Contaminación de agua en Franja de Gaza y corte de suministro agravan la crisis humanitaria
Según cifras de la ONU, más del 90% del agua en la Franja de Gaza no es apta para consumo humano. Se trata de un problema de larga data donde la frecuencia de conflictos bélicos en la zona, el bloqueo y el hacinamiento provocan una grave crisis hídrica que agrava aún más la situación humanitaria en la zona.
Ya en 2018, un estudio norteamericano alertaba sobre la cantidad de muertes, sobre todo de menores de edad, que provocan las enfermedades gastrointestinales en Gaza, desatadas por el consumo de agua en mal estado.
El informe alertaba que, de continuar dichas condiciones, se podría generar una epidemia sumiendo a la franja en una crisis de salud pública con la capacidad de expandirse hacia Israel y Egipto.
El único acuífero que abastece de agua a la zona está contaminado por sobreconsumo, y las plantas de tratamiento y alcantarillado han sufrido daños en las guerras, y no cuentan con la energía diaria suficiente para funcionar debido al bloqueo en que se mantiene la franja.
Así, miles de litros de aguas servidas casi sin tratar corren hacia el mar, contaminando también las playas y generando impactos en los ecosistemas marinos y en la salud de las personas en las pocas áreas de esparcimiento disponibles.
Una buena parte de la población depende de Israel para acceder al agua potable, y luego de que dicho país cortara el suministro como parte de la guerra, funcionarios de Naciones Unidas que trabajan con refugiados en el sur de la franja acusan que la falta de agua se volverá en los próximos días una cuestión de vida o muerte.