Cambio climático y modelo forestal vuelven al debate ante primera ola de calor en Chile
Hasta el verano de 2023, el mayor incendio ocurrido en Chile había sucedido en 2017: destruyó más de 465.000 hectáreas, causó 6.000 damnificados y segó la vida de más de una decena de personas.
Entre 2022 y 2023, la superficie vegetal natural quemada aumentó en 15%, pese a que la cantidad de siniestros solo subió 0,5% respecto a la temporada anterior, según reportó el Informe Anual de Medio Ambiente 2023 elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
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La pregunta que vuelve a surgir es por qué los incendios forestales en Chile son ahora tan devastadores y varios expertos consultados por Efe coinciden en responder que su voracidad se explica por una multiplicidad de factores con un elemento común: un peligroso modelo forestal que se suma a la falta de planificación territorial y que, a la fecha, tiene expuestas más de 20 millones de hectáreas.
Monocultivo
En este sentido, los expertos también coinciden en que el paso a un modelo forestal "sustentable y equitativo" que considere "justicia intergeneracional" es la clave para enfrentar los años venideros.
"Principalmente el fallo es en cuanto a la planificación territorial. Las plantaciones forestales están dispuestas en forma continua, de cordillera a cordillera y hacia el sur. Son sábanas de paisaje homogéneo, extremadamente largo, consecutivo e ininterrumpido", dijo a Efe la directora ejecutiva de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, Jennifer Valpreda.
"Si se genera un incendio en bosque nativo, en paisaje mixto, al ir cambiando el uso de suelo el incendio va a ir más lento o más rápido.
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El nativo es un bosque mucho mas húmedo, con distintas capas que tardan más en incendiarse, entonces es más irregular el avance del fuego. Hay mas cursos de agua y se forman barreras naturales", explicó la especialista.
Cambio radical del paisaje
En los últimos 45 años, la fisonomía de la zona centro-sur de Chile ha sido testigo de un cambio radical: miles de hectáreas de pino y eucalipto ocuparon el espacio en el que por milenios evolucionó la vegetación nativa, cambiando también las condiciones del suelo y el ecosistema en general.
Un proceso erosivo que no es nuevo: ya en los siglos XVIII y XIX el campo chileno nutrió con trigo y otros cereales la arrolladora fiebre del oro en Norteamérica, pero la calidad de la tierra sufrió más aún desde principios de los 70.
Con el Decreto Ley 701 establecido a inicios de la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet (1973-1990), el paso de Santiago hacia el sur de Chile se transformó en una retahíla de especies exóticas, perfectas para la expansión del fuego por ser altamente pirofíticas.
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Alta probabilidad de incendios 2024
"Para enero y febrero esperamos una alta probabilidad de ocurrencia y propagación de incendios forestales en la zona centro y centro sur del país", dijo a Efe el gerente de Protección contra Incendios Forestales de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Pablo Lobos.
El avance del verano aumentará los niveles de sequía en el territorio y reducirá la humedad de los suelos, concentrando una mayor amenaza de incendios entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía.
"En este tramo las zonas de interfaz urbano-forestal y urbano-rural poseen un alto riesgo por incendios forestales, así como las áreas silvestres protegidas del Estado, áreas protegidas privadas, santuarios de la naturaleza y otras áreas de conservación; luego las zonas forestales productivas", agregó Lobos.
21,4 millones de hectáreas bajo "estrés"
A la fecha, y según los expertos, en Chile existen 21,4 millones de hectáreas de vegetación con una condición de mayor estrés o disponibilidad para incendios forestales, un 37 % del total nacional.
Como prevención, las instituciones chilenas han desplegado una política de preparación comunitaria que permite a la población dar rápida respuesta frente a incendios forestales, además de aumentados sus unidades de análisis para desplegar investigaciones que determinen la causa de siniestros.
Un total de 311 brigadas, más de 3.000 brigadistas (incluyendo brigadas nocturnas) y 73 aeronaves, dos de ellas pesadas, forman parte de los recursos de combate con los que cuenta el país sudamericano, además de estrategias como la colaboración internacional para evitar una tragedia como la del pasado año, que causó 26 muertos y mantuvo a las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía bajo estado de excepción constitucional de catástrofe. / EFE
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