una enmienda en el congreso para que los EE.UU. no venda armas al ejército chileno. Los acólitos de Jaime Guzmán hicieron misas negras para condenar y expulsarlo de Chile. Actualmente ambos países siguen manteniendo relaciones diplomáticas, económicas y políticas, con el tigre de papel como lo caracterizaban los chinos de Mao.
No causa asombro que los altos mandos militares en retiro sostengan que esta decisión del gobierno afecta a la seguridad nacional, de ser así dependemos entonces militarmente de un país que viola los derechos humanos. Los dichos de los ex uniformados están muy alejados de lo ético. Las investigaciones por cohecho y lucro en la compra de armamento y tecnología los deja muy debilitados a la hora de sostener una posición de condena. La fortuna de Pinochet tuvo que ver con la compra de juguetes militares de elevados costos para el erario nacional. Yo compro por todos y me quedo con el vuelto.
Entonces allí es extremadamente valorable la posición asumida por el gobierno.
“En la escala de las prioridades, los derechos humanos son el primer eslabón” así lo explicó Carolina Toha, muy diferente a lo expresado por el senador Quintana que afirmó que “no nos vayamos a arrepentir”. De lo que si habría que haberse arrepentido hubiera sido aceptar la presencia de las empresas militares israelíes en la FIDAE. Los tiempos no están para guardar silencio frente a la criminalidad de algunos países, entre ellos Israel.
Desafortunadas son las expresiones de Paulina Vodanovic, presidenta del PS, extremadamente distantes de lo que toda la humanidad condena. Esa brutal e imperdonable agresión en contra de niños, mujeres y ancianos en los campos de refugiados, la destrucción de hospitales y escuelas, de la hambruna que se cierne contra millones de personas.
El asunto concreto no es la diferencia que Paulina Vodanovic tenga con el presidente Boric. La cuestión es que ella, como presidenta del PS, entra en conflicto con los que solidarizamos y apoyamos la causa palestina, para condenar a Israel por su criminal agresión militar en contra de un pueblo casi indefenso.
Nada más digno que el internacionalismo. El asumir batallas de los sencillos contra los poderosos, de instalarse en el lado de los postergados para, juntos, posibilitar el crecimiento en derechos. Justo también es dejar escrito que muy válido es el derecho a la rebelión frente a la tiranía y la opresión. De aquello Chile también sabe.