Aisén Etcheverry, ministra de Ciencia: "No es único de Chile que el Estado participe de una industria estratégica"
Lleva un mes y medio al mando del Ministerio de Ciencia y ya está arriba de un proyecto de gran envergadura: la Estrategia Nacional del Litio.
“Nos subimos a un tren andando, nos colgamos de la puerta y nada, por ese lado ha sido desafiante”, reconoce entre risas Aisén Etcheverry (43), la tercera persona que ha estado al mando de esta cartera en los primeros 400 días del gobierno de Boric.
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El Ministerio, que en agosto cumplirá sus primeros cinco años de vida, es un espacio que ella conoce perfectamente. Si bien venía de ser jefa de división en la Segpres, previamente había estado a la cabeza de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo (CTCI).
“Ha sido desafiante y satisfactorio también. Yo creo que sigo siendo la ministra más feliz”, agrega.
- ¿No le complica que el Ministerio de Ciencia aún tenga esa chapa de “Ministerio chico”? Pienso en sus antecesores, por ejemplo, que fueron usados como “moneda de cambio” para mantener los equilibrios políticos del gabinete.
No somos tan chicos, difiero de esa visión. Hoy día, cuando uno mira el programa de gobierno y ve, no solo el capítulo de Ciencia y Tecnología, sino la lógica de tener un gobierno ecologista, el concepto de nuevo modelo de desarrollo, la descentralización... La presencia de la Ciencia y la Tecnología está en todas esas áreas.
Somos chicos en número, y todavía chicos en presupuesto, efectivamente tenemos que crecer. Pero con eso no estoy diciendo nada nuevo, esa es una demanda de nuestro sector de muchos años.
- Está el desafío de que el presupuesto para CTCI llegue al 1% del PIB...
Exacto. Son cosas que también están en el programa. Para mí, y creo que para el Presidente también, la Ciencia y la Tecnología tienen que estar, están y son fundamentales en cada una de esas estrategias, en cada una de las piezas grandes del programa de gobierno.
Si no tenemos capacidades de desarrollo científico-tecnológico en las regiones ¿Cómo podemos imaginar que haya un proceso de transferencia de competencias efectivo y eficiente? Hay gente que se va a tener que formar, hay personas que van a desarrollar sus proyectos de vida y eso supone que tengan universidades donde formarse, con programas de posgrado, que haya un conocimiento de las biodiversidades de los territorios, de las comunidades que habitan en esos territorios.
Creo que el litio es un ejemplo súper concreto de a qué nos referimos con nuevo modelo de desarrollo. La Ciencia y la Tecnología viene no sólo para hacer que la extracción sea más eficiente o incluso más amigable con el medioambiente, sino que nos permita entender la biodiversidad, los impactos, mejorar los estándares, comprender el impacto en los tejidos sociales, en las comunidades y hacer que sea sostenible, en mayúsculas, pensando en la naturaleza y en las personas.
Entonces, claro, somos pequeñitos, pero yo creo que tenemos un rol que es bien esencial en todas estas agendas.
- ¿Cuál es el desafío que hay que enfrentar en ese sentido?
Yo diría que la dificultad es hacer que los engranajes de la administración pública se acostumbren a nuestra presencia. Eso ocurre siempre cuando hay una institucionalidad nueva. El Estado tiene infinitas formas, muchas direcciones y servicios y políticas que vienen de hace muchos años atrás. Y como el Ministerio es joven, no estamos en todos esos engranajes aún.
Es como cuando llega un hijo nuevo a una casa, hay que instalar una cuna, hay que tener más plata. Ese tipo de cosas tienen que pasar acá también.
[caption id="attachment_833496" align="alignnone" width="700"] Aisén Etcheverry en la biblioteca Adelina Gutiérrez del Ministerio de Ciencia[/caption]
Estrategia Nacional del Litio
- Distintos expertos y columnistas han ido señalando que la Estrategia Nacional del Litio nos pilla un poco "empelota" como país, en cuanto a desarrollo de capital humano, infraestructura, conocimiento. ¿Coincide con ese diagnóstico?
Yo pensaría que en materia de capacidades para hacer investigación y desarrollo, tan en el vacío no estamos. El litio es un tema de preocupación del sector académico en particular, de las universidades no solo del norte, sino que a nivel nacional, desde hace ya varios años.
Eso significa que han formado gente, que hoy existen laboratorios que están, por ejemplo, desarrollando prototipos de baterías de litio en el norte. Las vimos el viernes pasado en la Universidad Antofagasta. Hay personas que se han formado en distintas áreas de la ingeniería, de la minería también. Lo mismo en temas de biodiversidad, en el estudio de los salares y sus ciclos. En fin, hay una cierta cantidad de capacidades que hoy día existen, por lo tanto, no partimos desde cero.
Ahora, que eso sea suficiente para el nivel de explotación que queremos, por supuesto que no. La estrategia se hace cargo de eso, y el Instituto Tecnológico de Investigaciones en Litio y Salares precisamente apunta a tomar las capacidades que ya existen, pero amplificarlas.
- En esa línea, ¿cómo se puede desarrollar una industria con valor agregado en Chile?
Hay un ejemplo súper reciente que es una política que se llama CHIPS en Estados Unidos, que es política industrial fría y dura, donde el gobierno invirtió millones de dólares precisamente para abordar el desafío de la industria de los microprocesadores, que empezaron a escasear a propósito de la pandemia.
Lo menciono como ejemplo porque es un desafío que tienen todos los países, todo el tiempo, y la forma cómo se aborda es precisamente con el Estado participando y dando direccionamientos claros respecto de cómo se hace. Eso a nosotros nos ha faltado.
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Creo que se hicieron avances importantes a través de la Corfo, particularmente en la época de Eduardo Bitrán, de desarrollar una industria de manufactura más avanzada. Pero los mecanismos con los que contamos no son muchos. Hoy día, a menos que el sector privado tenga una intención súper decidida de instalarse y generar esta industria, tenemos pocos mecanismos para fomentarlo de una manera más directa.
Con el litio, en cambio, tenemos esa oportunidad, porque es de todos los chilenos. Por lo tanto, su explotación tiene que hacer convivir el interés de los privados de querer mayor extracción, de ser competitivos, de ganar plata, y está muy bien que así sea, con el interés público de quienes son dueños del litio, que somos todos los chilenos y chilenas.
Parte de ese interés público tiene que ver con cómo generamos una industria de manufactura de largo plazo que no dependa necesariamente del ciclo del litio, sino que nos permita avanzar en tener una industria sofisticada que nos va a llevar al desarrollo.
- Se lo pregunto porque justamente el Presidente Boric mencionó esta posibilidad de fabricar baterías en Chile, lo que generó cierto ruido y reflotó una explicación que dio hace algunos años el exministro Jobet, donde planteaba las dificultades de fabricar baterías en Chile, especialmente por el costo, que sería muy elevado. ¿Discrepa con esa mirada?
Fíjate que las cosas evolucionan. Las baterías efectivamente necesitan de otros componentes, muchos de los cuales se encuentran en Chile también. Cobre, por mencionar alguno. Por lo tanto, creo que hay que mirarlo desde la evolución tecnológica. El estado de avance de nuestras universidades, centros de investigación y de nuestra propia industria, en los últimos diez, cinco, tres años incluso, ha avanzado muchísimo.
Por lo tanto, más que discrepar o no discrepar, yo creo que hay que mirarlo a la luz de lo que tenemos hoy. Hoy efectivamente existen prototipos de distintos tipos de baterías. Baterías que son para electromovilidad, que es uno de los principales usos, pero también baterías estacionarias.
Nosotros estamos produciendo un montón de electricidad en el norte que requiere de esas baterías estacionarias. Y si hay componentes de esas baterías que hay que importar, bueno, igual que todos los países del mundo, se importan. Nadie tiene todos los elementos para poder avanzar.
- ¿Pero diría que es un objetivo de este Ministerio, o del gobierno en general, que haya una industria de baterías en Chile?
Esa y todas las industrias que agreguen valor, sin distinción. Todos los países del mundo que avanzan hacia el desarrollo lo hacen a partir de una industria que agrega valor y que se basa en conocimiento. Se llaman industrias de base científica tecnológica, precisamente porque mueven la frontera del conocimiento, generan productos disruptivos y avanzan. Eso es el corazón del quehacer de este Ministerio.
Por lo tanto, tenemos que encontrar todos los espacios donde eso pueda ocurrir. Y el litio, sin duda, es uno de ellos, igual que el hidrógeno verde, la observación astronómica, la exploración de los océanos. Son posibilidades de desarrollo de tecnología hecha en Chile que nosotros tenemos que aprovechar de todas maneras.
[caption id="attachment_833507" align="alignnone" width="900"] Ministra Etcheverry en el XXI Congreso Nacional Explora. Foto: Ministerio de Ciencia[/caption]
- ¿Y esa es una posibilidad la ve en el corto, mediano o largo plazo?
Claro que cerca. A ver, en el caso del litio, ya tenemos a grupos de investigación que están en esa línea y que, si se da este impulso desde el fomento y la estrategia, que marca un orden muy claro y que da reglas muy claras respecto a cómo se va a producir, eso es siempre bueno para el sector privado.
Yo siempre doy este ejemplo regularmente porque creo que es muy decidor: Chile tiene hoy día, a través de la Universidad de Chile, tres satélites que orbitan nuestro país. Muchas veces ni creemos que somos capaces de generar esa tecnología. No lo estamos inventando, los satélites están ahí arriba. Ya se hace. Y ya se hacen muchas de estas cosas en muchos lugares. Tenemos universidades que están produciendo placas que van al interior del acelerador de partículas del CERN en Suiza. Y que se exportan desde Chile a esos lugares.
Entonces, si eso no es una posibilidad de industria sofisticada y de capacidad de desarrollar tecnología desde Chile a escala global, entonces ¿Qué es?
- Recientemente se anunció que las prioridades de las Becas Chile 2023 eran seguridad e inteligencia artificial. ¿Por qué el litio quedó afuera?
Te agradezco la pregunta porque me permite explicar varias cosas. Cuando uno piensa en desarrollo científico tecnológico, y si quiere llegar al punto de desarrollar tecnología, tiene que tener una masa crítica de investigación robusta. Se necesitan personas con doctorados, postdoctorados, varios proyectos de investigación, centros que estén avanzando en esa línea. Así se va generando como un chasis de conocimiento que permite avanzar también en desarrollo tecnológico.
Cuando nosotros vemos lo que ocurre con la minería en general, y en particular con la extracción del litio, esas capacidades ya existen. Tienen que crecer, por supuesto, pero hay líneas de investigación. Nosotros miramos y hay universidades, hay centros que están trabajando en esto hace ya varios años. Entonces, hay de qué afirmarse para decir que esto puede crecer y puede crecer rápido.
Cuando miramos inteligencia artificial, las capacidades son más pequeñas. Si bien se ha avanzado desde que se lanzó la política y ahora hay dos centros de investigación en estos temas, todavía no podemos decir que hemos alcanzado la masa crítica necesaria.
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Por eso es tan importante seguir formando a doctores fuera de Chile, que aprendan cosas nuevas, que las traigan y que puedan desarrollar sus propias líneas de investigación. Y cuando miramos los temas de seguridad, menos del 1% de la investigación que se hace en Chile está asociada a ese tema. No hay donde estudiar seguridad, muy pocos lugares.
Entonces, la herramienta de fomento es súper distinta. Son becas. Necesitamos que la gente se forme, que traiga y que empiece a formar esas líneas. Cada una de estos áreas en el fondo tienen estados de desarrollo que son diferentes y, por lo tanto, tienen herramientas de política pública que son diferentes y que se adaptan a lo que esos sectores necesitan.
Eso es lo que hace el Ministerio. Está todo el rato calibrando de que los sectores tengan lo suficiente y ajustando las distintas herramientas de fomento que tenemos.
- ¿Se justifica la seguridad? Se lo pregunto porque obedece a un tema contingente. Sin embargo, uno pensaría que una inversión como una beca debiera enfocarse en temas de más largo plazo, y no de lo que está ahora en la agenda política y mediática.
El tema de seguridad no es nuevo y tampoco es de solución inmediata. No hay una varita mágica. Por lo tanto tenemos que ser capaces de comprender qué significa, cuáles son sus causas y cómo se aborda. Y eso se hace desde el conocimiento.
Puede que esta crisis de seguridad que tenemos hoy día baje porque el gobierno ha hecho esfuerzos gigantescos con los proyectos de ley y una inversión de 1.500 millones de dólares, en fin, hay un esfuerzo gigantesco. Ojalá que así sea, pero en cinco o diez años más podemos tener otro momento donde los temas de seguridad estén álgidos de nuevo.
Y no estaríamos haciendo nuestro trabajo en el Ministerio de Ciencias si no prevemos que, en ese minuto, tengamos muchas más personas capacitadas, universidades estudiando el tema, que puedan apoyar una construcción de políticas públicas que sean más robustas.
Si bien es cierto, este Ministerio no vive en la contingencia, porque no lo es, sí vive en la construcción de un futuro. Y esa construcción de futuro supone también estar preparados para los temas de seguridad que existen hoy día y que pueden existir más adelante.
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Instituto Nacional del Litio
- ¿Cuál es su diagnóstico en términos de desarrollo de conocimiento sobre litio en Chile? Se lo pregunto porque, salvo del salar de Atacama, sabemos muy poco del resto de los salares...
Ahí es precisamente el espacio donde se combina el interés público y el interés privado. Cuando miramos las capacidades que existen hoy día de investigación en temas de extracción y uso del litio, tenemos en las universidades del norte, y gran parte de ello está financiado por las empresas que hoy día extraen el litio.
Porque hay un interés legítimo de querer ser más productivos, de hacer las cosas mejor, de sacar el mayor valor posible, y por lo tanto, hay una inversión que viene desde las mismas empresas en esa línea. Las universidades de Antofagasta y de la Católica del Norte reciben permanentemente donaciones para fines de investigación de estas empresas, y está muy bien que así sea.
Pero cuando queremos entender cuál es la biodiversidad de los salares, cuál es el impacto que tiene la explotación, qué nos enseñan esos salares respecto al cambio climático, respecto de las comunidades que vivieron ahí antes y de las que van a vivir en el futuro, la verdad es que tenemos menos investigación.
Entonces, el Instituto Tecnológico de Litio y Salares lo que nos permite es traer este interés público también a la conversación, y pensar cómo desarrollamos tecnologías que habiliten una extracción más rápida, mejor, más amigable con el medio ambiente, pero también cómo generamos conocimiento que nos permita estar siempre a la vanguardia de comprender esos fenómenos para mejorar nuestras regulaciones y poner cada vez más exigencias.
Finalmente estas regulaciones en términos medioambientales empujan también el desarrollo tecnológico. No son impedimentos, empujan a que el sector privado invierta en mejores tecnologías.
A nosotros nos pone tan contentos desde el Ministerio de Ciencia ver cómo se configuró la Estrategia Nacional de Equipo, porque pocas veces hemos visto que se combinen estos dos intereses. Y la estrategia lo logra muy bien. Y si logramos una buena implementación, vamos efectivamente a haber hecho algo que es muy valioso y que pocos países logran, que es generar desarrollo productivo con resguardo del medio ambiente y con participación y beneficios para las comunidades que están en esos territorios.
[caption id="attachment_833508" align="alignnone" width="900"] Ministra Etcheverry[/caption]
- ¿Cómo se imagina el Instituto? Se lo pregunto porque pienso que la idea es que sea un ente más autónomo, pero también ronda la idea en el gobierno de que esto podría terminar siendo, por ejemplo, un departamento de la futura Empresa Nacional del Litio.
En Chile tenemos hartos institutos tecnológicos públicos. Son todos muy diversos. Hay algunos que están muy asociados a las universidades, hay otros que están muy asociados a la regulación, otros al desarrollo tecnológico.
Yo me imagino una combinación entre INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias) y el IFOP (Instituto de Fomento Pesquero). Para ponerlo en términos súper claros, en el caso del INIA hay capacidad de desarrollo tecnológico con las semillas. En el caso del Instituto Tecnológico de Investigaciones de Litios y Salares, son tecnologías asociadas a la extracción del litio y a la generación de valor agregado a partir del litio.
Pero también es investigación que apoya la regulación. El IFOP apoya a la Subsecretaría de Pesca en esa regulación. Por lo tanto, todos los temas vinculados a biodiversidad, impacto en la comunidad, debieran estar en ese ámbito.
Tenemos una discusión abierta y se va a trabajar a nivel interministerial de cuál va a ser la configuración final. Efectivamente, que esté asociado a la Empresa Nacional del Litio calza muy bien con la idea de generar conocimiento y valor agregado, quizás calza menos bien con la parte regulatoria, pero hay que ir viendo. Lo que sí tenemos todo súper claro es que tiene que hacer estas dos cosas.
- ¿Cómo se maneja justamente esa tensión entre regulación y producción?
Como ocurre en todos los ámbitos de investigación, donde la transferencia tecnológica al sector privado es una herramienta de común uso.
Hoy día, no solo el litio, sino en todas las áreas del conocimiento, las universidades, por ejemplo, desarrollan tecnología, las avanzan hasta el momento de prototipado o los primeros usos, y luego se transfieren al sector privado, que los utiliza ya a nivel industrial. Los institutos tecnológicos que hoy día existen también hacen eso. O sea, el INIA genera variedades vegetales, pero no produce esas variedades a escala industrial, sino que transfiere ese conocimiento al sector privado que puede desarrollarlo o que está interesado en desarrollarlo.
Creo que, sobre todo en el ámbito de la ciencia y la tecnología, esta dicotomía entre lo público y lo privado no es tal. El sector público y el privado trabajan muy de la mano. Por ese lado, no veo problema.
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- Justamente, una de las críticas más repetidas de la oposición a la Estrategia Nacional del Litio es sobre los límites del Estado, y han hablado de que existiría cierta "ceguera ideológica" en la propuesta del gobierno. ¿Hasta dónde debiera llegar el Estado, considerando que se quiere aumentar la productividad, cuidar el medioambiente y generar cadena de valor, tres ejes que son ambiciosos y que eventualmente van a chocar?
ElPpresidente lo dijo súper claro: Control mayoritario en aquellas explotaciones que son estratégicas. En aquellas que no son estratégicas, en otros salares, se llevará a cabo una conversación con el sector privado donde se abordarán todas estas tensiones que seguro van a existir.
Yo lo desdramatizo un poco. No es único de Chile que el Estado participe de una industria que considera estratégica y no es único de Chile que el Estado quiera que haya desarrollo tecnológico a partir de una industria estratégica. Lo hacen en Estados Unidos, en Europa, en Asia, en Australia, en Nueva Zelanda, con distintas industrias y por distintos motivos.
Se requiere de alto conocimiento, de alta tecnología y alta voluntad. Cuando uno mira la reacción que han tenido las empresas que están en el mundo de la producción del litio, incluida SQM y Albemarle, la disposición ha sido buena. La Cámara de la Industria Norteamericana, AmCham, valoró mucho el sentido de la estrategia, lo mismo que otras empresas productoras del litio internacional.
Entonces, a mí al menos me hace pensar que hicimos algo que está bien y que ahora sigue en un desafío financiero que es la implementación. Ahí yo espero que estemos todos a la altura, porque lo que está en juego es el desarrollo del país, no otra cosa.