Casi un tercio de población reconoce ser infiel en Chile: ¿Hormonal, ambiental o afectivo?
Casi un tercio de los chilenos ha sido infiel. Según los especialistas, las mujeres tienden a "otros brazos" debido a una carencia afectiva mientras que los hombres por el deseo sexual, conductas que, independiente del género, afectaría a las personas con altos niveles de testosterona.
Los mismos estudios precisan que quienes tienen menores niveles de dopamina también tienen registran esta tendencia ya que esto se asocia a la búsqueda y la experimentación de placeres. Por otro lado, la crianza y el entorno en que uno se desenvuelve también son un factor determinante a la hora de elegir si buscar a eros fuera de la pareja estable.
Otro factor que influye es la obtención de estatus, lo que aumenta las posibilidades ya que son personas que se sienten con el poder de “tener a cualquiera”. Lo mismo que los estilos de apego.
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Chile infiel
Según datos de la encuesta Cadem, 89% de las personas dice tener un amigo o familiar que ha sido infiel a su pareja. Por otro lado, el 64% niega haberlo sido y 48% declara que se ha enterado de una infidelidad, mientras que el 22% dice que no lo sabe.
Por otra parte, en el estudio de Gfk se muestra que los hombres confesaron haber sido más infieles que las mujeres. En su caso, el 53% lo admite, mientras que las mujeres el 47%. Sin embargo, no deja de ser porcentajes muy cercanos.
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En cuanto a las edades, el 49% tiene entre 15 a 35 años, siendo el porcentaje más alto. El 25% tiene un rango de edad que va de los 36 a los 50 años y el 26% de 51 o más.
Infidelidad sexual y emocional
Entre las motivaciones, los estudios afirman que casi un tercio de la población chilena asegura haber sido infiel o ha sabido de una infidelidad de un tercero. Los factores generales son una carencia de sexualidad, no obstante, la psicología ha logrado ampliar esto y la deficiencia emocional también sería un motivo recurrente.
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Según la psicóloga clínica especialista en trauma de complejo de apego y neuropsicología, Josefa Vázquez, “tenemos que entender que en el aspecto pareja existe tanto la infidelidad sexual o física como la infidelidad emocional y, ambas, implican que una persona dentro de una relación desarrolla una conexión ya sea física sexual y/o emocional con alguien más que no es su pareja estable”, explica a El Desconcierto.
Factor cerebral
El motivo se asocia a factores neurobiológicos, es decir, cómo funciona el sistema nervioso y el aspecto neuroquímico que cada uno posee de manera personalizada.
La psicóloga agrega que “dentro de los factores neurobiológicos, según varios estudios, a mayor nivel de testosterona en la persona, mayores posibilidades de ser infiel. También se ha visto que las personas con menores niveles de dopamina, que es una hormona que se asocia principalmente a la experimentación del placer, hay mayor búsqueda de relaciones sexuales para la gratificación”, explica.
Factor ambiental de pareja
Los estudios asocian la infidelidad también a los estilos de apego. Según el clásico psicólogo inglés John Bowlby, el primero es el apego seguro, considerado el más saludable porque quienes tienen esta manera de querer, tienden menos a la posibilidad de ser infiel.
El siguiente es el apego ansioso, en este caso “las personas tienden a tener más dependencia emocional. Se ha encontrado más posibilidades de concurrir a una infidelidad, justamente porque existe una dependencia a estar vinculado con un otro. Si se llega a generar un espacio, está la probabilidad de buscar ese contacto con otra persona temporalmente”, explica Josefa Vásquez.
Esto suele ocurrir mucho si la persona de apego ansioso se vincula emocionalmente con la de apego evitativo, quien evita todo tipo de afecto físico. Se genera un ambiente inestable y de incertidumbre para ambos. Hay un aspecto desorganizado, es decir, no hay patrón fijo de relación.
Ambiente de desarrollo
La niñez también es un factor influyente, ya que los padres son los primeros referentes de pareja que se tiene. Si de niño los padres son infieles y al observar eso se nota un ambiente negativo, es muy probable que de adulto se trate de evitar repetir el mismo patrón.
Si, durante la adolescencia se tuvo un grupo de amigos o cercanos que avalan la infidelidad, esto también puede significar una tendencia de ser influido.
La especialista detalla que “vemos a personas o grupos que elogian de cierta forma lo que es engañar a otro dentro de una relación, y eso por un tema de cómo funcionan las masas de psicología social hacen que la persona se pueda volver más susceptible a ser infiel”.
Otro aspecto es el estatus, ya que popularmente es una tendencia antigua y cultural pensar que mientras más parejas se tengan más exitoso se es. Sin embargo, en culturas conservadoras esto se ve bien en hombres, pero no en las mujeres.