Se busca docente diferencial: Una deuda más del sistema educacional
La disminución de docentes en ejercicio es un rumor de pasillo en las escuelas, siendo el caldo de cabeza del profesorado, quienes teorizan algunas ideas y causas de la baja progresiva, construyendo así, un escenario muy interesante de discutir. De hecho, Elige Educar realizó un estudio en el año 2021, detectando que en los próximos cinco años faltarán cerca del 19% del profesorado, es decir más de 26 mil profesoras y profesores, destacando a la Enseñanza Media como el principal nivel educativo afectado.
Sin embargo, ¿cuándo nos cuestionamos la realidad de los/as docentes que ejercen fuera del margen de la enseñanza regular? Este rumor no solo se encuentra en las salas tradicionales, si no que también en las escuelas especiales y en los Programas de Integración Escolar (PIE), contradiciéndose con el panorama de la formación inicial docente, pues a principio del año 2023, La Tercera público un artículo que intentaba ser alentador; un aumento de postulaciones a pedagogías, siendo Educación Diferencial el “boom” de la noticia con un 80%. Asimismo, entrevistaron a la rectora Elisa Araya Cortez de la UMCE, quién afirmó que, a pesar del aumento de las postulaciones, no se soluciona la brecha presente en un año de buena matrícula, siendo necesario fortalecer la carrera de pedagogía y hacerla más atractiva.
Dicha opinión, no está tan alejada del origen de la problemática actual y del porqué de la redacción de esta columna, pues a pesar del aumento de matrículas en Educación Diferencial ¿cómo se explica la cantidad de ofertas laborales para docentes diferenciales en plataformas digitales? ¿No será que, durante el ejercicio docente, la deserción se presenta como una posibilidad más atractiva a la calidad de vida del profesorado?
Desde la llegada de la pandemia Covid-19 hasta la actualidad, comenzaron a surgir distintos elementos que apelaban a la constante transformación y flexibilidad del profesorado, llevándolos/as hacia el límite de sus posibilidades, jugando entre la virtualidad y la presencialidad. En la columna de opinión publicada en el año 2022 “Escuela en la Post Pandemia y Crisis del Modelo Educativo; convivencia escolar hacia una nueva escuela” de Jorge Figueroa, se presentan entre las principales dificultades la conectividad, el estado socio-emocional de la comunidad educativa y la elaboración de material pedagógico, entre otros aspectos, que obligaron al profesorado a participar y adaptarse a dichas exigencias.
En primera instancia bajo la autogestión, y luego a través de la construcción inmediata de nuevas estrategias y capacitaciones, siendo una raya para la suma lo doblemente necesarias y desafiantes que se convirtieron las adecuaciones curriculares a realizar para los/as estudiantes con múltiples necesidades, ya que siempre ha sido primordial el recurso físico-concreto, y la vinculación corporal-afectiva para alcanzar objetivos de aprendizaje esperados, siendo la virtualidad un enorme obstaculizador y una presión constante para los/as educadores/as diferenciales, quienes dieron sus mayores intentos de convertir posible lo imposible.
Es por esto que, semana tras semanas vemos en las plataformas de bolsas de trabajo una gran cantidad de ofertas laborales para el puesto de Docente Diferencial, principalmente en colegios PIE y una que otra escuela especial, evidenciándose una falta de educadores/as y una escasez de personas que quieren tomar el puesto, siendo las renuncias durante y postpandemia, licencias médicas extendidas, y tristemente aún, la falta de educadores/as a nivel general lo que ha llevado a esta masificación de ofertas y baja demanda. Nadie puede negar que esto era una bomba de tiempo, que finalmente logró estallar en la actualidad.
Y se hace difícil cuestionarnos el porqué de la falta de educadores/as diferenciales, si históricamente ha existido la idealización mítica de que el profesorado especializado tiene la capacidad innata de sobrellevar cualquier desafío, porque así debiese haber sido su formación. Situación que en el mejor de los casos podría alcanzarse, pero la presión y circunstancias laborales y políticas están en contra de la humanidad que mueve la vocación y el quehacer, la cual no debiese estar en duda, por el contrario, tiene que quedar en claro que la dignidad del trabajo docente diferencial vale mucho más de lo que las condiciones laborales precarias permiten pagar.
Este es un llamado de alerta para la agenda pública del Ministerio de Educación, pues es el profesorado diferencial quienes tienen las competencias necesarias para acompañar los procesos de enseñanza-aprendizaje de nuestros/as estudiantes con necesidades educativas y discapacidad, sin ellos/as, el camino a la inclusión y la diversidad se verá pausado.
Por ello, es momento de retomar la discusión y poner el tema sobre la palestra, si de esta forma queremos evitar lo que parece ser la crónica de muerta anunciada, una crisis que afectará profundamente el avance del sistema educacional hacia un camino más inclusivo.