Crítica de cine| Los espíritus de la isla: Gente insignificante en un mundo insignificante
Los espíritus de la isla (The banshees of Insherines en su idioma original) habla de la trascendencia, de la necesidad de no se solamente un pasajero en la vida y la búsqueda de ser recordado. Habla, en el sentido amplio de la expresión, de la necesidad de ser importante para alguien.
Los espíritus de la isla es una de las nominadas a Mejor Película en los Premios Oscar, y ha causado impacto a nivel mundial. Martin McDonagh, el director no es ajeno a los reconocimientos internacionales, y ya había hecho una gran impresión hace unos años con Tres carteles fuera de Missouri.
Se trata de una comedia dramática, que relata el quiebre de la amistad entre dos amigos, Pádriac (Colin Farrel) y Colm (Brendan Gleeson). Tras años de una rutina en la que ambos siempre estaban juntos, caminaban por los mismos lugares e iban al mismo bar a la misma hora a conversar por horas, un día Pádriac es rechazado e ignorado por Colm, sin ninguna explicación.
A lo largo del filme, Pádriac hace todo lo que se le viene a la mente que pueda ayudar a entender el quiebre de su amistad y a repararla, y se mueve entre la rabia, la frustración y la preocupación honesta por lo que está pasando en la vida de su examigo.
La película tiene lugar en una pequeña isla al oeste de Irlanda. De fondo está la Guerra Civil, que solo aparece a modo de sonidos de cañones cada cierto tiempo, enfatizando la distancia y la poca importancia que tienen los personajes en los acontecimientos del “mundo real”.
Ellos escuchan, observan, pero en el gran esquema de cosas, no existen y no impactan. Hay cuatro personajes importantes en la película: Pódric y Colm, los protagonistas, Siobhan, la hermana de Pódric, y Dominic, un joven del pueblo que es problemático, y es abusado por su padre policía.
Todos ellos tienen problemas, emociones, sensaciones, pero la película nos recuerda una y otra vez que son demasiado pequeños y demasiado insignificantes para que cualquiera de las cosas que viven tenga algún impacto.
El título de la película queda mejor en inglés. Según la el folklore irlandés, la banshee es un espíritu femenino, un “alma en pena”, que se pasea por el lugar llorando y anunciando cuando vienen las muertes.
Los espíritus de la isla es un título un poco engañoso, porque la isla no tiene espíritus, no en el sentido tradicional de la palabra. El quinto personaje destacable, sin embargo, ocupa el lugar de la banshee: una vecina del pueblo que advierte que vienen muertes. La verdad es que todos los elementos vinculados con la espiritualidad y con las predicciones sobran un poco, en una película que se sostiene por si sola en los conflictos humanos de los protagonistas.
El éxito de esta película se explica, en parte, por los dos grandes temas que la definen y con los que todos podemos empatizar: la soledad y la insignificancia. El personaje de Pádriac representa lo primero. Cuando su mejor amigo lo rechaza, toda su vida gira en torno a eso: surgen preguntas como cuál es su identidad cuando está solo, qué está haciendo mal, y cómo podría seguir su vida sin tener lo que ha tenido siempre.
Pádriac representa el terror a la soledad, y la obsesión que viene con eso, la necesidad de pelear todo lo posible para recuperar a la persona amada. Eso es bastante frecuente en películas románticas, y un giro llamativo e interesante cuando se trata de una película que pone el foco en la amistad.
El segundo punto en el que la película se centra es en la autopercepción de Colm como un ser humano insignificante. No es un fenómeno desconocido ni ajeno, llegar a cierta edad y preguntarse qué has hecho realmente con tu vida, y el protagonista lo vive de forma brutal.
Desde ahí su comparación con Vincent Van Gogh: Colm llegó a un punto de su vida en que lamenta no haber dejado una huella, y en que está dispuesto a ceder, tranzar y abandonar para por fin quedar en la historia como pianista.
Lo bonito, lo irónico y lo curioso es que en esta película, pasa a la historia por sus decisiones amistosas y en ningún caso con la música. La música, es necesario decirlo, es preciosa, coherente con los paisajes campestres y con la estética general. Los dos elementos emocionales y la suma de detalles estéticos suman a generar empatía en el espectador.
Los espíritus de la isla tiene un tono trágico, con rasgos de humor negro y sátira social, y con algunos pequeños asomos de humor un poco infantil. Una de las características del protagonista, por ejemplo, es que se cuestiona su inteligencia mediante el juego constante que hace de repetir las palabras que dicen los demás, usar el lenguaje para enfatizar, decir las mismas cosas varias veces en distinto orden.
Eso, al principio, resulta entretenido, pero después de un rato y en la medida en que avanza la trama deja de notarse, y es reemplazado por cosas muchísimo más llamativas. Todo lo que hay de humor, de drama y de empatía es mérito de las tremendas actuaciones y del gran guion.
La película Los espíritus de la isla nos deja pensando, cuestionando cuál es la trascendencia que tienen nuestras acciones, y quedan una dura respuesta dando vueltas: sí podemos ser fundamentales para la gente, pero en el mundo, en el gran esquema de cosas, somos insignificantes.
Ficha técnica
Título original: The banshees of Insherines
Director: Martin McDonagh
Estreno: 2023
Duración: 126 minutos
Elenco: Colin Farrel, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Keoghan, Pat Shortt
País: Reino Unido
Distribuidora: Diamond Films.