Crítica de cine | “Los Fabelman”: ¿Cómo se hacen las películas?

Por: Kathia Cancino Rojas | 10.02.2023

Con una escena y un diálogo imborrable. “El cine es donde los sueños se cumplen”, le dice Mitzi a su hijo Sammy. Independiente de si son pesadillas o sueños luminosos, algo podemos intuir de cómo será esta película.

¿Recuerdan la primera vez que fueron al cine? Porque esta es la primera vez de Sammy Fabelman, cuando sus padres lo llevan a ver The greatest show on Earth. Y él no solo la recuerda, sino que marca el inicio de su vida como creador de películas.

La escena de un choque de trenes impacta a un Sammy pequeño, tiene pesadillas con esta secuencia y trata de revivirla una y otra vez en el subterráneo de su casa. Para evitar accidentes domésticos, su madre le recomienda grabarlo y así repasar el video cada vez que quiera.

¿No es acaso ese el objetivo del cine? Ofrecernos una experiencia a través de las emociones, repasar escena tras escena, diálogo tras diálogo. Hacer una introspección las veces que sean necesarias. Para entendernos y entender al resto.

La elección de la escena del tren no es casualidad porque la cinta también habla de cómo se hacen las películas, tal como lo hicieron los hermanos Lumière en 1895, cuando dieron a conocer la magia del cine al mundo a través de un movimiento que hoy nos parece tan lejano.

Y así comienza Los Fabelman, un viaje en tren que no se descarrila en ningún momento, aunque parezca que va a chocar más de una vez. Un viaje de Spielberg para mostrar su propia biografía. Un Steven Spielberg personificado en Sammy que despierta sensibilidades y muestra las emociones en todas sus etapas y dimensiones, desde la más superficial a la más profunda.

Los Fabelman son una familia tradicional judía con una estructura aparentemente estable. La clave de la película está en su relación con los padres. Está tan bien construido el sistema familiar que nos confirma que en realidad los padres son el origen y la respuesta de todo.

En esta familia se habla de religión, el valor del trabajo y otros temas cotidianos. Hay un desfile de personajes que son clave en el desarrollo del argumento, como las madres de los padres, y tíos (directos e indirectos). Las tres hermanas de Sammy son la contención emocional y el soporte creativo de este joven.

Lo siguen en sus ideas y le permiten concretar lo que tiene en mente hace rato. En un momento de euforia, la madre dice a sus hijos “todo pasa por algo”. Frase recurrente para escudarnos en las que, en realidad, son malas decisiones. Uno de los tantos momentos sutiles de la película.

De su padre, un muy contenido Burt, interpretado por el impecable Paul Dano, Sammy hereda la estructura mental, de ingeniero informático y de pensar con números. De Mitzi, su mamá, la creatividad, el arte y lo emocional. Uno no existe sin el otro. Y así nace el Sammy director.

El rol de Mitzi es el hilo conductor en la historia, condicionando las decisiones de su hijo, pero también movilizándolo. Michelle Williams se luce dándole plasticidad a este personaje. Si bien Sammy es el protagonista, Mitzi es quien se va desarmando al mismo tiempo que su hijo se va edificando. Da suspenso y mueve los hilos, algo que solo Spielberg sabe manejar con paciencia, sin verse tentado por la ansiedad, recordando por qué E.T.(1982), La lista de Schindler (1993) o Munich (2005) están en su destacado catálogo.

Williams ha tenido papeles importantes en la última década: Blue Valentine (2010), Mi semana con Marilyn (2011) y Manchester junto al mar (2016) no solo la posicionaron en la ruta de los premios como candidata a Mejor Actriz por esos personajes, sino también en el ojo de la crítica. La señora Fabelman no es tan desgarradora, pero sí muy inquietante. El manejo de esas pausas, el control de su cuerpo y su mirada difusa la tienen nuevamente como candidata al Oscar.

La película es un éxito porque está libre de pretensiones y tiene mucho, mucho oficio. Las dos horas y media fluyen porque cada espacio del guion está muy cuidado, resuelto y nos hace olvidar si es o no la historia de Spielberg, si es o no su familia o qué tan cierto será tal escena.

En cuanto a la dirección de arte, hay una paleta de colores muy trabajada que nos transporta cada vez que la familia se cambia de casa: desde su origen en New Jersey, un barrio casi sacado de El show de Truman; a una naciente y prometedora era tecnológica y computacional en Arizona, como si estuviéramos viendo un documental de Steve Jobs; y en la siempre veraniega California, donde Sammy se verá expuesto a sus conflictos más personales.

Otra de las claves de Spielberg es que convocó a los mejores. Con siete nominaciones a los Premios Oscar 2023, en Los Fabelman trabaja con Rick Carter, ganador a Mejor Diseño de Producción por Avatar (2009) y Lincoln (2012). Carter hace dupla con Karen O’Hara, quien también ganó la categoría en el 2010 por su trabajo en Alicia en el país de las maravillas de Tim Burton.

Atentos con la música, otro vagón que nos transporta, inspira y entretiene. John Williams es quien está a cargo de la banda sonora, un viejo conocido desde E.T. Tony Kushner completa el equipo, al menos en este ítem de nominados al Oscar. Su co escritor en Munich y aquí, en la propia biografía del cineasta.

La fórmula es larga y variada. Aquí, con una buena historia para contar sobre cine y cómo se hacen las películas. La historia de un niño, joven y adulto que las descubre, las crea y hace vean la luz. Una industria que funciona igual que una empresa y una familia. Un viaje para ofrecer y que otros puedan tomar.

FICHA TÉCNICA

Título: Los Fabelman (The Fabelmans)

Dirección: Steven Spielberg

Guion: Tony Kushner y Steven Spielberg

Elenco: Gabriel LaBelle, Michelle Williams, Paul Dano, Seth Rogen, Judd Hirsch, David Lynch

País: Estados Unidos

Duración: 151 minutos

Género: Comedia, Drama, Biografía

Distribuida por Andes Films