Astrónomos chilenos advierten: basura espacial aumenta y complica observación astronómica
A comienzos de mes, usuarios de redes sociales reportaron a través de diversos videos cómo se iluminaban los cielos chilenos con algo que caía, objeto que muchos relacionaron con un meteorito. Rápidamente, se despejaron las dudas y se aclaró que se trataba de basura espacial.
De acuerdo al profesor José Maza, académico del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Ciencias Exactas, “no es peligroso para los seres humanos, porque rara vez va a entrar algo más grande. Para la gran mayoría, 2.000 grados Celsius es suficiente para que se evapore el aluminio, prácticamente todos los metales se evaporan antes que eso”.
El astrónomo de la U. de Chile añade que “este es un fenómeno que va a ser cada vez más frecuente, y ahora que hay muchos teléfonos celulares vamos a ver cada vez más videos bonitos de objetos entrando en la atmósfera”. De hecho, detalla que hasta el momento “se han lanzado al espacio 13.630 satélites, de los cuales 6.600 siguen operativos y hay por lo menos 2.250 que ya no están operativos, y eso constituye basura espacial”.
[Te puede interesar] Data Centers de Google y Microsoft disputan uso de agua en la periferia de Santiago
Por otra parte, la divulgadora del Observatorio Astronómico Nacional de la Universidad de Chile, Bernardita Ried, plantea que “estos desechos humanos son una externalidad negativa, es decir, algo que se produce sin evitar sus impactos negativos, a pesar de que se produzcan beneficios, como la exploración espacial, el desarrollo científico y también el desarrollo tecnológico”.
“Esto ha tenido un crecimiento exponencial que no necesariamente ha ido acompañado de responsabilidad y de una perspectiva ecológica. En noviembre de 2022, la red de vigilancia espacial de Estados Unidos reportó 25.857 objetos orbitando la Tierra, de los cuales sólo 5.465 corresponden a satélites que realmente son operacionales porque, una vez que terminan su vida útil, muchas veces simplemente se quedan orbitando en la tierra”.
Pero no solo hay basura espacial, señala Bernardita Ried. La también estudiante del Ph.D en Física, mención Astrofísica de la Universidad de Stanford, aclara que también existe la “micro basura espacial”, que se genera a partir de, por ejemplo, “la colisión de dos satélites”, que deja pequeños fragmentos de no más de 10 centímetros. “De hecho, en 2019 se estimaba que basura espacial de menos de un centímetro de largo, había más de 128 millones de partículas orbitando la Tierra”.
[Te puede interesar] Revolucionaria idea de instalar centrales solares en el espacio para luchar contra el cambio climático
Cómo afecta a las observaciones astronómicas
De esta forma, la astrónoma indica que la basura espacial tiene distintos orígenes. Por ejemplo, “los mismos astronautas presentes en la Estación Espacial Internacional, a la hora de salir a arreglar los diferentes componentes, de repente se le han ido algunas de sus herramientas, y eso también contribuye a la basura espacial”.
Ried asegura, además, que todos estos elementos que orbitan el planeta también producen contaminación lumínica, lo que podría afectar a las observaciones astronómicas que se realizan, por ejemplo, desde el norte de Chile. En esta línea, cree que “depender de internet satelital podría ser perjudicial a largo plazo si es que se sigue aumentando (la basura espacial), ya que, si llega a haber un accidente, podría provocarse un efecto cascada, porque si llega a chocar un satélite con otro se generan muchos pedazos y estos pueden colapsar con otros y si está muy sobrepoblado el ambiente, esto podría obviamente afectar también las comunicaciones y finalmente la vida acá en la Tierra”.