Cada vez más eventos de la naturaleza nos demuestran que el cambio climático no es un problema del futuro sino que ya está aquí y tiene efectos visibles en las vidas de las personas.

Y de a poco va tomando forma un concepto por el que cada vez más pacientes consultan a sus terapeutas: la ecoansiedad.

¿Qué es?

El concepto de ecoansiedad fue acuñado en el 2017 por una agrupación de psicólogas y psicólogos norteamericanos, que la definen como “un miedo crónico a la debacle ambiental”, que afecta sobre todo a personas jóvenes y a activistas ambientales.

Los síntomas que provoca son similares a los de la ansiedad general, como la falta de sueño, palpitaciones, sentimientos de agobio e incluso ataques de pánico.

Según explica la psicóloga de la Universidad de Concepción, Colomba Godoy, también se manifiestan emociones de impotencia, por sentir que ninguna acción propia cambiará los hechos, y de indefesión, por la sensación de que nada de lo que se haga evitará sufrir los impactos de la crisis climática.

Estos síntomas pueden presentarse en personas que están sufriendo en carne propia la degradación de su entorno, o los eventos climáticos extremos, pero también por quienes lo ven en los medios de comunicación aunque no lo experimenten de primera mano.

¿Qué se puede hacer?

“La base es poder llegar a un estado más tranquilo con prácticas de atención en el presente, de mindfulness, aterrizar y enfocarse en el ahora y disminuir los estímulos estresores”, recomienda Godoy.

En segundo lugar, llama a una “negociación interna” para encontrar posibilidades de acción individuales o colectivas que se puedan realizar para producir cambios en el entorno más cercano, siempre considerando los límites de acción de cada persona.

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Expresar las emociones es una buena medida. “Hablar o escribir de lo que nos pasa ya es de por sí un mecanismo de protección, porque baja la ansiedad a nivel corporal, cerebral y fisiológico”, comenta la psicóloga.

Por último añade la importancia de crear redes de apoyo para formar acciones colectivas para un problema que no se puede atacar individualmente. “Ahí es necesaria la organización, y no necesariamente es todo el territorio, toda la región. Probablemente podemos organizarnos con nuestro grupo más cercano y ver qué acciones podemos llevar a cabo”, concluye.

Una recomendación para los medios

Una de las recomendaciones que dan ante este cuadro las y los psicólogos, es a consumir menos noticias sobre el tema.

Para esto, el académico del departamento de Psicología de la Universidad de Chile, Rodolfo Sapiains, recomienda que la comunicación sobre el cambio climático se centre en informar las soluciones; lo que se está haciendo y las acciones que se pueden tomar, ya que la preocupación por el tema ya existe.

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