Los comités APR en un escenario de sequía
Hemos sufrido en los últimos meses dos eventos meteorológicos de gran envergadura en la zona centro y centro-sur del país, con efectos devastadores en la agricultura y las zonas urbanas, con imágenes que dieron cuenta de la grave fragilidad que tienen muchas edificaciones construidas sobre lugares altamente vulnerables, como humedales, riberas de ríos y cauces, y donde se puso a prueba la capacidad del Estado para enfrentar tales dificultades.
No obstante, también hay cuentas alegres que sacar al respecto. Según la Dirección Meteorológica de Chile, estamos llegando a los rangos normales de precipitaciones e incluso más. Embalses como Los Aromos en la región de Valparaíso o El Yeso en la Región Metropolitana aseguran reservas de agua para consumo humano, y la cordillera ha recuperado sus mantos blancos de nieve que garantizan deshielos que abastecerán los caudales de ríos como el Aconcagua y el Maipo.
Por lo mismo, sin menospreciar la tragedia que afectó a miles de familias -en especial de las regiones de O’Higgins y Maule-, este periodo invernal ha sido de buenas noticias para quienes nos dedicamos a apoyar la eficiente administración de los recursos hídricos para uso domiciliario e industrial en ámbitos rurales, considerando que veníamos con una racha de 14 años consecutivos de sequía en la zona central del país, que situó a Chile en un “ejemplo” en América Latina de los efectos del cambio climático.
Pero este año lluvioso, como lo han dicho hasta el cansancio los meteorólogos, es producto del fenómeno de El Niño y nada descarta que a futuro tengamos escasez hídrica en el país y en particular en la Región Metropolitana. Dicho de otro modo, a pesar del periodo de bonanza que aparentemente estamos viviendo, no garantiza que sea permanente, por lo que debemos continuar trabajando con la visión de disminuir la escasez hídrica.
Por eso, es importante un buen uso y gestión del agua, en especial en aquellos lugares donde el suministro no es regular o discontinuo. Nos referimos, por supuesto, al área rural del país, donde sus habitantes se abastecen mediante sistemas de Agua Potable Rural (APR), o ahora, Servicios Sanitarios Rurales (SSR) y, cuya administración radica en comités y cooperativas de vecinos, que han logrado una gran experiencia en el tiempo, propiciando a una administración eficiente, buen servicio al cliente y aún así, abiertos a la posibilidad de continuar especializándose, integrando gestión y tecnología en sus procesos.
Por ejemplo, la Región Metropolitana cuenta con una población rural que equivale al 4% de la población total, casi 300 mil habitantes. Según estudios de la Dirección General de Aguas, las áreas rurales de la capital presentan una cobertura de sistemas de agua potable a través de 123 comités APR, que brindan un servicio a 192.245 personas, es decir, a 2/3 de la población rural total de la región. La mitad de esos comités se ubican en Melipilla y Talagante, provincias que además muestran un mayor porcentaje de su población en situación de pobreza multidimensional, así como un porcentaje de abastecimiento de agua potable por medio de camiones aljibe.
Por lo mismo, con el apoyo del Gobierno Regional Metropolitano y el Consejo Regional Metropolitano de Santiago, la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño de la Universidad San Sebastián (USS) pretende generar capacidad técnica para apoyar la administración del agua potable rural en las mencionadas provincias, a través de una iniciativa denominada APR Avanza, que establece que en un plazo de dos años (2022-2024) se deben transferir herramientas de gestión de los comités, capacitando a 186 dirigentes y beneficiando indirectamente a casi 90 mil habitantes.
Esto no puede ser una práctica aislada, sino que debería constituirse, mediante la política pública, en una preocupación permanente del Estado y la comunidad, considerando los factores asociados al cambio climático que han causado estragos en la zona rural, donde el uso del recurso hídrico debe ser utilizado de manera responsable y racional, planificando a futuro eventuales periodos de sequía prolongada.
Por lo mismo, apostamos a que con APR Avanza estamos aportando con un espacio técnico de capacitación, pero también de debate acerca de los escenarios que se vienen en los años venideros. Una mirada prospectiva es clave en medio de la incertidumbre climática, y eso es lo que pretendemos con este proyecto, dejando capacidad instalada para enfrentar esos escenarios adversos.