Estamos viviendo un momento de reflexión. Conmemoramos hace sólo unos días 50 años del quiebre de la democracia en este país. Hoy recordamos 35 años desde el día en que el año 1988 dijimos "NO". No más. Fue una fecha que marcó un punto de inflexión en la historia de nuestro país. Un momento en el que los ciudadanos nos unimos en una decisión de rechazar la dictadura, el abuso y la exclusión. Aquel día, no solo rechazamos un régimen autoritario, sino que también afirmamos nuestro deseo de construir una sociedad más justa y democrática.

La decisión de que la última marcha, el 2 de Octubre se hiciera en la carretera, en lugar de manifestarse en lugares tradicionales de protesta en Santiago simboliza la determinación del pueblo chileno por avanzar. No había espacio físico que pudiera contener nuestra sed de cambio. El día 5, fuimos más que votantes; queríamos ser arquitectos de un nuevo Chile.

Dijimos "NO" a la dictadura de Pinochet, un régimen que había oprimido al país durante años. Dijimos "NO" al abuso de poder y a la represión de las voces disidentes. Dijimos "NO" a una sociedad que negaba la existencia y la voz de aquellos que pensaban distinto. Pero no nos limitamos a decir "NO". También dijimos "SÍ" a la democracia, a la justicia y a una sociedad inclusiva.

Ese "SÍ" significaba que estábamos dispuestos a construir un Chile diferente, uno donde todas las voces fueran escuchadas y respetadas. Un Chile donde la inclusión y la diversidad fueran celebradas en lugar de marginadas. Enarbolamos banderas de colores y llevábamos esperanza en nuestros corazones.

No es el momento de decir si esa esperanza fue traicionada por el realismo de “la medida de lo posible”. Es el momento de recordarla y celebrarla porque hoy, después de 35 años de aquel histórico voto, seguimos defendiendo los valores que nos llevaron a decir NO al abuso y la exclusión.

Nuestra lucha por la inclusión y la justicia social no ha terminado. Todavía enfrentamos desafíos significativos en nuestra sociedad. La exclusión persiste, y la brecha entre diferentes grupos sociales sigue siendo un obstáculo para nuestro progreso. Sin embargo, miramos hacia adelante con esperanza y determinación.

Hoy, al recordar el triunfo del "NO" en 1988, estamos diciendo nuevamente "NO" a la exclusión, al rechazo de las personas y a la polarización que divide a nuestra sociedad. Estamos diciendo "SÍ" a una sociedad que nos incluya a todos, sin importar nuestras diferencias. Estamos diciendo "SÍ" a la posibilidad de conversar y construir juntos un Chile unido que avance hacia un futuro mejor.

En estos tiempos en los que algunos parecen querer retroceder en lugar de avanzar, recordamos con orgullo y gratitud la valentía de aquellos que se levantaron en 1988 para decir "NO" y construir un futuro mejor para Chile. Sigamos adelante con esa misma determinación y compromiso para asegurarnos de que la lucha por la justicia, la democracia y la inclusión continúe siendo el camino que seguimos como nación. La historia nos recuerda que, cuando nos unimos en pos de un objetivo común, somos capaces de lograr un cambio.