Carmen Gloria Quintana llama a jueces chilenos a

Carmen Gloria Quintana llama a jueces chilenos a "pensar su rol en la impunidad biológica"

Por: Valeria Alcerreca | 08.01.2024
Carmen Gloria, la única sobreviviente con el 62% de su cuerpo quemado tras ser atacada por una patrulla militar en 1986, terminó exiliada con su familia en Canadá. Tras el fallo condenatorio definitivo emitido por tribunales chilenos, hace una profunda reflexión en torno al valor de la justicia a tiempo, las normas impulsadas para beneficiar indirectamente a los presos de Punta Peuco y a la responsabilidad política que deben asumir los partidos políticos en estas gestiones.

Carmen Gloria Quintana, una de las víctimas del Caso Quemados, quien tras 38 años de espera logró tener un fallo condenatorio contra 10 militares por el ataque, mostró en un carta pública su preocupación por el proyecto de ley que permitiría a condenados mayores de 70 años optar a arrestos domiciliarios.

"Me preocupa esta nueva ley (pseudo amnistía) que ya fue aprobada en el Senado, la cual permite a los delincuentes de más de 70 años reportar su pena a domicilio, si esto se llegara a aprobar, sería una nueva afronta, muy dolorosa para mí, mi familia y miles de víctimas de violaciones a los DD.HH., es un mecanismo que busca una “impunidad brutal”, enfatizó.

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Como ejemplo de la repercusión del beneficio, precisó que en su caso "la mayoría de los oficiales condenados a 20 años son mayores de 65 años, o sea, pagarán con solo 5 años de cárcel la muerte de Rodrigo y mis lesiones graves. Con este proyecto de ley, que la derecha chilena propone, se nos estaría negando nuevamente la justicia, ahora que recién la acabamos de alcanzar. ¿Hasta cuándo prolongan nuestra agonía? Es muy doloroso y dramático. En países desarrollados como Alemania, esto ni siquiera se discutiría, allá se juzga y condena a criminales nazis, incluso a sus 90 años.

Y agregó: "Después de 38 años de impunidad hay que cuestionarse la importancia de que la justicia llegue a tiempo y hago un llamado a reflexionar a los jueces y pensar su rol en la impunidad biológica, en el hecho que muchas personas víctimas de la dictadura y familiares de Detenidos Desaparecidos hayan muerto sin respuestas, sin verdad, sin justicia y sin saber aun donde están sus seres queridos".

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En su análisis, se pregunta sobre la separación de los poderes del Estado en virtud a que "los militares aún ocultan la información de las violaciones a los Derechos Humanos no solo a los tribunales, sino al poder ejecutivo y al legislativo".

Más en el fondo, acusa también a los partidos políticos: "También son responsables con los pactos de impunidad, con el negacionismo, con la instalación del secreto de 50 años que pesa sobre el informe Valech, con los pactos de silencio, que ellos toleran en las fuerzas armadas y con esta nueva ley de pseudo impunidad que tratan de aprobar para los mayores de 70 años".

REFLEXIÓN POR FALLO

Tras conocerse el fallo, la sicóloga reconoció vivir "un momento de alivio, pues me permite cerrar un capítulo muy doloroso de mi vida, que se extendió por casi 38 años y que me dejara secuelas por siempre. La familia de Rodrigo, mi familia, los abogados y yo, debimos luchar contra innumerables mentiras que trataban de encubrir la responsabilidad militar en este crimen, partiendo por el mismo dictador, los civiles de derecha que gobernaban con el dictador, las consiguientes mentiras de los militares y los tribunales militares", reconoció.

También confesó la dolorosa espera que significó en lo personal este fallo definitivo: "Toleré calumnias de la prensa oficial, agresiones verbales y finalmente después de innumerables frustraciones y dolores, la Corte Suprema establece la verdad oficial y definitiva, que ya nadie puede desmentir y que quedara para la historia: dos jóvenes que luchaban por la democracia fueron quemados vivos por militares de la dictadura cívico militar de Pinochet. Rodrigo Rojas falleció con el 65% de su cuerpo quemado y yo sobreviví con el 62% de mi cuerpo quemado", escribió.

En el documento, Quintana hizo hincapié sobre su sentimiento ambivalente debido a que tras la condena a los "responsables de esta barbarie", le generaba tristeza la larga espera de 38 años".

Durante esas casi cuatro décadas, Quintana asume "la carga emocional de revivir el trauma en cada etapa del proceso judicial" con "declaraciones, reconstituciones de escena, apelaciones, sentencias, la prensa" y afrontar "un largo y doloroso tratamiento médico, que significó más de 40 operaciones, injertos de piel, sesiones de rehabilitaciones física de años, en lo psicológico implicó vivir con stress post traumático, elaborar duelos para llegar a aceptar la desfiguración de mi cuerpo completo y tratar de reconstruir mi vida con 18 años de edad".

Todo un costo personal y familiar que, a su juicio, no se condice con las bajas penas a las que fueron condenados los militares autores del atentado", "considerando el horror de lo que cometieron: quemar dos personas vivas. No sé qué pasará, si los militares cumplirán finalmente sus exiguas penas en cárcel o no", enfatizó.