27F: Experto releva aprendizajes y advierte "tremenda amenaza" de Falla de San Ramón
Considerando que este martes se cumplen 14 años del 27-F, como se le denomina al terremoto que afectó a la zona central y sur del país durante la madrugada de ese día el año 2010, con una magnitud de 8,8 grados en la escala de Richter, Andrés Tassara, geólogo y académico del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Concepción, dialoga con El Desconcierto sobre los aprendizajes que nos dejó este evento, además de las oportunidades que se abrieron a partir de él, entre otras materias.
"Desde la perspectiva científica, hemos aprendido muchísimo desde todos los aspectos relacionados a la ocurrencia de un terremoto de este tipo", asegura. Eso sí, cómo eso deriva en una mejor preparación, aclara que el traspaso del conocimiento científico a medidas útiles para la comunidad, es mucho más lento.
En este sentido, complementa, "el cambio de Onemi, oficina de emergencia ocupada de una respuesta, a un Servicio Nacional del Prevención de Desastres (Senapred), responde a un coletazo positivo del terremoto del 2010 que reveló una serie de déficits en la prevención de desastres y cómo reaccionábamos a los mismos".
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Esta modificación, ilustra, "viene de la mano de la creación de todo un sistema con mucho mayor autonomía, mucho mayor responsabilidad, más recursos y de una estructura en la que están más coordinados los entes que sirven para enfrentar este tipo de desastres".
"Lo que ha habido es una mejora sustancial de la red sismológica del Centro Sismológico Nacional, antes del 2010 teníamos (pocos) instrumentos y muy mal distribuidos a lo largo del país. Hoy tenemos una red realmente nacional, con excelentes intrumentos y gran diversidad", agrega aludiendo a tecnología "de primera generación".
Todos estos insumos, complementa, están "fluyendo y entregando información en tiempo real al Centro Sismológico, donde hay profesionales de nivel mundial". Eso, "nos permite conocer con mucha certeza en muy poco tiempo, dónde está ocurriendo la actividad sísmica en el país, y generar modelos de cómo podrían ocurrir los posibles tsunami, sobre todo los más grandes terremotos, que están muy bien conectados con el SHOA (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada), que permite hacer una alerta de tsunami de muchísimo mejor calidad de la que había".
Normativa de construcción muy exigente
¿Estamos más preparados para enfrentar un terremoto de esa envergadura? "En parte sí, pero eso es de antes, porque la norma chilena de construcción, (cuya) última actualización que viene del terremoto del 85', es extremadamente exigente", ilustra Tassara.
"En Chile todos los grandes terremotos ocurren en el plano de contacto entre la placa de Nazca y la plaza Sudamericana, un plano de falla que tiene una inclinación que se va metiendo y hace que los grandes terremotos siempre ocurran a 40-30 kilómetros de profundidad, muy lejano de la superficie", detalla.
Esta condición, agrega, "hace que se atenúe mucho la onda sísmica, no es que Chile sea el campeón de los terremotos, es porque los grandes terremotos no emanan una energía sísmica tan importante, la onda llega a la superficie ya media atenuada, sentimos un tremendo movimiento, pero no es un movimiento de alta energía", como ocurre en países como Italia o Turquía.
El riesgo de la Falla de San Ramón
"Si en Chile pasara algo así, por ejemplo en la Falla de San Ramón, un terremoto de magnitud 7 o 6,5 sería sería un un desastre gigantesco, por mucho que la norma sea súper buena. Nos daríamos cuenta que no somos para nada los campeones de los terremotos por la fuente sísmica, que es muy distinta a la que vemos en otros terremotos", advierte.
Consultado cuál es el riesgo que tenemos ahí, Tassara advierte que se trata de "una tremenda amenaza, habría que diferenciar entre terremotos de subducción, como los grandes terremotos del 27-F" y algunos posteriores, "todos ocurren en el plano de contacto de la placa oceánica y la placa continental, su gigantesca magnitud tiene que ver con la gigantesca área involucrada en el movimiento entre las dos placas durante el terremoto".
Respecto del caso particular de San Ramón, Tassara alude una característica asociada a una 'falla cortical'. "La característica más clara y que la hace muy amenazante, es que está directamente bajo nuestros pies, uno la puede ver", asegura antes de apuntar a la cuantiosa evidencia científica sobre ella.
"Muestra claramente que existe una falla rompiendo la superficie que se proyecta desde la superficie de la tierra a 10-15 kilómetros de profundidad, si esa falla rompe completa por un largo de 100 kilómetros, justo al frente de Santiago, va a generar un terremoto 7.2, 7.5, que es el tipo de terremoto que ha ocurrido en esa falla dos veces por lo menos en los últimos 10 mil años. Se sabe que ocurrió un terremoto hace 18 mil años más o menos y hace 10 años o nueve mil años", complementa.
"Sería catastrófico"
Entonces, "da la impresión de que ocurre un terremoto cada 10 mil años, nueve mil, es súper largo el período, pero justo el último ocurrió hace 9 mil años, entonces estaríamos cerca de la potencial ruptura de la falla nuevamente. Uno dice 'un terremoto de 7.1, a Chile no le hace nada, pero es muy distinto tener un terremoto en el plano de subducción, se va a sentir, pero mucho daño no haría, pero un 7.1 en la Falla de San Ramón, rompiendo y levantando toda la precordillera, generando todo el movimiento fuerte de la cota mil para arriba en Santiago, sería catastrófico realmente".
"No hay nada que resista, o sea, algunos edificios van a resistir, pero sería un terremoto muy, muy grande. Y hay suficiente evidencia científica para asegurar de que ese es un escenario muy factible", agrega.
Eso sí, recalca que desde el ámbito científico es muy difícil hacer una proyección de cualquier tipo, "sobre todo sobre fallas que se mueven tan lentamente, es muy difícil verla que se está moviendo, a diferencia de la falla de subducción, que se mueve a tasas de varios centímetros al año, que se puede apreciar y uno puede hacer estimaciones de cómo se está acumulando todo el movimiento que no ocurre producto de que la falla lo está bloqueando".
"También podría ser el caso de la Falla de San Ramón, pero es muy difícil verla, apreciar en qué fase del ciclo sísmico está", complementa.
Hay que despejar dudas
Eso sí, pese a la imposibilidad de anticipar, Tassara recalca que "se podría ir haciendo una proyección de mediano plazo de sectores que tienen más probabilidades de ocurrencia y precisamente uno de los sectores que tiene alta probabilidad de que ocurra un terremoto en una falla cortical es Santiago".
"Lo que debiera ocurrir es que se tome muy seriamente, despejar todas esas dudas, que todas las construcciones que vengan, tienen que tener un estándar mínimo asociado a este riesgo sísmico particular de la falla. Y toda la inestructura crítica, hospitales, escuelas, que existe en la zona debiera ser reforzada. Mientras antes se haga, mejor", agrega.
Finalmente, insiste en que quienes tienen una voz la ocupen óptimamente. Hay un tema con un eventual negocio inmobiliario, estamos hablando de los terrenos más caros de Chile, que bajan su valor cuando hay una amenaza sísmica alta. Cuando se empieza a lidiar con esos intereses, frente a una amenaza concreta, hay que tomarlo de manera responsable".