Vivimos en la era de la reutilización y reciclaje, pero algo que no se nos ocurre aún reutilizar de forma adecuada son nuestros propios excrementos. El trabajo más galardonado de la periodista Lina Zeldovich, analiza las formas en que se pueden reutilizar las heces humanas como fuente de energía renovable o fertilizante orgánico.

Lina Zeldovich está en Chile en estos días para participar del Congreso Futuro, que reunirá a cientos de científicos trabajando para el futuro. Allí será parte de un bloque sobre recuperación de suelos, donde podrás conocer las ideas planteadas en su libro “The other dark matter” (La otra materia oscura), en que investiga las formas en que se está comenzando a reutilizar este deshecho humano, y las consecuencias de no hacerlo.

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El ciclo roto

La mayoría de los alimentos que se consumen en un lugar, vienen de otro sitio diferente. Y ese alimento, al crecer, extrajo nutrientes del suelo. Pero luego de consumirlo, las personas no vuelven a reinsertar esos nutrientes en la tierra y eso produce un desbalance.

En vez, esos nutrientes se defecan y gestionan a través de alcantarillas, sobrefertilizando el agua con nitrógeno, lo que propicia la aparición de floraciones de algas y afecta distintos ecosistemas marinos. Los biosólidos remanentes del proceso se queman o depositan con la basura, emitiendo gases contaminantes.

Y mientras las aguas se saturan de nutrientes, compensamos lo quitado del suelo con agroquímicos como nitrógeno sintético, hecho con combustibles fósiles en un proceso de producción contaminante. El libro de Zeldovich plantea el problema e investiga las iniciativas, algunas rudimentarias, otras tecnológicas, en que se está cambiando la forma de gestionar las heces humanas en distintas partes del mundo.

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