Conoce los ecosistemas amenazados que podrá proteger el nuevo servicio de biodiversidad
Más del 20% del territorio chileno está protegido bajo distintas categorías como parques, reservas y monumentos nacionales. Aunque la cifra parece alta, estas áreas se concentran en el extremo sur y norte del país, dejando afuera los ecosistemas de la zona central de Chile.
Se trata de bosques mediterráneos difíciles de encontrar en otros lugares del mundo, que además son los más amenazados por la actividad humana, por estar en la zona del país donde vive la mayoría de la población, entre la región de Coquimbo y la de Biobío.
En los últimos días, y tras más de una década de tramitación en el Congreso, se aprobó la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas; un servicio que traspasa desde el Ministerio de Agricultura al de Medio Ambiente la gestión de áreas protegidas del estado.
Este servicio además tiene el mandato de tomar acciones integradas para conservar la biodiversidad del país que se encuentra tanto dentro como fuera de las áreas protegidas. Desde la comunidad científica esperaban largamente la existencia de este servicio, y llaman a tomar el desafío urgente de proteger la biodiversidad de la zona central de Chile.
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Una pérdida acelerada
“La zona central de Chile es donde más hemos perdido ecosistemas. Hoy queda una parte pequeña de lo que existía originalmente. Son los ecosistemas más críticamente amenazados, y donde más impactan los incendios forestales que han llevado casi a la extinción a algunos tipos de bosques”, explica el investigador principal del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y profesor de la Universidad de Chile, Álvaro Gutierrez.
“El desafío más importante está en el área donde habitamos, y tendemos a pensar que en esa área ya no hay naturaleza, no hay nada que conservar. Pero no es así, hay naturaleza única y hay que cuidarla justamente porque está muy presionada, en una zona donde está el 70% de las áreas urbanas y una buena parte de la actividad agrícola del país”, agrega Olga Barbosa, investigadora del IEB.
Según Gutierrez, la prolongada sequía que vive el país también ha afectado seriamente la salud de estos bosques.
Boldo, litre, quillay
“El bosque esclerófilo está formado por especies que la gente conoce como boldo, litre, quillay, canelo, patagua. Hay aves como el charcán, el colilarga, hay felinos únicos como el gato colocolo. También es importante sobre todo en Coquimbo el matorral esclerófilo, que la gente lo mira a menos pero es un ecosistema clave”, señala Barbosa.
Además, hacia la zona del Maule existen bosques costeros únicos que combinan muchos tipos de especies distintas, y que se encuentran rodeados de actividades productivas forestales o agrícolas, y amenazados por los incendios forestales.
“En las costas del Ñuble y el Maule no hay ningún área protegida y tenemos bosques únicos y especies en estado crítico como el ruil y el queule fuertemente presionados por el cambio de paisaje, y se ha perdido gran parte de la superficie de estos bosques por incendios forestales”, sostiene Gutiérrez.