“La fragua”: tras cincuenta años vuelve a escena la obra monumental de Sergio Ortega
Con una actuación en la Radio Universidad de Chile volverá a escena una de las obras culminantes del compositor chileno Sergio Ortega. Es “La fragua”, que a medio siglo de su creación será presentada este martes 17 de octubre a las 20 horas en la Sala Master, de calle Miguel Claro 509, comuna de Providencia en la capital, previa inscripción en www.forodelasartes.uchile.cl y con entradas gratuitas.
Estrenada en 1972 en el Teatro Municipal de Santiago y grabada en 1973 en un disco publicado por el sello Dicap, “La fragua” es un relato de las clases populares chilenas y de sus luchas desde la conquista española hasta el gobierno popular de Salvador Allende. La versión de 2023 es una iniciativa del Departamento de Música de la Universidad de Chile, en un elenco formado por las agrupaciones Tempo Sur y Colectivo Azul con relatos de Annie Murath y con la dirección musical de Miguel Ángel Castro.
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Auténtica chilenidad en la música docta
El reestreno de la obra se inscribe en una doble conmemoración entre los 50 años del golpe de Estado y los veinte años de la muerte de Sergio Ortega (1938-2003), mismo creador de himnos fundamentales como “Venceremos” y “El pueblo unido jamás será vencido”, que se suman a las varias dimensiones de “La fragua” destacadas por Miguel Ángel Castro, su director.
–En primer lugar está su contexto histórico y sociocultural, plasmado en el argumento y los textos de las canciones, que aluden a un movimiento político y social muy importante de nuestro país –dice el profesor Castro–. Tiene una conexión muy grande hacia el Partido Comunista, pero el legado de la pieza irradia más allá y se conecta con una mirada de la sociedad desde el proyecto de la Unidad Popular. Para el momento histórico conmemorativo que estamos viviendo tiene mucho sentido rescatar y promover la obra, porque nos muestra ese legado, esa cosmovisión, esa justicia social que se trunca con toda la violencia posible.
La versión original de “La fragua” fue grabada por Quilapayún y músicos de la Orquesta Sinfónica de Chile, con dirección de Eduardo Moubarak y con relatos del actor Roberto Parada.
–Al ser una cantata popular la pieza implica dos cosas relevantes –distingue Castro–: un lenguaje musical, docto, clásico o académico, y un acervo cultural popular latinoamericano o panamericano. Esas dos cosas convergen en una pieza trascendente para los públicos que vienen de las prácticas latinoamericanas y para los públicos más doctos, que tienen que convivir con música del más alto nivel en otros ámbitos. Esa humildad y ese respeto por lo identitario muchas veces en la academia se pierde.
El encuentro de esas dos líneas trae consigo un contraste, comenta el director. “Las prácticas latinoamericanas, justamente porque las llamamos populares, pretenden llegar a la mayor cantidad de personas en su lenguaje, empatizar con muchos públicos. Muchas veces en el ámbito académico los compositores buscan más bien inventar un lenguaje personal, único, novedoso, que remita a la originalidad de ese compositor por sí solo. Sobre todo el mundo docto del siglo veinte y el veintiuno se volvió muy individualista, con lenguajes y notaciones musicales que son todas distintivas”.
–Sergio Ortega en esta obra habla desde un lenguaje docto, experimental, atonal, con rítmicas complejas –concluye Castro–, pero también participa del mundo estético de las músicas populares, con la armonía tonal, los ritmos de base, las danzas, las melodías reconocibles. Convive con un lenguaje universal, con el objetivo de que esta obra sea entendida por todos y todas. En ese género estaba la puerta para desarrollar una auténtica chilenidad en la música docta, tal como pasó en otros países de América que han tenido un sitio en el repertorio de las orquestas de todo el mundo. El golpe de Estado nos privó de desarrollar este estilo y en ese sentido me parece esencial recuperar ese repertorio.
[caption id="attachment_873456" align="aligncenter" width="604"] Sergio Ortega - cedida por Comunicaciones del Departamento de Música de la Universidad de Chile[/caption]
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Una forma de militancia
En la perspectiva del tiempo “La fragua” aparece a su vez como parte de una serie diversa de obras chilenas de largo formato, entre ellas “Oratorio para el pueblo” (1965), de Ángel Parra; el disco “El sueño americano” (1967), de Patricio Manns y Voces Andinas; “Canto al programa” (1970) de Inti-Illimani con textos de Julio Rojas y música del propio Ortega y de Luis Advis; el disco “40 medidas cantadas” (1971), del Grupo Lonqui; el “Oratorio de los trabajadores” (1972) de Huamarí, con texto de Julio Rojas y música de Jaime Soto León; y la más reconocida “Cantata popular Santa María de Iquique” (1970), de Luis Advis, grabada por Quilapayún.
–Por lo general las cantatas populares tienen recitados y canciones. “La fragua” se distingue porque tiene recitativos, recitados y canciones –detalla Castro–. Los recitativos son parlamentos acompañados con música, los recitados son parlamentos sin acompañamiento y las canciones son partes vocales acompañadas por un conjunto sinfónico y latinoamericano. Los recitativos son una tradición muy operística, que aporta a la cantata popular una seriedad desde la academia, para hablar sobre temas complejos, contingentes, delicados, difíciles, importantes, que Sergio Ortega quiere poner sobre la mesa con mucho vigor y convicción. En el fondo es una forma de militancia, con una música muy enérgica, que se hace al brindar a esta cantata una impronta de solemnidad a través de los recitativos.
El director se detiene por último en aspectos de logística de la obra. “Si vemos la ‘Cantata Santa María de Iquique’ se puede tomar desde el lenguaje de un conjunto latinoamericano. Pero en ‘La fragua’ hay cosas que remiten directamente a la partitura, y a una partitura moderna y experimental. Lo otro es el volumen de percusión sinfónico, que es gigantesco: xilófonos, vibráfonos, cuatro timbales, bombo, tam-tam, platillos.
Esas cuestiones técnicas ya hablan bastante de por qué la pieza no es tan interpretada. Pero también el argumento tiene una energía de militancia muy grande, y por lo mismo las melodías no son de una audición fácil. Son problemáticas sociales que se trazan en la música de una manera muy cruda”.
–Es una obra de mucho peso, que tiene una potencia performática muy grande –concluye Miguel Ángel Castro–. Ver en un escenario ese volumen de percusiones, esa complejidad armónica y ese peso narrativo es una experiencia estremecedora para quien la oiga. Esperamos que en la medida en que se interprete y se conozca ahora, ojalá se empiece a interpretar más en vivo, porque ahí es donde “La fragua” tiene toda su fuerza.
“La fragua” en vivo
- Martes 17 de octubre, 20.00 horas. Sala Master, Miguel Claro 509, Providencia, Santiago. Gratis con inscripción previa en forodelasartes.uchile.cl