La última amante de Allende: La historia de Gloria Gaitán y el hijo que perdió tras el Golpe
La vida de Gloria Gaitán siempre estuvo rodeada por la tragedia. Hija del “caudillo liberal”, Jorge Eliécer, figura ineludible de la primera mitad del siglo XX en Colombia, y asesinado en extrañas circunstancias. Última amante de Salvador Allende, confidente de los días previos al golpe de Estado y madre del que puedo haber sido su último hijo.
Su historia se remonta al 26 de julio de 1959 en La Habana, durante el sexto aniversario del Asalto al Cuartel Mondada, y en medio del éxtasis del reciente triunfo de la Revolución Cubana cuando se cruzaron en medio de reuniones y conversaciones. “Me emocionó mucho más conocer a Allende (…) que al Che”, relató Gaitán, sobre su encuentro, a los periodistas Mónica González y Juan Andrés Guzmán.
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Reencuentro en Chile
Aunque se conocieron a finales de los 50 y una relación epistolar los mantuvo en comunicación, las vidas de Allende y Gaitán recién se volvieron a cruzar con fuerza en enero de 1973.
“Me acababa de separar y a pesar de ser economista, no había podido conseguir trabajo en Colombia. Entonces fui al colegio de mis hijas a decirles a los directivos que no podía seguir pagando y que las retiraba. Cuando se enteraron los padres, se ofrecieron a ayudarme. Uno de esos apoderados era el embajador de Chile en Colombia (Julio Barrenechea), quien le contó a Allende que la hija de Gaitán estaba en muy mala situación económica, que no encontraba empleo”, narró la colombiana.
Al enterarse, Salvador Allende la invitó a trabajar a Chile, a su gobierno, en la Oficina de Planificación Nacional (ODEPLAN).
Su reencuentro con el líder de la Unidad Popular se dio en la casa de él en Tomas Moro: “Al entrar al departamento él hizo un gesto muy lindo: se quita el revólver que llevaba (…) y lo pone en una mesa. Ese desarmarse me conmovió mucho. Después, salimos al balcón, y nos paramos allí un rato. ‘Espero que en Santiago no vaya a sufrir lo que he sufrido hasta ahora”, dije. “¡Te prometo que haré que no sufras!”, me contestó’”.
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Encuentros de madrugada
Desde enero hasta el 11 de septiembre de 1973 mantuvieron una relación de amantes, mientras Allende vivía con su esposa Hortensia Bussi en su casa en Tomas Moro y mantenía otra relación con su secretaria, Miria Contreras, conocida como “La Payita”, en el refugio en medio de las montañas, de su casa de El Cañaveral.
Mientras, Bussi se iba a dormir al segundo piso de la casa, el grupo de amigos privados (GAP) iba a buscar a Gloria Gaitán para que se encontrara con Allende.
Una relación que estuvo marcada por sus encuentros en la madrugada, la intimidad y las confesiones. Una de las más importantes, la relata el escritor Eduardo Labarca en Salvador Allende: Biografía Sentimental (2004, reedición 2023). “Yo soy un hombre al que le quedan seis meses de vida, seis semanas, seis días, seis horas...”, le comentó una de esas noches Allende a Gaitán, ante la certeza última que su destino ya estaba sellado.
Esas noches sellaron, a su vez, el destino de ambos con un embarazo que, ante la seguridad de su muerte, él pidió que protegiera a ese hijo que llevaba en su vientre. "Fue él quien lo decidió y en ese momento, cuando toma la decisión de morir defendiendo la Constitución y piensa que una manera de prolongar su vida es con un hijo", relató la colombiana.
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Golpe de Estado
Luego, viene lo que ya conocemos, el Golpe de Estado, los Hawker Hunter bombardeando La Moneda y el suicidio del Presidente. Ante la inminencia de la inquina militar, Gloria Gaitán envió a sus dos hijos de vuelta a Colombia.
"Estaba preparada por Allende y tan segura de que el día que llegara el Golpe él moría en La Moneda, y el que no me contestara desde su habitación en Tomás Moro, hizo que en ese momento lo diera por muerto. Pero el dolor no viene enseguida. Es como si una estuviera anestesiada. Una herida que no cierra…", relató Gaitán.
Tras la toma por la fuerza del poder por parte de las Fuerzas Armadas, se asiló en la embajada colombiana, y pudo salir de Chile el 20 de septiembre de 1973, luego de organizar una huelga, para que todas las personas que se habían refugiado ahí pudieran salir del país como ella.
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Hilo de sangre
En Colombia viene lo peor. Recuerda que no lloró el día del golpe de Estado ni los sucesivos, pero un día de octubre de 1973, mientras caminaba por Bogotá, algo cambió. Un hilo de sangre corrió por su pierna y se dio cuenta que su hijo, y el de Salvador Allende, se iba en ese suspiro.
"Fue un golpe muy duro… Yo iba pasando por Carrera 13, muy cerca de la Clínica de Marly, cuando sentí que me corría algo por las piernas… Me regresé para ir a la clínica y al levantar los ojos vi el aviso que decía “ginecólogo” y era de apellido Gaitán. Estaba justo al frente de su consulta, no sé si todavía está ahí… No dudé, entré, subí y el doctor me atendió de inmediato", añadió en entrevista con The Clinic.
Un aborto espontáneo la hizo perder a su hijo. Un dolor que mantuvo muchos años anidando dentro suyo. "No, esa no fue una historia de amor…", aseguró.