Reseña de libros| La izquierda y la deriva fascistoide del neoliberalismo según García Linera
Izquierdas y neofascismo, de Álvaro García Linera, es el título del tercero de los Cuadernos Memoria y Utopía que fueron publicados por la editorial Pehuén en 2023. Los Cuadernos, según explica Marco Álvarez en la presentación, “constituyen un proyecto político editorial que se propone una intervención crítica bajo la premisa de interpretar y transformar la sociedad.” Desde ese punto de vista “apuestan por contribuir a la activación del pensamiento crítico y estratégico oscurecido por la hegemonía del presentismo”.
El tercero de estos cuadernos, que aquí presentamos, consta de dos textos principales. El primero se titula “Interregno y tiempo suspendido” y corresponde a la conferencia dictada por García Linera en la constitución del Grupo de Estudios del Marxismo Latinoamericano de la Universidad de Chile el 14 de noviembre de 2022. El segundo, titulado “Neoliberalismo fascistizado. Diálogo con Álvaro García Linera”, emerge de la entrevista que le realizara el sociólogo Tomás Torres López en el contexto de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile.
Se trata de un volumen pequeño, de 50 páginas, que se deja leer ágilmente, fácil de llevar en la mochila o la cartera, por tanto, estamos ante una serie de cuadernos militantes, disponibles, como han hecho ver sus creadores, al alcance de quienes desean adentrarse en el debate de la política popular contemporánea.
[Te puede interesar] Reseña de libros| Los detalles del mundo de Antonia Torres. Un eterno retorno a la nostalgia
En el primero de los dos textos García Linera reflexiona sobre los síntomas generales del momento actual, que caracteriza como el de un derrumbe de las formas usuales de la predictibilidad. Un tiempo que asemeja a una vorágine incesante de acontecimientos que no acaban y que no conducen a ninguna parte. La mirada de García Linera se torna oscura, percibe un acelerado “envejecimiento y envilecimiento” del neoliberalismo, que sin embargo no se derrumba. A partir de allí el autor expone de forma sucinta una aproximación a los ciclos largos de acumulación-dominación, para recalar en una idea que resulta fundamental en su razonamiento: la de que estamos en una especie de pórtico epocal, un “tiempo liminal” que se caracteriza por el corte abrupto en la experiencia del tiempo social y deja a las personas prisioneras de un sinsentido que puede durar décadas, donde resulta imposible continuar los ejercicios predictivos, se asiste a un desvanecimiento del futuro y se ingresa en una “perplejidad cognitiva”.
El texto presenta una reflexión de indudable filo crítico, que, en su vocación de caracterización de los caracteres de la época, muestra una amplia pretensión analítica. Frente a ello, es difícil pasar por alto el hecho de que, en general, las reflexiones están construidas en el nivel más alto de abstracción, donde aparecen categorías como “las personas”, la “sociedad” o la “humanidad”, y no así otras de una historicidad concreta. De hacerlo, pensamos que sería más difícil identificar rasgos como la perplejidad cognitiva que se enuncia, y que a duras penas podríamos asociar, por ejemplo, con el conocimiento de los pueblos originarios, o con la forma en que sectores populares movilizados experimentan el tiempo y el sentido de la época. Dichos sujetos, podríamos pensar, además, no se ubican en los márgenes de los progresismos estatalizados de América Latina, menos aún en los sectores de derecha.
La entrevista que sigue presenta una reflexión que permite bajar en varios aspectos concretos, de los cuales resulta especialmente destacable la intención de caracterización de las derechas emergentes, que García Linera propone no confundir con los viejos fascismos. El o la lectora podrán encontrar entonces la caracterización de lo que llama el neoliberalismo fascistizado. Una experiencia que, como propone Tomás Torres en una reflexión clave, “no están centrada solo en la disputa eleccionaria, sino más bien en un intento por hegemonizar el sentido común”. La caracterización de García Linera sobre estas alternativas constituye sin duda alguna un punto de apoyo relevante para el debate sobre estos nuevos fenómenos políticos. El autor boliviano lo asocia a una marcada voluntad de castigo y un sesgo regresivo que, de todas formas, y esta es otra ideal fundamental, “tiene una base social. Expresa algo”. Sin duda, ese intento analítico es un camino que apenas se abre y que constituye una exigencia para cualquier intento de reflexión crítica y acción en el presente. Falta sin dudas avanzar en el análisis de la capacidad de convocatoria de estas alternativas y sus propuestas sobre segmentos populares cada vez menos relacionados con el progresismo. Todo ello supone seguir realizando esfuerzos como los de los Cuadernos.