Las Naciones Unidas alertó del riesgo que la reciente oleada de violencia en la provincia de Ituri, en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), derive en un posible genocidio.

"Hay civiles que están siendo masacrados por su identidad étnica, una vez más. Las condiciones necesarias para la comisión de crímenes atroces siguen estando presentes en una región en la que el genocidio (ya) ocurrió en 1994", señaló Alice Wairimu Nderitu, la asesora especial de la ONU para la Prevención del Genocidio. "Tenemos que hacer todo lo posible para asegurar que la historia no se repite", insistió Nderitu en un comunicado.

La ONU se expresó así después de que "cascos azules" de la organización hallaran la pasada semana 49 cadáveres de civiles -incluidas doce mujeres y seis niños- en fosas comunes en dos localidades de Ituri tras ataques efectuados por el grupo rebelde Cooperativa para el Desarrollo del Congo (Codeco).

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Nderitu recordó que la violencia en esa región es resultado en parte de luchas por recursos naturales, pero tiene su raíz en las tensiones entre las comunidades lendu (agricultores) y hema (pastores) que ya dejaron miles de muertes entre 1999 y 2003.

Los ataques de grupos armados contra localidades de la zona volvieron en 2017 y en los últimos meses se ha visto una importante escalada de la violencia, sobre todo por parte de Codeco, que representa a la comunidad lendu y se formó como grupo armado en 2018 para luchar contra los abusos del Ejército congoleño.

"La situación en Ituri es extremadamente volátil. Si no actuamos rápidamente, la región puede verse sumida en crímenes atroces como sucedió en el pasado", insistió la asesora de la ONU para la Prevención del Genocidio.

Desde 1998, el este del Congo, está sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de las Naciones Unidas en el país, con más de 16.000 uniformados sobre el terreno.