Juan Andrés Lagos: “Hay que mantener el proceso constituyente y hacer todo por ganarlo”
- Las proyecciones del Presidente Gabriel Boric, la gran derrota del Apruebo y la derecha empoderada. ¿El gobierno está en un escenario crítico?
No ha sido fácil. Creo que se cometieron y cometimos, diversos errores no forzados.
En primer lugar, por la no implementación de políticas públicas para mitigar la crisis social de millones y millones de familias, que se agudizó en el 2022. Esto, sumado que a comienzos de ese año, y hasta bien avanzado el 2022, hubo un triunfalismo absurdo, carente de realidad. De ahí la urgente y necesaria aplicación de políticas públicas en diversos planos socio-económicos. Políticas sociales y también de seguridad que han ido desde el enfrentamiento duro y puro de flagelos como el crimen organizado, el robo de madera y al narcotráfico.
Suma los estudios serios, cualitativos, que comprueban que a lo menos cuatro millones y medio de personas que votaron Rechazo lo hicieron por el voto obligatorio, porque hace mucho tiempo que no votaban; entonces asociaron su voto con un rechazo al gobierno, a las instituciones políticas, al Congreso, al gran empresariado también. Ahí la astucia de la derecha fue fondearse en el plebiscito de salida: fueron bien disciplinados y les resultó bien.
-Pero es que a principios del 2022 el Apruebo iba como avión. ¿En qué falló la gente del Apruebo? ¿Qué hizo mal?
En primer lugar, los del Apruebo hicimos una campaña espejo, le hablamos a las y los convencidos, les hablamos desde nuestros triunfalismos. Con todo, no era fácil visualizar lo que podía pasar, y que pasó con creces: que la ciudadanía en situación precaria se quedó sin retiro; que el proyecto alternativo de nuestro gobierno también fue rechazado, y se cayó; que la derecha y la mass media hegemónica se fue en picada, y con todo, en medio de una campaña de desprestigio violenta al proceso constituyente; que los flagelos que generan real temor e inseguridad en la población indefensa afectaron directamente en cómo las personas votaron. Que esas cuatro millones y medio de personas, le repito, en una cantidad muy importante, asociaron el proceso constituyente a nuestro gobierno. Pero lo hicieron negativamente.
Por otro lado, la hegemonía mediática en Chile es un factor determinante en la construcción de subjetividad, de acción política, cultural, de conocimiento social. Entonces la fuerte crisis social, la inseguridad e incertidumbre, más el efecto mediático de la prensa chilena, explican en una medida importante el Rechazo.
[caption id="attachment_753748" align="aligncenter" width="900"] Borrador de nueva Constitución[/caption]
- Fuera de las razones tras la derrota del Apruebo. A su juicio, ¿la propuesta de Nueva Constitución era un gran proyecto?
Creo que es un gran proyecto, humanista, democrático, feminista, de reconocimiento a nuestros pueblos. Obviamente incompleto, porque piense usted que no incorporaba la urgente nacionalización de recursos como el litio y el cobre, ni tampoco asuntos sustantivos para a lo menos equiparar la inmensa y hasta inhumana desigualdad y asimetría entre el capital y el trabajo humano, que en Chile es brutal. Pero queda como un programa de futuro.
- Un proyecto que se rechazó muy mayoritariamente...
Sí, absolutamente. No se saca nada con no asumir y no reconocer ese hecho, que además es un pronunciamiento que proviene del ejercicio de la soberanía popular. Ese resultado no es sólo y exclusivamente un hecho electoral, es un hecho político; social; cultural profundo.
El punto es que no es para nada bueno decir, “borrón y cuenta nueva”, “le echamos pa’delante”, porque para enfrentar el desafiante escenario del presente año es totalmente necesario mirar la realidad, hacer la autocrítica. Y por favor, lo planteo con humildad, pero con énfasis, no le sigamos disparando a las y los mensajeros que hacemos críticas, propuestas, porque la mal entendida lealtad, en parte significativa, nos tiene en donde estamos.
- Usted se refiere a evitar caer en esa actitud triunfalista, que nubla la realidad.
Claro, y para graficar se lo puedo explicar de esta forma: Yo creo que a lo menos se pueden visualizar dos tiempos sociales y políticos este año. Muy claros. Antes del 4 de septiembre, y después. Piense usted que la derecha se abre camino para tomar la ofensiva a partir de marzo, de menos a más, porque no estaba del todo empoderada, como ahora mismo. Obviamente, el resultado del 4 les da cancha, y la están usando totalmente, tienen una alta representación en el Parlamento.
Creo que nuestro gobierno hace giros y rectifica, después del 4. Comparto mucho las tonalidades, en forma y fondo del Presidente Boric este segundo tiempo del 2022 recién pasado. Hubo un cambio de gabinete, se incrementa con creces la batalla contra los flagelos como el crimen organizado, robo de madera, narcotráfico. La derecha, en forma mezquina y politiquera, exige “más”, pero no son capaces de asumir que sus gobiernos, y también los otros que hubieron, no hicieron nada siquiera parecido a lo que hoy se está haciendo. Quien propuso un Acuerdo Nacional para combatir estos flagelos, es nuestro gobierno. Quien impulsa un Plan Nacional contra el crimen organizado, es nuestro gobierno. Y creo que la ciudadanía lo valora, aun cuando sabe, -porque lo vive-, que los flagelos siguen siendo, cotidianamente, una atrocidad para las personas y las familias.
Creo que tras la derrota del Apruebo, se abrió la puerta para adoptar medidas de políticas públicas que son urgentes de implementar. Los partidos de las dos coaliciones hemos entregado propuestas a nuestro gobierno muy concretas, y bien estudiadas.
Dicho esto, y lo digo con toda humildad, creo que tales acciones se debieron haber hecho mucho antes, a comienzos de año, y ahora, el tiempo social y político se termina.
El asunto es que ya ha pasado agua bajo el río, el 4 de septiembre no es un hecho episódico. Esas medidas son urgentes, de ayuda y mitigación para las millones de familias que la están pasando muy mal. Para las pequeñas y medianas empresas, que esencialmente producto de su dependencia al sistema bancario y al crédito, se ahogan día a día.
De hecho, mire usted, lo positivo que ha sido cómo nuestro gobierno enfrenta la tragedia social de los incendios de Viña. Mire usted las inmensas expectativas que hay respecto de la reforma de pensiones o de la reforma tributaria. Incluso la forma en que se abre el camino de diálogo con las comunidades Mapuche.
[caption id="attachment_805281" align="aligncenter" width="1250"] Presidente Gabriel Boric en el anuncio de ayudas económicas. Agencia Uno[/caption]
-¿Y cómo se vincula ese accionar del gobierno con lo que se viene este año? Me refiero a esta priorización de una agenda social de lo urgente, lo actual, una realpolitik.
Se relaciona absolutamente, totalmente. Las elecciones van a estar marcadas por este estado de subjetividad social. Es un hecho que se debe considerar con mucha profundidad. Ya tenemos la experiencia del año pasado. Y más, porque las correlaciones sociales y políticas cambiaron. Hoy estamos dando la pelea para sostener el proceso hacia una nueva Constitución, para luchar por un estado social de derechos (vivienda, salud, educación, salarios y pensiones), para cambiarle el carácter subsidiario al Estado, herencia fundamental de la arquitectura pinochetista impuesta tras el golpe de estado terrorista.
Para este camino, necesitamos acuerdos, no hay otra posibilidad. Y no soy partidario de mirar este proceso desde la postura de que “me gusta, o no me gusta”.
Perdimos, y la derecha está a la ofensiva, aún. Pero podemos revertir ese cuadro socio-político, y la firma del Acuerdo es parte de este proceso de reactivación y acumulación de fuerzas desde una derrota táctica. Mantener el proceso constituyente es clave, y hay que hacer todo por ganarlo.
Para mí, la élite criolla tiene una especie de obsesión porque “todo sea ordenadito”; y porque este proceso derive en que la nueva Constitución, si es que llegamos a eso, sea para decenas, y decenas, y decenas de años. Es que asocian todo eso a una gobernabilidad que surge del pacto transicional de los noventa del siglo pasado. Si usted mira la historia de Chile, primero, eso no ha sido así; segundo, invariablemente, las luchas populares, considerándolas en su mérito de acuerdo al tiempo histórico en que fueron, siempre han sido motor clave hacia el cambio constitucional.
- El proceso constituyente sigue abierto entonces.
Creo que sería un paso adelante, bien relevante, si logramos una nueva Constitución que, con limitaciones, logre establecer asuntos fundamentales, como los planteados anteriormente. Como el término del Estado subsidiario, y la conquista de derechos sociales.
¿Pero eso cierra el proceso histórico-político como si fuera el fin de la historia? Para nada. Más bien creo que lograr una nueva Constitución, en las actuales condiciones, potencia la posibilidad de seguir luchando por un estado constitucional democrático, participativo, profundo, de igualdad y justicia plena, con soberanía popular plena. Hay que partir de la base que aquí hay sectores que no quieren una nueva Constitución, y otros que sólo buscan imponer limitaciones de todo orden.
Por eso firmamos el acuerdo, para seguir incidiendo en ese camino, que es dialéctico y no se cierra. Mire, si hubiera ganado el Apruebo, tampoco el proceso constituyente habría quedado cerrado, porque habríamos seguido bregando por cuestiones tan fundamentales como la nacionalización de nuestros recursos y fuentes de energía. Ahora, con mucho mayor razón. Nunca hay que dejar de incidir, más cuando somos un sector, y un pueblo, al cual en forma permanente, en la historia, se ha buscado excluir, con represión, con crímenes, con leyes políticas.
-¿Cuál cree que es la base de un proceso así, con estas limitaciones y con esta correlación de fuerzas?
El protagonismo del pueblo, la participación popular en todos los aspectos. Su movilización, sus propuestas, su incidencia. Eso es lo que puede incidir a favor de lograr un paso adelante. Los partidos no son para nada suficientes. Para nada. Creo que el mundo municipal, el mundo de las academias, de los movimientos sociales y territoriales de todo tipo, deben jugar un papel fundamental. Hay que abrir los espacios para que esto ocurra. Las millones y millones de personas que salieron a las calles, que votaron en plebiscitos, en elecciones, que participaron en miles y miles de cabildos, son el factor determinante. Valoro enormemente el Congreso Consultivo de la CUT, realizado hace poco, con centenares de delegadas y delegados de todo el país. Ahí debatieron el proceso constituyente, y acordaron impulsar propuestas y demandas. Todas estas expresiones siguen latentes, no hay que temerles. Hay que darles espacio, para que se hagan manifiestas y aporten propositivamente en el proceso. Eso es clave.
-2023, 50 años del golpe de Estado….
El proyecto popular que encabezó Salvador Allende es un proyecto inconcluso, pero no derrotado. La historia no se repite, pero los proyectos de emancipación tienen sentido de clase, impronta ética y estética, lógica nacional y también internacional. Sólo la violencia de un golpe de Estado, del terrorismo, la descarada intervención norteamericana, pudieron impedir que ese proceso continuara, con avances y retrocesos. Allende, el 11 de septiembre de 1973, iba a convocar a un plebiscito, para que el Pueblo de Chile se pronunciara respecto de una propuesta de nueva constitución política para Chile.
Las y los golpistas, al tanto de esto, adelantaron el día del golpe de Estado para el 11 de septiembre.
Esto le da a los 50 años un sentido de futuro, no de pasado. Chile sigue necesitando un proceso de emancipación profundo, como el de la Unidad Popular, que fueron décadas y décadas de construcción. Piense usted que el joven médico Salvador Allende, a los 31 años, fue ministro de Salud del gobierno de Pedro Aguirre Cerda, un gobierno que abrió con reformas, grandes brechas al estado capitalista.
Era un revolucionario y un internacionalista profundo. Su legado tiene plena vigencia.
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