Día del Árbol: a la sombra de tres mil árboles menos en Providencia
Este jueves 6 de julio es el Día del Árbol, fecha creada para concientizar y frenar la gran tala de árboles en el planeta. Sin embargo la acción climática, y la mala gestión de riego en la ciudad, está provocando graves problemas en el arbolado urbano, como los que estamos viviendo hoy en la comuna de Providencia.
Nuestra comuna incluye en su historia el reconocimiento de ser una ciudad jardín, característica que ha conformado su identidad dentro de toda la Región Metropolitana: Parques, áreas verdes y arbolado en prácticamente todas las zonas residenciales constituyen un patrimonio ambiental y paisajístico propio de este espacio de la ciudad, un factor que la ubica entre las primeras opciones a la hora de vivir en la capital del país.
Sin embargo, el Calentamiento Global, y una histórica deficiencia en la gestión municipal en medio ambiente y áreas verdes, están amenazando la que es una de las principales características de Providencia.
Mediante un informe encargado a la Universidad Católica denominado “Proyecto inventario forestal de la comuna de Providencia”, aprobado en Concejo Municipal, se arrojaron alarmantes datos sobre el estado del arbolado urbano en la comuna. Luego de catastrar 60.000 especies, se detectaron 46.948 árboles (89,80%) y 5.253 tazas vacías (10,20%).
Del total de árboles, 16.773 (35%) están en condición de alerta y 2.976 especies están con indicaciones de ser extraídos, la mayoría a causa de la sequía y el no riego. Lo peor, esto ya es irreversible. El informe indica además la reposición urgente de 8.229 árboles nuevos para la comuna.
Con una sequía declarada en Santiago desde hace casi 15 años, es realmente preocupante que las autoridades comunales recién comiencen a detectar esto. Lamentablemente, en Chile las políticas públicas locales en medio ambiente se aplican cuando las crisis están desatadas o cuando grupos de interés protestan, como ocurrió cuando denunciamos el riego de áreas verdes en horas de máximo calor, lo que puso la alerta que cambió la ordenanza de riego en la comuna, obligando a hacerlo de noche.
Las consecuencias de este problema son variadas. Podemos hablar de efectos ambientales, lo que es menos sombra y más calor en calles y casas, debido a la menor biodiversidad. Y lo aun más urgente, afectaciones a la salud y la vida de las personas.
El pasado 12 de junio, una vecina quedó con cortes en su cabeza por la caída de una gran rama en Avenida El Bosque, accidente precedido por otro ocurrido el 4 de abril en plena Avenida Andrés Bello, cuando una rama gigante se desenganchó cayendo sobre dos automóviles que por ahí transitaban. Solo la suerte salvó de que no hubiese víctimas que lamentar. Y como no dejar de mencionar la muerte de una joven en Peñalolén, cuyo auto fue aplastado por la caída de un árbol el fin de semana del temporal en la capital. Todos efectos de un deterioro ambiental y problemas de gestión local, que seguirán causando heridos y lamentables víctimas fatales.
El desafío para éste y todos los municipios de la Región Metropolitana es inmenso. El problema avanza tan rápido, que ya no sólo basta con sacar pasto y cambiarlo por flora nativa, ni regar en horarios con menos evaporación de agua. Ahora debemos repensar políticas públicas que permitan cuidar nuestra sombra, crear nuevas áreas verdes en el contexto del Cambio Climático, y generar una nueva realidad ambiental de forma democrática, no solo para Providencia, sino que para todos los territorios de la región.
El llamado es transversal a todas las autoridades, gobernaciones y ministerios para que trabajemos en conjunto este problema que ya dejó de ser solo ambiental, para convertirse en un tema urbano que representa un riesgo para la salud de casi 8 millones de chilenos y chilenas que vivimos en Santiago. El llamado a la acción es ahora. No podemos seguir dejando morir más árboles y personas en la capital.