María José Cumplido Baeza es la nueva directora ejecutiva de la Fundación Iguales, ONG fundada el 2011 que tiene como objetivo la plena inclusión de la diversidad sexual y de género en la sociedad chilena.

En este 8 de marzo, la historiadora, escritora, y divulgadora lesbiana aborda los avances en materia de género y la voluntad del gobierno para trabajar en políticas a favor de las mujeres.

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-¿Cuál es tu evaluación de la agenda del gobierno en materia de políticas de género y mujeres durante su primer año?

Creo que ha habido avances importantes en esta materia, particularmente la paridad en los liderazgos gubernamentales, el Registro Nacional de Deudores de Pensiones de Alimentos y el avance de la ley sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia me parecen que van en la dirección correcta. También miro con mucho interés el avance de un sistema nacional de cuidados que me parece fundamental para hacer cambios culturales y materiales efectivos.

-¿Se podría decir que este ha sido un gobierno feminista? ¿Por qué?

No estoy segura que exista tal cosa como un gobierno feminista, creo que teóricamente es complejo afirmar algo tan taxativo con tan poco tiempo. Lo que sí creo es que hay una voluntad importante de avanzar en políticas de género y mujeres y eso, obviamente, es algo poco común en nuestra historia.

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-¿Cuáles crees que serán los desafíos por delante para el mundo político y la ciudadanía  en esta materia?

Pienso que actualmente, y a propósito de la cuarta ola feminista que vivimos, la causa que aparece como la más urgente es el fin a la violencia y a la discriminación. Esto es importante, porque nadie puede elegir sus proyectos de vida en libertad si es que está sometido a la discriminación arbitraria y a la violencia cotidiana. A mí me parece que el feminismo actual tiene mucha razón en priorizar estas temáticas que cuestan vidas de mujeres todos los días.

En ese sentido el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia me parece un proyecto fundamental que va en esa línea y que es una labor inmensa. Así también es necesaria la reforma a la ley antidiscriminación para que exista una institucionalidad que no solo castigue, sino que sea capaz de prevenir que en este país se discrimine y eso mejora sustancialmente la vida de las mujeres y de todos los grupos históricamente discriminados. En ese sentido, nuestro objetivo como sociedad debería ser cambiar la cultura patriarcal que ha oprimido sistemáticamente a todos estos grupos durante siglos.