Educación Media Técnico Profesional: 81 años en Chile

Educación Media Técnico Profesional: 81 años en Chile

Por: Benjamín Escobedo | 25.08.2023
Según la web de Educar Chile se calcula que de aquí al 2025, el 85% de la masa laboral tendrá que ser calificada, cifra no menor si observamos la crisis que enfrenta la educación en nuestro país. Junto con ello, como los mecanismos de admisión, evaluación y exigencia académica se relajan en pro de emancipar a las clases sociales más abandonadas de Chile, dicho sea de paso, la exigencia y los estándar de calidad deben ser un “tatuaje” intrínseco, de lo contrario, hipotecamos el único sueño y posibilidad de los más abandonados a través de la Educación Media Técnico Profesional.

Nos encontramos en un mes donde Chile conmemora otro aniversario más de lo que denominamos Educación Media Técnico Profesional, cuyos inicios se remontan hacia la primera mitad del siglo XX, donde el fin último fue dar un aprendizaje práctico para los estudiantes de suelos nacionales.

Actualmente, la Educación Media Técnico Profesional (EMTP), se reconoce como un motor para el desarrollo del país ya que, a través de este tipo de enseñanza, los jóvenes se preparan para insertarse en el mundo laboral con las competencias y habilidades que se requieren en distintos sectores productivos. Sin embargo, los desafíos y relecturas bajo esta dimensión educativa resultan trascendentales hoy en día, por ello mi columna se titula “Educación Media Técnico Profesional: 81 años en Chile”.

Primero, fue el 26 de agosto de 1942 cuando se creó la Dirección General de Enseñanza Profesional, reconociendo la importancia de la Educación TP. Más tarde, en 1965 se estableció la modalidad técnico profesional como la conocemos hoy, dividiéndose la Educación Media en Humanista-Científico y Técnico-Profesional.

Tal vez fue durante la pandemia cuando se suscitaron los mayores desafíos. Más aún, el elemento “práctico” de las especialidades que se desarrollan en nuestro país fueron testigos oculares del entramado de conjeturas, ausencias y relecturas de esta dimensión educativa (EMTP).

Para dar respuesta se implementaron diversas estrategias y acciones a través de iniciativas innovadoras como Futuro Técnico y TP Digital, no obstante, el trabajo e innovación continuó soslayando el papel del Estado como principal organismo de soluciones prácticas ante el fenómeno vivido. Los docentes, técnicos, profesionales y adyacentes fueron claves para que el hilo histórico llamado Educación Media Técnico Profesional no menguara, por el contrario, siguiera funcionando en pro de los sectores más vulnerables de Chile.

Segundo, uno de los grandes desafíos que en la actualidad enfrenta este tipo de educación es su posicionamiento sobre el espacio público, considerando que muchas veces desde los colegios adscritos hay un excesivo enfoque técnico y, por consecuencia, se olvida que la continuidad de estudios profesionales es clave a la hora de una especialización y validación en el mercado laboral. Claro, con excepciones, pero relegar a raja tabla a las Universidades del imaginario estudiantil, sin duda, es jugar con los sueños, progresos, desarrollos y rudimentos profesionales que aquellos alumnos deben conseguir.

El camino es motivar a esos estudiantes de padres proletarios y con vulnerabilidad de liquidez. Ahora bien, también la motivación debe estar puesta en aseverar que dicha educación es solo un primer paso, donde la especialización, continuidad, perfeccionamiento y obtención de grados académicos en sus diversas áreas construirá sistemáticamente mejores posibilidades de trabajo, más aún, acortará de esa forma la brecha socioeconómica latente en alumnos inmersos en este formato educativo (EMTP).

Según la web de Educar Chile se calcula que de aquí al 2025, el 85% de la masa laboral tendrá que ser calificada, cifra no menor si observamos la crisis que enfrenta la educación en nuestro país. Junto con ello, como los mecanismos de admisión, evaluación y exigencia académica se relajan en pro de emancipar a las clases sociales más abandonadas de Chile, dicho sea de paso, la exigencia y los estándar de calidad deben ser un “tatuaje” intrínseco, de lo contrario, hipotecamos el único sueño y posibilidad de los más abandonados a través de la Educación Media Técnico Profesional.

Tercero, en el año 81 estudiaba el 6% de la población en Chile (personas más favorecidas de la sociedad), sin embargo, desde aquel entonces se ha podido manumitir considerablemente esta cifra, tanto así, que las posibilidades de educación se han masificado en el territorio nacional en acceso y opciones. Una de estas ha sido la masiva entrada a la Educación Media Técnico Profesional por parte de un sector de la población chilena (más necesitado).

El académico chileno Mario Waissbluth, Doctor en Ingeniería de la Universidad de Wisconsin, ex Director de Desarrollo Científico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México y ex Director del Centro para la Innovación Tecnológica de la Universidad Nacional Autónoma de México, y fundador y primer Presidente de Educación 2020, reseña las palabras que el filósofo y político del siglo XIX Andrés Bello comenta sobre la concepción educativa: “Hay que darle y hay que recordar que hay que darle a la gente menesterosa la suficiente calidad de educación para que pueda seguir trabajando en los cargos de asistencia, asesores, empleados que son y no más” [Mario Waissbluth. Se acabó el Recreo. Santiago: Debate Editorial, 2014].

Sin duda, dichas palabras suenan mutiladoras para nuestra época, incluso, con tintes de segmentación social, por tanto, valorar la educación y sus avances en materia de posibilidades permite criticar y abrazar la EMTP, pero, a su vez, reconocer la masificación de acceso para los más desprovistos económicamente en suelos nacionales; así, hacemos visible una arista poco tratada en el espacio público a puertas de su natalicio; “Educación Media Técnico Profesional: 81 años en Chile”.