Los peligros del fentanilo: “Es cincuenta veces más potente que la heroína"
A plena luz del día, algunos de pie, otros encorvados, apoyados en un poste del tendido eléctrico para no caer al suelo, otros con jeringas en sus manos, preparando la inoculación de una nueva dosis, la que puede ser la cuarta o quinta incluso en el día, cuerpos enflaquecidos y rostros demacrados.
Este es parte del escenario que muestra Kensington, el barrio “zombie” de Filadelfia, catalogado así por el alto consumo de drogas, en específico del fentanilo, opiáceo que ha encendido las alertas en el mundo entero por su bajo costo y graves efectos en la salud de las personas.
“Es cincuenta veces más potente que la heroína y alrededor de 80 a 100 veces más que la morfina, que son las drogas opiáceas que se ocupan para tener básicamente una sensación o una percepción muy parecida a la que produce el fentanilo”, dice Cristian Camargo, director del Laboratorio Doping de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile.
“Es mucho más potente por un lado y, por otro lado, también es más económico. Así surgió en Estados Unidos, ya hace par de años, el uso masivo de esta droga, porque toda la gente que usaba heroína o morfina se pasaron al fentanilo. Primero, por la potencia que tiene, porque tiene un efecto que empieza a los 10 o 12 minutos y puede dura dos o tres horas”, agrega.
Sobre los efectos que produce en la persona, explica que, “en un primer momento, la persona siente una felicidad inmensa, se siente súper feliz, luego tiene una sensación de bienestar, pero termina después de dos horas con aletargamiento, confusión, sedación, depresión respiratoria y efectos en dos sistemas: cardiovascular y sistema nervioso central”.
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¿Qué puede llevar a una persona a este tipo de consumo?
Decio Mettifogo, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile y especialista en psicología jurídica, explica que son dos los aspectos que entran en juego al abordar las razones que podrían provocar que una persona termine consumiendo drogas.
“Condiciones que la persona pueda tener que lleven a que la relación con ciertas sustancias pase de ser una relación, que incluso puede tener un sentido recreativo, como a veces puede ocurrir con el alcohol, a una situación de dependencia. Pero también, muy importante hay que considerar el tema de la oferta”, dice el especialista. Es decir, están en juego tanto la disponibilidad de sustancias como ciertas condiciones o características que la persona pudiese tener.
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Políticas públicas: información y prevención
En nuestro país, el consumo de este tipo de sustancias está más bien atomizado a sectores hospitalarios y en tratamientos médicos. Asimismo, el profesor Cristián Camargo indica que los latinoamericanos, especialmente “los chilenos, por idiosincrasia, no somos buenos para ‘pincharnos’.
En Chile la verdad es que no hay tanto laboratorio clandestino de drogas, lo que más se usa es una droga de mayor prevalencia y de menor costo, porque el problema de la droga es un problema social, económico, psicológico, mental, es multidisciplinario. Las drogas de mayor prevalencia en Chile son algunas drogas sintéticas que están llegando ahora, pero lo más factible es que sean cocaína y marihuana las de mayor uso”.
El especialista sostiene incluso que las personas en situación de calle tienen cierta prevalencia por sustancias como la pasta base y el alcohol. “Lo importante es la información, que la gente sepa de qué se trata, los efectos secundarios, y cuáles son los efectos nocivos de las distintas drogas y, sobre todo en este caso, con el fentanilo”, apunta Camargo.