Este miércoles se supo la noticia que TVN decidió despedir a Arturo Walden, conocido como “Kiwi” luego de que besara sin consentimiento a la humorista Pamela Leiva, en un despacho en vivo.

A través de un comunicado, la señal estatal dio a conocer la noticia, en el que lamentaron lo sucedido. “Lamentamos profundamente la situación que vivió Pamela Leiva en uno de nuestros despachos, nos comunicamos con ella para entregarle nuestras disculpas de forma privada y también públicamente”, indicaba la declaración.

Ante la polémica, la misma Pamela Leiva se refirió al tema en una transmisión en vivo en su cuenta de Instagram.

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La humorista, que obtuvo un éxito rotundo en el Festival de Viña al ser galardonada con la gaviota de plata y oro, comenzó relatando que ella no sabía que el “Kiwi” iba a estar en la casa donde se estaba hospedando y que recibió un mensaje del notero a las 09:00 que estaba a fuera del lugar.

En ese momento, según indicó Leiva, bajó a conversar con el notero que estaba en vivo, aún con la “resaca” del éxito que cosechó en el evento, por lo que la tomó por sorpresa el beso que le dio el “Kiwi”.

“En el momento sí me dio rabia, no me lo esperaba”, dijo respecto al incómodo momento, asegurando que “tuve muchas ganas de irme, pero no quería que esto empañe todo lo que estoy viviendo, no quiero que esto sea la noticia”.

“Acabo de pasar una de las noches más especiales de mi carrera y no quería que eso empañara”, dijo en el live Leiva, reiterando que “no estaba coordinado que el llegara a mi casa”

Asimismo, dijo que a pesar de expresar en vivo su incomodidad, terminó la nota y se despidió del equipo y del notero: “Yo estaba en la mía, no quería que se empañara el momento”, expresó.

Respecto a la desvinculación del “Kiwi” de TVN, la comediante aseguró que “yo nunca me comuniqué con nadie de TVN para reclamar. Nunca llamé a nadie para pedir la cabeza del Kiwi. La decisión fue de ellos”.

Leiva dijo entender de cierta manera la actitud del notero, aunque no la justificaba de ninguna manera.

"No he hablado con él, supe que pidió disculpas. Lo hizo de un lado de ansiedad, desesperación, de querer divertido, de ganarse la pega. Podemos discrepar y que es muy noventera la forma, pero lo tomé desde ahí. Racionalicé y dije ‘este gallo está desesperado, su ansiedad lo está matando y está tomando decisiones erradas como robarme un beso’”.

Por último, termino diciendo: “Sigo muy contenta y agradecida de todo, aún dimensionando y que lata hacer una noticia por esto”.

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