A 39 años de la muerte de Edmundo Rodríguez: La pulsión de un colchón en llamas
Este martes 22 de agosto se cumplen casi cuarenta años de la muerte de Edmundo Rodríguez, el primer paciente diagnosticado con VIH y fallecido producto del sida en el país. Pero, a pesar de la gran circulación de este suceso por parte de la prensa, no recuerdo haber sabido de Edmundo hasta después de mis 20 años de vida.
¿Qué supe de Edmundo ya en mi adultez? Lo que dijo la prensa. “Murió paciente del cáncer gay chileno” fue uno de los titulares, frase que comenzó a retumbar en mi cabeza, y que me provocó pavor por el deseo que sentía hacia otros hombres. Desde chico me hicieron pensar que ese sentimiento oculto sería una condena y una amenaza por solo sentirlo.
Fue desde ese lugar, desde el miedo y la amenaza, que comencé a hacerme el examen dos veces al año (culpógenamente) para saber cómo iba todo. Luego, desde el 2016, dos años después de que muriera mi último amigo por enfermedades oportunistas asociadas al sida, empecé a trabajar el tema del VIH. A esas sensaciones iniciales se les sumó la rabia y la tristeza.
Nací el 81 y mi amigo era un año mayor que yo. Nosotros éramos unos niños el 22 de agosto de 1984, cuando murió Edmundo Rodríguez. En el hospital donde fue atendido quemaron su colchón y los utensilios que tocó. Una humareda a lo lejos fue lo que anunció su muerte, según relatan activistas y amigos.
Si bien a nivel global la pandemia del VIH/Sida tiene un incierto origen (oficialmente se sitúa el primer caso en el año 1981), en Chile esta denominación médica e institucional recayó en el profesor de castellano Edmundo Rodríguez, “un sodomita de 38 años de edad”, como lo describió la prensa. A diferencia de Edmundo, en 1985, el nombre de la primera mujer diagnosticada quedó oculto. En un gesto contra la invisibilización, Luis Salinas escribió el libro El peso de la sangre la llama Gladys.
A pesar de esta diferencia, tanto Edmundo como “Gladys” comparten un punto en común: la desidia, la moral y la invisibilización del sistema. “Esto es un caso aislado, somos un país decente, eso no va a llegar aquí”, decía el ministro de salud del dictador Pinochet, blindando moralmente del VIH a esta zanja de tierra. Y como tal, si no era una amenaza, si no existía, no fue abordado con la urgencia necesaria. Al fin y al cabo, el peligro sólo lo corrían los denominados grupos de riesgo y “los hombres con prácticas raras”, según señalaba la prensa.
¿Sigue el VIH viviendo en las sombras en Chile? Si bien desde 1984 a la fecha muchas cosas han cambiado -como la Ley de VIH (que requiere ser actualizada) o el acceso universal al Tratamiento Antirretroviral (TARV)- el VIH sigue siendo un tema de segunda línea, a pesar que, según cifras oficiales, ha tenido un aumento sostenido en la última década y en el último año. Este aumento se ve concentrado en la población de entre 19 y 25 años.
Esto último evidencia que la lógica de las sombras de los años ochenta se ha reactualizado a partir de la omisión de la educación sexual integral, el acceso a la información y políticas públicas respecto al tema. Desde la década de los ochenta estas consecuencias han sido abordadas por las disidencias sexuales, que logramos construir un búnker de afectos y cuidados.
Las cercanías entre amistades maricas, las lesbianas que estuvieron al pie del cañón durante el estupor de las primeras muertes, las comunidades trans y sus capacidades de auto organización frente a las múltiples violencias que les rodean, la creación de organizaciones que trabajan en torno al VIH, dan cuenta de aquello. A casi cuarenta años de la muerte de Edmundo Rodríguez seguimos confiando entre comunidades solidarias frente al tema, más no en políticas públicas certeras.
¿Qué preguntas abiertas nos deja la muerte de Edmundo Rodríguez? Hace unos días sostuve una conversación sobre VIH con alguien dos generaciones más joven que la mía, quien me decía que le daba pena pensar en las maricas que ya no están y que murieron sin tener acceso a tratamiento. A diferencia de mi sentir, para él el primer sentimiento que afloraba era la ansiedad. Me comentaba que no quería adquirirlo, pero que si lo hacía, “filo, es tomarme una pastilla por el resto de mi vida y ya chao”. Ni mi miedo, ni su ansiedad son formas de acercarnos a esta pandemia no nombrada como tal.
Recientemente apareció una campaña del Ministerio de Salud respecto al VIH, en donde se aborda a las personas invisibilizadas de esta pandemia. En un tono lúgubre aún, el sistema nos invita a testearnos, a perder el miedo al diagnóstico y a los prejuicios sociales. Si bien discursivamente podemos reconocer un avance, las políticas de salud y educación sexual frente al tema siguen en una sala de espera, y esto no es tan solo en Chile.
Un ejemplo de esto es que las vacunas del coronavirus aparecieron después de casi un año desde que debutó esa pandemia, mientras que el VIH sigue devastando pueblos y comunidades completas en África y aún no se conoce cura. Ni hablar de los elevados costos de las patentes de los tratamientos a la que no todos los países tienen acceso.
Hoy, en este hito de una historia que debemos escribir en contrapunto a la oficial, espero que el único colchón que arda sea ese que está lleno de dobles morales, esa moral que legisla contra leyes de educación sexual. Que ardan colchones en memoria de Edmundo, con los nombres o las siglas de las mujeres que murieron sin ser diagnosticadas. Que ardan los colchones en las entradas de las transnacionales farmacéuticas y que de una vez se liberen las patentes del TARV.
¿Cómo se atrae a las personas muertas que ni siquiera fueron nombradas? Esta columna de opinión es algo así como un conjuro a la historia. Por las compañeras que no sabemos dónde están, por los maricas que murieron aislados, por las personas sin nombre o con nombres encubiertos, por las compañeras que murieron de Sida sin siquiera saber que lo portaban en sus cuerpos. Por quienes adquirirán el virus por no saber cómo prevenirlo, por las clases de educación sexual integral que, inmunemente, no recibirán nuestros sobrinos.
Notas al pie de página
Sobre el titulo: “Hay una cosa que era paradigmática de la época y está totalmente confirmado por funcionarios del mismo hospital: quemaron su colchón, y con eso de algún modo el sistema de salud clausuró esta historia. Se deshicieron de los utensilios, la marca y la memoria del primer muerto por sida en Chile". Víctor Hugo Robles. https://www.latercera.com/tendencias/noticia/la-historia-de-edmundo-el-primer-chileno-diagnosticado-con-vih-no-subir/793647/ (Consultada el 19 de agosto de 2023)
Sobre el primer caso de VIH: Por los síntomas que desarrolla el virus en etapa sida hay casos datados en los años 1959 y 1968.
Sobre el aumento del VIH en la última década: https://www.ispch.cl/boletin/resultados-confirmacion-de-infeccion-por-vih-chile-2010-2018/ (Consultada el 19 de agosto de 2023)
Sobre el aumento del VIH en el último año: https://uchile.cl/noticias/207500/afirman-que-alza-de-casos-de-vih-seria-principalmente-por-mas-testeos (Consultada el 19 de agosto de 2023)
Campaña del MINSAL sobre el VIH: https://www.instagram.com/reel/CwAc1rJprcq/?igshid=MzRlODBiNWFlZA==
Sobre la situación en África: “Según reporte OMS 2018, África es la zona más afectada con 25,7 millones de personas viviendo con VIH, representando casi dos tercios de los casos nuevos a nivel mundial”. https://www.ispch.cl/boletin/resultados-confirmacion-de-infeccion-por-vih-chile-2010-2018/ (Consultada el 19 de agosto de 2023)