Mónica Retamal ve el futuro del mundo digital con cara de mujer. Desde la Fundación Kodea llevan más de siete años trabajando por empoderar a niñas y mujeres con las nuevas tecnologías que están transformando el mundo hacia una sociedad del conocimiento.

Desde ese espacio han levantado iniciativas como Nuestra Voz, que buscaba visibilizar las propuestas de miles de mujeres que querían contribuir con los desafíos futuros del país. Además, Emprendedoras Conectadas, un programa que  entrega herramientas digitales para que mujeres tengan más oportunidades de expandir sus negocios.

¿Cómo trabajan el empoderamiento femenino en el espacio digital?

En Kodea hemos desarrollado múltiples iniciativas en ese sentido. Partimos hace siete años con un primer programa de reconversión laboral femenino con habilidades digitales de nivel superior que se llamaba Mujeres Programadoras, y que probó la hipótesis de que una persona que no venía de la industria digital podía sumarse a esta fuerza laboral.

Aunque, luego nos dimos cuenta que habían otros segmentos de la población femenina que también necesitaban empoderamiento digital, no necesariamente para trabajar en la industria tecnológica,  sino que para  adquirir habilidades digitales que les permitiera emprender o tener emprendimientos más sofisticados. Esto porque la demanda de este tipo de habilidades está transversalmente solicitada.

-¿Qué obstáculos han encontrado?

-Nos dimos cuenta que aunque quisiéramos recoger la voz de las mujeres, cuando tú le pides a segmentos más precarizados de la población que mande un audio, la verdad es que hay muchos que no tienen el nivel de alfabetización.

Hay una realidad dramática, muchos adultos en Chile no son capaces de resolver ninguna problemática en entornos digitales. Entonces cuando uno habla de brecha, se cree que todo el mundo está conectado y eso no es así, las brechas en mujeres son aún mayores.

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-¿Cuándo parte la brecha digital entre hombres y mujeres?

-En tercero básico, las niñas tienen un mejor desempeño en tecnología, pero tienen una autopercepción peor que los hombres. Ya en sexto básico eso está totalmente asentado y las niñas pierden el interés.

Eso significa que tenemos muy poca presencia vocacional de mujeres en carreras tecnológicas lo que genera un sesgo en la construcción de productos tecnológicos, estereotipos, falta de inclusividad.

Por eso un mundo más inclusivo pero también un mundo más sustentable, es uno menos pobre porque cuando una mujer le va mejor, la familia se ve directamente impactada, más que cuando ve un hombre le va bien. La pobreza en el mundo tiene cara de mujer.

-¿Cómo afecta la violencia digital a las mujeress?

-Los datos de violencia digital que son muy dramáticos, casi el 80% de las mujeres declaran haber recibido este tipo de violencia.

El mundo digital es una caja de resonancia del real, con la complicación de que es exponencial, con las tecnologías si  te equivocas puedes recibir millones de condenas. Si alguien abusa pueden ser millones de abusos.

Esto tiene como una doble cara, la digitalización ha permitido que movimientos gigante de sororidad digital, hayan funcionando increíble como el Me Too.

Gracias a la digitalización  hemos puesto el tema en la mesa. El activismo se ha alimentado muy bien de esta coordinación que produce internet. Aunque el internet sigue siendo un medio completamente machista.