Estrategia Nacional del Litio: buena noticia en público y en privado
La Estrategia Nacional del Litio anunciada por el presidente Boric abre una oportunidad especial para imaginar el futuro de Chile en sintonía con nuestra historia. En vez de perder tiempo discutiendo si esto es o no una nacionalización del mineral no metálico, vale la pena notar que el litio ya pertenece al Estado: esto ha sido así durante este gobierno, durante el pasado y desde 1979.
Una de las cuestiones más valorables de la Estrategia es que el rol clave del Estado busca compatibilizarse necesariamente con la colaboración de privados, en atención al objetivo de que Chile adopte un rol protagónico no tan solo en la extracción, sino que también en la investigación y el desarrollo de la industria del litio.
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Por supuesto, siempre es sano que se planteen matices y miradas críticas en la esfera pública, pero luego de semanas de tensión es notable cómo la Estrategia Nacional del Litio ha suscitado un entusiasmo transversal no tan solo en Chile sino que también en el extranjero. En público y en privado, desde el empresariado a los sindicatos auguran el buen futuro de la iniciativa.
No por nada, la misma Cámara Chilena Norteamericana del Comercio señaló que “esta iniciativa posibilitará la llegada de nueva y mayor inversión estadounidense, la cual contribuirá al país en mayor sostenibilidad e innovación tecnológica”. O la misma minera Albermarle (35% de la producción actual), que inmediatamente después del anunció declaró: “Seguiremos colaborando con el gobierno de Chile sobre la propuesta de Estrategia Nacional del Litio. Tenemos muchos intereses compartidos para incluir la mejor manera de crecer el mercado del litio y desplegar nuevas tecnologías sostenibles”.
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Es que no siempre se alinean los intereses de un mundo que necesita urgentemente una transición energética justa, de comunidades que claman el resguardo medioambiental, de un Estado que debe asegurar un mayor bienestar para los ciudadanos, y de inversionistas mineros que necesitan certidumbres legales y políticas. Las pocas veces que esto ocurre se abre la oportunidad histórica de desarrollar políticas de Estado.
Así, en vez de sucumbir ante la inercia de ver todo en blanco y negro, es mejor pensar este tema en clave tricolor. De la mano del desarrollo tecnológico y la responsabilidad ecológica, Chile puede dar un salto. A fin de cuentas, el litio no es de izquierda ni de derecha, el litio es energía para un Chile Desarrollado.